La gran bajada registrada por el aceite en el último mes, en el que han caído un 8,4% los precios en origen, será un espejismo para los consumidores. No se sentirá en el supermercado, vaticina el sector, que vislumbra un 2024 casi idéntico a este año que se acerca a su fin, aunque esta campaña se calcule que dejará un 15% más de producción.
Ese crecimiento no cambiará demasiado el paisaje para el próximo año, en el que habrá por regla general una estabilidad para el 'oro líquido': ni bajará acusadamente su precio, ni tampoco seguirá rompiendo barreras psicológicas, como aquella de los 10 euros por litro que se ha hecho añicos en 2023.
"A priori no esperaría que vayamos a ver otra vez un precio que nos vaya a sorprender". Es el pronóstico de la Interprofesional del Aceite de Oliva, una organización que agrupa a todos los eslabones de la cadena de producción y comercialización de estos aceites. O sea, la voz unificada. Su gerente, Teresa Pérez, es diáfana sobre lo que se puede esperar: cambios de precio -si es que llegan- casi imperceptibles y que dependerán en exclusiva del consumidor.
Porque la producción, remarca, es la que hay. Esta campaña, que se extenderá hasta el inicio del próximo año, viene marcada por una prologada sequía que ya causó estragos en la anterior recogida.
Si el año pasado se considera catastrófico, con menos de la mitad de producción de la que se obtiene en un año normal (se obtuvieron unas 664.000 toneladas), para la actual la previsión sigue corta. De acuerdo con el aforo del Ministerio de Agricultura, esta vez serán 765.300 toneladas.
A priori, un buen dato, porque es un 15% más, pero también pesimista, porque es un 34% menos del que se logró en la media de las últimas cuatro. Y si se tiene en cuenta el stock -los remanentes que se guardan de la anterior campaña-, advierte Pérez, en realidad habrá tan poco aceite como el año pasado.
"La campaña pasada empezábamos la campaña con un stock de lanza y con un aceite almacenado en depósitos que era 100.000 toneladas más que este año. Por lo tanto, aunque vayamos a producir 100.000 a 120.000 toneladas más, estamos en ese equilibrio. Es decir, vamos a tener el mismo volumen de aceite disponible", explica.
Campaña adelantada
Entonces, ¿por qué han bajado tanto los precios en origen en el último mes? "No se debe a ninguna otra cosa más allá de que ha habido una campaña adelantada. Prácticamente la totalidad de las productoras, incluso las que tradicionalmente cosechaban más tarde, llevan ya más de una semana produciendo. Por lo tanto, se ha empezado a incrementar el volumen de aceite disponible", comenta.
Se llega así al primer espejismo. El segundo es pensar que ese descenso llegue a los lineales, el final de un camino en el que se suman los costes de envasado y distribución, teniendo además en cuenta que la aceituna de este año, de menor tamaño por la escasez de agua, está generando menos rendimiento. "Esa bajada sería una bajada muy, muy pequeña, con lo cual es difícil que lo llegue a percibir el consumidor".
Para que se notara, tendría que seguir en caída el precio durante varias semanas, algo que ya está negando la realidad. De acuerdo con los datos del observador de precios en origen Infaoliva, los valores ya han vuelto a remontar: el virgen extra está en 7,45 euros el litro, tras haber descendido sin frenos durante un mes hasta los 7,3 euros registrados hace apenas una semana.
No sorprende al sector. "Todo va a depender de cuál sea la evolución de la demanda", insiste Pérez. O sea, de cuánto esté dispuesto a seguir pagando el consumidor. "De ahí podríamos encontrarnos que si hay una demanda muy fuerte, el precio repunte o que si hay una caída de demanda porque los mercados exteriores no muestren la fortaleza de los consumidores españoles, se produzca una bajada".
Es jugarlo todo a una carta complicada, porque el aceite de oliva cada vez es más valorado por el consumidor de otros países en los que el oro líquido no es un producto de uso diario. Es decir, se entiende como algo casi gourmet y, por consiguiente, por lo que no importa a priori pagar un poco más.
Así que, ¿qué perspectivas afronta el aceite? Para 2024, un panorama que no acabará de definirse hasta que acabe la campaña a principios de año, aunque el sector confía en que éste sea el último año aciago.
"Sería una cosa muy, muy extraña que se encadenaran tres o incluso cuatro campañas cortas", apunta Pérez. Van dos. La sensación en el sector es que el próximo año puede ser el de la ansiada lluvia, que permita al olivar español (25% de olivar en regadío y un 75% de secano) entrar en una nueva fase. Una en la que, ahora sí, podrían llegar bajadas notorias.