Juvencio Maeztu es el español que más manda en Ikea y quiere que las tiendas de la compañía sueca en nuestro país se encuentren "a menos de diez minutos de cada hogar". Este gaditano ocupa actualmente el cargo de director financiero y vicepresidente mundial de Ingka Group, la sociedad que concentra el 90% de las ventas del gigante de los muebles.
Maeztu fue el encargado de orquestar el desembarco de Ikea en India. De aquel momento, recuerda que, tras conocer a una señora que mantenía a sus hijos vendiendo bolsos fabricados con tetrabricks y plásticos a 100 rupias (1,25 euros), decidió que había que hacer una reestructuración para ofrecer 1.000 productos a menos de dos euros.
Tras vivir y trabajar en varios países y ser jefe de tienda en múltiples ocasiones, ahora está radicado en Holanda, pero vuelve cada año a su Cádiz natal. En una de estas visitas ha invitado a EL ESPAÑOL-Invertia al establecimiento que tiene la compañía en Jerez de la Frontera.
Centros urbanos y puntos de recogida
El plan de Ikea es crecer en España con la premisa de "situarse a diez minutos de cada hogar", asegura Maeztu. Más allá de sus ya existentes grandes superficies, ahora busca acortar distancias con el ciudadano con la apertura de centros urbanos y puntos de recogida.
De hecho, Ikea invertirá 150 millones de euros para abrir centros más pequeños en las ciudades en los próximos años. Para 2023, el objetivo es contratar 750 empleados más en España.
Más allá de nuestras fronteras, uno de los objetivos globales de la compañía es mantener el bajo precio en esta época de subidas generalizadas de costes. La segunda meta consiste en ser sostenibles en sus inversiones.
"No solamente queremos neutralizar el impacto negativo, sino que buscamos crear un impacto positivo", asegura Maeztu. Añade: "Al final tenemos que responder a la pregunta de si Ikea desapareciera del mundo, ¿este sería peor o mejor?".
"Si la respuesta es que el mundo sería peor significa que Ikea tiene un impacto positivo en el clima, crea empleo y tiene productos que hacen una vida mejor para el cliente o para que reduzca su huella climática y sean asequibles", argumenta.
Ingka Group cuenta con 160.000 empleados en 32 países y tiene tres grupos empresariales. El primero es Ikea Retail -las tiendas comúnmente conocidas- y el segundo es Ingka Center.
Este último, además de contar con la tienda, crea un centro comercial en su entorno. Está presente en 17 países y España es uno de ellos. En concreto, se encuentra en Jerez de la Frontera (Cádiz) y Valladolid.
El tercero es Ingka Investments y su actividad principal consiste en invertir para "acelerar los objetivos de la empresa, sobre todo en temas de clima". "Invertimos en empresas de circularidad. Por ejemplo, ahora acabamos de comprar una que recicla un millón de colchones al año en Holanda", detalla.
Ocho valores corporativos
"Se recicla, todo vuelve a la cadena de suministro y además se gana dinero", subraya. En este punto, Maeztu defiende que debe funcionar como negocio porque de lo contrario sería caridad y, "por definición, esta es limitada".
Ingka Group cuenta con ocho valores corporativos "muy definidos". "Lo comparo con mi familia, no es perfecta pero es con la que quiero estar", bromea Maeztu. Algunos de esos valores son el cuidado del planeta, la sencillez para alejarse de la burocracia y complejidad y el liderazgo basado en el ejemplo.
En el caso de los líderes, el vicepresidente mundial de Ikea considera que el objetivo es crear resultados, colaborar y cocrear, comunicar con impacto, desarrollarse a sí mismo y a los demás y liderar en lo desconocido.
"Es fundamental liderar con el ejemplo, cualquier cosa que haces o dices influye en los demás", asegura Maeztu. Defiende que hay que ser muy tenaz en que haya consistencia en lo que se dice y en lo que se hace, y cree que "la mejor forma de manejar los dilemas es tener un compás moral que te ayude a tomar decisiones".
En el caso de los perfiles más demandados, asegura que el requisito para los empleados es que "encajen en los valores de la compañía" y que "estén obsesionados por crear un mundo mejor".
"Estamos en un mundo en el que ahora mismo hay muchas razones para estar influenciado por las cosas malas que pasan. Es importante reconocer la realidad, pero a partir de ahí necesitamos líderes que tengan una opinión positiva del futuro y que tengan ganas de trabajar para cambiar las cosas", remarca.
Preguntado por las habilidades que se demandarán en el futuro, Maeztu considera que la conexión empresa y universidad es "fundamental" y que una cualidad necesaria para los profesionales del futuro es "manejar las interdependencias": "Buscamos gente que tenga más conocimiento, no solamente en profundidad, sino en amplitud".
Uno de los datos que más enorgullecen a Maeztu es que el 50,2% de los directivos globales son mujeres y que, en el caso de España, las directivas suponen el 55%. En el caso del consejo de administración a nivel mundial, el dato baja ligeramente al 48%.
El reto ahora es avanzar en la diversidad de nacionalidades, razas u orientaciones sexuales. "No hay que hacerlo solamente por una cuestión de Derechos Humanos, porque lo es, sino también porque en un negocio es una suerte trabajar con un equipo diverso, realmente funciona mejor y las decisiones se enriquecen", concluye.