La inflación volvió a repuntar en julio. Tras un breve periodo de moderación, los precios se elevaron un 2,3% (el mes anterior el incremento fue del 1,9%). De nuevo, la sorpresa más desagradable llega del ámbito de los alimentos, cuyos precios se elevaron un 10,8% respecto al mismo periodo del año pasado.
¿Qué pasará en los próximos meses? Lo que se prevé es que el coste de los alimentos siga elevándose este año. Y no se descarta que en dobles dígitos, como viene ocurriendo desde abril del año pasado.
Este se debe, principalmente, a que las subidas de precio de las materias primas y de la energía experimentadas durante el último año todavía no se han trasladado del todo a la cadena de producción de los alimentos. De ahí que las subidas de precio no bajen del 10% desde la primera mitad de 2022.
Así lo explica el Banco de España. El ente de supervisión pone de ejemplo, particularmente, el caso de los cereales, cuyas subidas de costes todavía no se estarían aplicando en todo el proceso de producción.
En este caso hay que sumar, además, que el cereal y el grano de Ucrania (como el girasol) vuelve a estar atrapado en sus puertos. Esto está provocando, de nuevo, un encarecimiento global de estos recursos con el efecto en cadena que ello tiene en los mercados agrícolas y ganaderos.
El ente también pone de ejemplo la leche, otro de los productos alimenticios que más han subido en el último año. En este caso, se da un problema de oferta, puesto que se han matado más vacas lecheras de lo previsto en la Unión Europea, reduciéndose la producción de leche para la fabricación de productos lácteos. Con lo cual, se encarece.
Además, cabe recordar que la subida de precios de los alimentos podría ser incluso mayor. Lo que lo impide es la rebaja del IVA que está aplicando el Gobierno en varios de estos productos, que se mantendrá hasta finales de año.
[La CNMC constata que los supermercados aplican la rebaja del IVA en los alimentos]
Concretamente, se ha bajado del 10% al 5% el IVA de los aceites, incluido el de oliva, y las pastas. Por otro lado, ha pasado del 4% al 0% en el caso del pan común, las harinas panificables, las leches producidas por cualquier especie animal, los quesos y los huevos.
No hay que olvidar que el Banco de España pronostica que el incremento de los precios de los alimentos será, de media, del 12,2% para este año, muy por encima del 7,8% que había previsto en su anterior pronóstico.
El efecto de la subida del precio de los alimentos en las economías familiares es notable. Según recoge Europa Press, hacer una tortilla de patatas cuesta este verano un 20,4% más que hace un año. Mientas, comer crustáceos, moluscos y preparados de pescado sale un 8,1% más caro y desayunar una tostada con mantequilla cuesta casi un 12% más.
Dentro de las subidas de precio, destacan especialmente los incrementos interanuales del azúcar (44,2%), los aceites y las grasas (20,4%), la leche (17,7%), las patatas (16,7%), la carne de porcino (15,8%), otros preparados alimenticios (13,6%), los refrescos y los zumos (13,4%), los preparados de legumbres y hortalizas (13%) y los huevos (12,8%), según los datos del INE.