Las consecuencias de la sequía llegarán hasta la barra del bar. La caña, doble y todos los demás formatos en los que se toma cerveza en España, que normalmente se elabora con cereales en su inmensa mayoría nacionales, pasarán a ser, al menos en origen, cada vez más extranjeros por la sequía, que obliga a aumentar las importaciones de cebada.

Es algo que admite la industria y que ya se notó el año pasado, también marcado por la escasez de precipitaciones que cambiaron las reglas del juego: si habitualmente el 90% de los cereales empleados para elaborar 'las cañas' procedían del campo español, el pasado curso ese porcentaje se redujo considerablemente.

Analizando los datos se puede comprobar cómo si la media de importaciones de cebada en los últimos cinco años han sido del 10%, el año pasado esa cifra aumentó hasta el 25%.

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No toda esta cebada se usa para producir cerveza, pero los malteros sintieron en todo caso el golpe. Aumentaron hasta el 15% el volumen de cebada no española usada en la pasada campaña, estiman desde Cerveceros de España.

Empeoramiento

Son datos que pueden aumentar teniendo en cuenta la sequía actual. El año pasado, cerca de 770.000 toneladas de cebada procedentes de los campos nacionales -que cultivaron entre 2,4 y 2,5 millones de hectáreas en total- se destinaron a la elaboración de malta. Una cifra que desde el sector agro se considera imposible repetir.

"En secano habrá perdidas de forma generalizada de casi el 80% de producción y en regadío, como se trata antes para recoger antes, la cosecha no va a ser demasiado abundante", indican a este periódico fuentes de COAG.

Asumen sin ambages ya que la campaña "va a ser deficitaria". Su previsión es que este año "tenga que venir también bastante cebada para la cerveza". Es imposible hacer estimaciones, pero el horizonte es más negativo que hace un año: "se necesitará como mínimo importar la misma cantidad que el año pasado y quizá un poco más".

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"Es verdad que las lluvias han llegado tarde", comenta a EL ESPAÑOL-Invertia Jacobo Olalla, director general de Cerveceros de España. La principal materia prima de la cerveza se ha visto afectada en los últimos tiempos también por la invasión rusa de Ucrania, pero la condición española de "gran productor" de este cereal solía ser suficiente para abastecer a los productores.

Ahora, indica, todo depende del aprovisionamiento que tengan las diferentes empresas, lo que determinará las necesidades de compra. El sector está dominado por tres grandes compañías, Mahou San Miguel, Grupo Damm y Heineken, que produjeron en total unos 34 millones de hectolitros -unos 10.200 millones de latas- en 2022. Cada uno afronta la situación a su manera.

Por ejemplo, Heineken confirma que está importando más. Las compras proceden de mercados como Reino Unido, Francia o Dinamarca. Ya en el caso de Mahou San Miguel, se indica que, al menos por ahora, no se están viendo afectados.

"Sí es cierto que estamos en continuo análisis para estar preparados", agregan desde la compañía.

Los precios

¿Que haya más importaciones implicará que se encarezca la cerveza? Si el argumento para que se produzca es el aumento de costes, las importaciones de cebada no tendrán demasiado peso en esa decisión.

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De acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura, los precios de la cebada en los mercados internacionales han ido en descenso en el último año. Tomando como referencia la cotización más reciente, de junio, han caído un 38% en Francia en un año, por ejemplo. 

Una corrección tras los picos de precio de 2022, marcados por la invasión de Ucrania. También fue un año de inflación disparada, que sí se apreció con claridad en el precio de la cerveza. Ahora la cerveza rubia es un 16% más cara que hace un año, según el INE, en tanto que otros tipos se han encarecido un 17,6%.

Pese a ello, no se resiente el consumo. El año pasado se consideró de hecho el año de la recuperación, con un consumo per cápita se situó en 58 litros, una cantidad en la que se incluye a turistas, que se duplicaron en 2022.