“You're always tellin' me what to do, nag, I just can't seem to get rid of you, nag” Arthur Crier.
Eficiencia energética es producir y generar los mismos o mayores bienes y servicios con menor uso de energía. Imponer medidas restrictivas no es eficiencia energética, sino de control y con objetivo recaudatorio -multar más-. No existe justificación para estas medidas intervencionistas que copan los titulares las imponga España o cualquier otro país.
La decisión de apagar edificios por la noche tiene muy poco impacto en la demanda de gas natural y enorme en la seguridad. La demanda de gas natural en un día típico de verano ya cae entre un 20 y un 25% entre las 23 horas y las 8 de la mañana (datos Enagás). Sin embargo, “la energía eléctrica y la iluminación adecuada además de mejorar la vida urbana tienen un efecto adicional: reducir la tasa de criminalidad durante la noche” según Ariel Yépez, jefe de la División de Energía del Banco Interamericano de Desarrollo.
La solución a un riesgo de suministro es aumentar la diversificación y fuentes de suministro, no la represión.
No podemos olvidar que los mismos que nos dicen que hay que quitarse la corbata y poner el aire acondicionado a 27 grados han creado un conflicto diplomático con Argelia, nuestro mayor suministrador de gas natural, y con ello se ha reducido más de un 40% el gas argelino llevando a que España tenga que consumir un gas de Rusia que no consumía antes.
Imponer medidas restrictivas no es eficiencia energética, sino de control
La ministra Raquel Sánchez ha llamado “aldea gala de Putin” a la Comunidad de Madrid por rechazar unas medidas innecesarias y contraproducentes. Curiosamente, la desastrosa gestión diplomática del gobierno con el conflicto entre Argelia y Marruecos ha llevado a que las importaciones de gas ruso subieran un 3,2% en el primer semestre de 2022 con respecto a la primera mitad de 2021 y se hayan desplomado las importaciones de gas argelino un 41%. Italia, mientras tanto, cerraba acuerdos con Argelia para fortalecer el suministro.
La solución es cerrar muchos más tratados bilaterales y acuerdos comerciales con otros suministradores de gas natural, continuar desarrollando eólica y solar, fortalecer y prolongar la vida de las centrales nucleares y desarrollar nuestras reservas de gas natural, que está prohibido.
España es el único país de Europa que mantiene el calendario de cierre de centrales nucleares cuando hasta Alemania se plantea prolongar la vida útil de las que están en marcha.
Si queremos mejorar en eficiencia y en consumo, lo que se debe hacer es invertir en tecnología, no multiplicar el gasto corriente que supone mucho mayor consumo energético.
Desde un punto de vista de demanda y oferta global la batería de limitaciones anunciadas no tiene sentido. La demanda europea de gas natural supera los 549 bcm al año. Europa importa 150bcm al año de Rusia. Reducir la demanda artificialmente un 15% -si es que se hace- tiene muy poco impacto en el balance oferta-demanda global, ya que lo absorbe China, India y otros, y sin embargo tiene un impacto enorme en la economía europea. Es peor.
Si queremos mejorar en eficiencia y en consumo, lo que se debe hacer es invertir en tecnología
España consume unos 32 bcm de gas. Cortar un 10% es completamente irrelevante para Rusia, para el mundo y para el mercado de gas natural. Es más, es irrelevante para el déficit comercial de nuestro país -o la Unión Europea- porque en el momento en el que se anunció que Europa iba a limitar la demanda de gas subieron los precios entre un 4,5% y 5%. Limitar temporal y artificialmente la demanda de gas natural solo daña al que lo implementa y perpetúa el uso a largo plazo. Contrae la economía, pero no cambia el mix energético.
Dejar de consumir un 15% de gas no hace daño a Putin. El 24 de julio se alcanzó un récord histórico de venta de gas natural de Gazprom, la gasista rusa, a China, y el consumo chino vía gasoducto se ha disparado en los últimos doce meses, Desde la invasión de Ucrania, China ha importado más de 25.000 millones de dólares de productos energéticos de Rusia y en junio esas importaciones aumentaron un 72% con respecto al año anterior.
La Unión Europea parece tomar medidas energéticas pensando que el resto del mundo no existe. Es imposible pensar en un embargo energético a Rusia mientras el resto del mundo, Asia en particular, aprovecha los descuentos ofrecidos para consumir mayores cantidades de Rusia. En los primeros seis meses de 2022 el superávit comercial de Rusia se ha disparado a un máximo histórico de $135.000 millones con exportaciones de $154.000 millones.
Contraer la demanda de gas natural de Europa no ha hecho nada en el balance de oferta y demanda global. La demanda de gas natural en Europa ha bajado un 10% en los primeros seis meses de 2022 según la IEA y el impacto en el balance de oferta y demanda global es inapreciable y mucho menos en el precio de la materia prima.
Como he comentado, la Unión Europea supone 549 bcm de la demanda global de gas. China y Asia Pacífico son 907 bcm y la demanda global es 4.083 bcm según la IEA. Cortar artificialmente un 15% de la demanda de gas europeo no llega a ser un 2% de la demanda mundial y no reduce en nada la dependencia del gas ruso.
Limitar el consumo desde la represión legal solo busca recaudar más vía multas y genera el efecto contrario al que se vende. ¿Por qué? Al limitar el consumo de manera artificial y temporal desde la represión legal solo se consiguen dos cosas: Por un lado, empeorar la economía y por el otro lado que se perpetúe a largo plazo el consumo energético ya que no se promueve ni la innovación tecnológica que permite la eficiencia ni el cambio de patrón económico. En realidad, lo que el gobierno llama “políticas de eficiencia energética” son políticas recaudatorias y de impacto inexistente.
Los estudios sobre el efecto perverso de las medidas de falsa eficiencia energética son claros. “No es posible que contengan o detengan la dinámica cambiante de la demanda de energía o los complejos cambiantes de la práctica de los que depende” explica Elizabeth Shove.
Un gobierno que torpedea el suministro de nuestro principal socio en gas natural, cierra nucleares, pone impuestazos a las empresas que más invierten en solar y eólica e introduce inseguridad jurídica constante en la inversión en energía con cambios regulatorios aleatorios y dañinos no puede exigir a los ciudadanos asfixiarse en verano y helarse en invierno.
No tiene ningún sentido exigir a los ciudadanos pelarse de frío en invierno y ahogarse de calor en verano mientras se anuncia el mayor aumento de techo de gasto público en años. Eso es enorme consumo de energía.
Si quieren reducir el consumo de energía, que recorten el ingente gasto público y los más de 60.000 millones anuales en ineficiencia en dicho gasto que refleja el IEE. Eso sí que es un consumo enorme de energía.