Un 66,7% más caro. Así resume el Instituto Nacional de Estadística lo que ha pasado con el aceite de oliva este año. O algo más de 10 euros el litro de aceite virgen extra, otra forma de acortarlo a tenor de lo que se ve en lineales, en los que ha sido necesario poner cadenas antirrobo. Todo por unos precios que el sector afirma no haber visto jamás.
Tanto ha subido el aceite que ha sido uno de los productos más buscados en el Black Friday. Tan codiciado es que en Herrera, un pueblo de Sevilla, se rifa como premio entre los vecinos que realicen compras en establecimientos locales entregarles su peso en aceite de oliva. Y también ha revolucionado la delincuencia: la policía ha tenido que responder ante una oleada de robos y hasta mafias organizadas del aceite.
"Ha sido un año extraordinario, sin ninguna duda", resume a EL ESPAÑOL-Invertia el director general de la patronal de industriales y envasadores de aceite (Anierac), Primitivo Fernández.
Inédito para todos. "Estos precios no los hemos visto nunca", asegura. Ni consumidores ni las diferentes voces del sector consultadas para este artículo, que coinciden en una cosa: todos han perdido, desde consumidores a empresas, pasando por exportadores y, evidentemente, agricultores.
Sequía, la gran responsable
El origen de este alza de precios está en la escasez de agua. La pasada campaña, considerada la más corta del siglo y dejó apenas 660.000 toneladas de aceite -menos de la mitad de lo que se produce en un año normal-, dio paso a un 2023 en el que el sector esperaba remontar.
No fue así. La sequía se prolongó y, para desesperación de agricultores, vino acompañada de temperaturas inusualmente altas en mayo, un momento clave porque coincide con la floración del olivo. Quemada la flor, el pesimismo se apoderó del sector, y la previsión de una segunda cosecha negra hizo que los precios del aceite disponible se disparasen.
"Es la primera vez en nuestra historia reciente, en lo que llevamos de siglo XXI, que hemos encadenado dos campañas 'malas' seguidas. Eso ha tenido un efecto demoledor en los mercados mundiales, ya que España representa en torno al 50% de la producción a nivel global. Era más que previsible que los precios se incrementaran en gran medida", apunta Teresa Pérez, gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español.
La carrera se notó primero en los precios en origen. De acuerdo con el observatorio Infaoliva, el virgen extra pasó de costar 5,47 euros el kilo en mayo a superar los 8,3 euros en septiembre, cuando alcanzó su pico. Es decir, subió un 52,6% en cuatro meses.
La subida se ha ido trasladando a lo largo de la cadena, hasta llegar al supermercado. "Si tomamos como referencia los precios medios del aceite de oliva en este mes de diciembre, ha experimentado una subida del 52% con respecto a las mismas fechas de 2022 y de casi un 140% sobre las cifras de 2021", destaca Pérez.
A los largo de 2023 el litro ha llegado a superar los diez euros, un umbral que disparó la preocupación en las empresas aceiteras. ¿Seguiría comprando el consumidor?
El consumo cae un 20%
La respuesta es sí, pero menos. Al final el golpe llegó al consumo, que se ha desplomado un 20%, según los datos de Anierac. Son cifras que atañen a consumo doméstico y hostelería, aunque en el sector cuentan que la sensación es que también ha disminuido el consumo en Horeca.
"En los hogares sacamos una conclusión, y es que con el incremento de precios que tenemos, que haya caído el consumo un 20% es una noticia preocupante, pero también nos dice que los hogares son bastante fieles al aceite de oliva", expone Fernández.
Es una forma de decir que el sector temía que el golpe fuera mucho mayor. Al final han visto que, al menos en España, el consumidor "sigue valorando el aceite de oliva", y aunque compre menos, no renuncia a él.
Otro indicador que las empresas miran con atención es la penetración del aceite. Es decir, en cuántos hogares hay aceite de oliva. Algunas voces del sector apuntan a este periódico que si antes de esta escalada de precios 9 de cada 10 hogares españoles tenían aceite en casa, ahora son 8.
Empresas preocupadas
Puede parecer una diferencia pequeña, pero para las empresas se traduce en importantes golpes a su facturación.
Dcoop -el mayor productor oleícola mundial- Acesur, responsable de marcas como Coosur o La Española y Deoleo (Carbonell o Bertolli, entre otros) mostraron sin ambajes su preocupación en septiembre, justo cuando se alcanzó el pico de precios ya mencionado, que es, por cierto, el mismo precio que se tiene en origen a mediados de diciembre.
Temían que se rompiera la cuerda. Que se ahuyentase a clientes que luego son muy difíciles de recuperar por la "volatilidad" de los precios, que admitían como "excesiva" para el consumidor.
A falta de que concluya el 2023 y se cierren las cuentas, ya han encajado sus primeros golpes. Deoleo perdió 9,7 millones de euros en el primer semestre tras reducirse el consumo de aceite de oliva: sus volúmenes de venta cayeron un 21,9%.
En medio de la crisis del aceite, la empresa ha pospuesto su proceso de venta, para el que se sondeó a sus competidores, sin éxito. Los vaivenes del sector hacían incierto su valor, y Acesur y Dcoop no están ahora pensando en compras.
España pierde cuota de mercado
También han sufrido las exportaciones. "No ha ido bien, lógicamente, porque la falta de disponibilidad de aceite ha llevado consigo que el coste de producir en origen se haya encarecido un 75%, y eso han penalizado la exportación en volumen", apunta Rafael Pico, director general de Asoliva, la patronal que reúne a los mayores exportadores de aceite de oliva del mundo.
Pico subraya que la exportación española "ha disminuido un 40-45% en volumen". Es consecuencia del encarecimiento de los costes de producción, que ha afectado a la exportación a granel, la mayoritaria en la exportacion española y donde la 'marca España' no puede hacer nada.
"Es un mercado de precios donde no viene la imagen del pais, el producto va en tanque o camion cisterna", resume.
En este escenario han ganado otros países con menores costes y, por ende, más atractivos para compradores internacionales. Destaca el caso de Turquía, que ha elevado un 250% su volumen de exportación.
"La realidad es que España pierde cuota de mercado en beneficio de otros países productores de aceite de oliva", zanja.
¿Por qué es más caro en origen en España? Pico señala a la Ley de la Cadena Alimentaria. "Para mí es una ley inflacionista totalmente. Tienes que repercutir en toda la cadena todos los costes de producción, supone un encarecimiento del producto y yo tengo que competir con otros que no tienen esta ley, que no digo que sea buena o mala, digo que es inflacionista", responde.