"Algo raro sí que vemos". Así resume Alfonso Maceda, presidente de la Asociación de Hosteleros de Sevilla y provincia, el sentir de los propietarios de bares y locales de ocio de la ciudad, que observan con asombro y "preocupación" lo que consideran la 'caza' a veladores ilegales por parte del Ayuntamiento.
Porque así entienden el acelerón de Urbanismo en lo referido a vigilancia, y sobre todo sanción, con multas de 600 euros, a una ristra de locales que no deja de crecer. En las últimas semanas han caído en ese grupo La Estrellita, Bravo café y copas o El patio de San Eloy en San Jacinto, que tendrán que quitar mesas y sillas.
También The Merchant, el pub inglés de la calle Canalejas; y la Gintonería de Marqués de Paradas o Copa 66, en la Alameda, o el Dos de Mayo, en la Gavidia. La lista empieza a ser tan larga que incluso se calcula que las multas pueden rondar el centenar.
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Pero no solo se estrecha el cerco a los veladores, una vía que cogió impulso durante la pandemia al verse como la salvación de sus ventas. También a los locales nocturnos, o así lo señalan los empresarios, que ven con extrañeza algunas de las inspecciones realizadas.
El precinto a Maquiavelo
Las más sonadas tuvieron lugar con el encendido navideño el 2 de diciembre, que culminó en el precinto por "incumplimiento grave de las medidas de seguridad" y por "exceso de aforo" -superado en hasta un 73%- de Maquiavelo.
El resultado: ha acumulado hasta 15 días de cierre; o dicho en otras palabras, perdido prácticamente la mitad de su facturación, que habría sido más abultada de lo normal esos días teniendo en cuenta que se incluía el macropuente de la Constitución y la Inmaculada.
"Hay una presión en la inspección por parte de la Policía Local y se centra en la hostelería", lanza Maceda en declaraciones a EL ESPAÑOL de Sevilla. La incomprensión del sector es mayor por las fechas en las que se produce; ante las salidas e incremento del consumo prenavideño, cree que las autoridades deberían ser "flexibles".
"Superar el aforo en un 15% es más o menos relevante dependiendo del espacio que haya, no es lo mismo si es al aire libre, por ejemplo. El sentido común tiene que prevalecer y ver si realmente hay un problema de seguridad", agrega.
Y ahora mismo no ven que haya mucho sentido común, más bien "exceso de celo". "Nos parece gravísimo y desmesurado que se recurra al precinto con esta alegría", sostiene Maceda, porque implica una serie de perjuicios económicos difíciles de recuperar.
En esos cálculos hay que tener presente las reservas, más numerosas en estas fechas; y lo que se deja de facturar en el tiempo que tarda en levantarse ese precinto, un trámite que "es lento".
"Si hay que precintar por un tema de seguridad, perfecto. Pero hay que tener en cuenta los tiempos que se tarda en revertirlo y ver si ésa es la mejor medida", insiste. Sobre todo si es algo inédito en el local en cuestión, porque "otra cosa es que se incumpla la normativa reiteradamente".
Los veladores, una conjura
El caso Maquiavelo, sumado a la campaña contra los veladores ilegales, ha desatado las alarmas entre los hosteleros sevillanos. "Estamos recibiendo muchas llamadas de la asociados. La preocupación es enorme", asegura Maceda.
Son contactos en los que los empresarios piden a la organización que tome medidas, sobre todo reunirse con el Ayuntamiento y hablar. "Hemos llegado a una situación alarmista", subraya.
Y aunque la comunicación con el consistorio es buena ("nos atienden en la medida de los posible") no les parece descabellado decir que notan una campaña contra ellos.
"A nadie le molesta las bicicletas o el parking de motos, pero si pones seis mesas en la calle, entonces sí. Pues claro, raro es", concluye.
Nueva ordenanza
En este clima los hosteleros están expectantes ante la nueva ordenanza municipal que prepara el Ayuntamiento de Sevilla, cuyo borrador está actualmente abierto a las aportaciones del sector de la hostelería y de los vecinos.
La propuesta que plantea, entre otras cosas, horarios al consumo en la calle en bares clásicos de la ciudad, como el Tremendo, de forma que podría hacerse entre las doce del mediodía y las dos de la tarde y entre las ocho de la tarde y las diez de la noche.
En el primer borrador presentado a la Comisión de Veladores, que no se reunía desde hace seis años, se plantea igualmente una ampliación del horario de apertura de las terrazas con veladores. Así, la hora de cierre sería la una de la madrugada. Actualmente, está fijada a las doce de la noche.
Zonas saturadas de ruido
En las Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS), también se incrementa el horario permitido, de forma que en vez de cerrar las terrazas a las once de la noche se podrá hacer a las doce, una hora más tarde.
Para los establecimientos con veladores, el Ayuntamiento endurecerá eso sí las sanciones de forma que a aquellos que acumulen dos multas les serán retiradas las mesas.