Este año volverán a procesionar en Sevilla unas 70 hermandades. La Semana Santa más conocida del mundo es toda una revolución en la ciudad: moviliza a más de 60.000 personas, la mayoría nazarenos, pero también entran en esta cuenta costaleros, capataces, músicos... y un sinfín de papeles también imprescindibles, como alzacables que impiden que los pasos se enganchen en su recorrido, encendedores de candelería o aguadores.
No todas las cofradías pueden cubrir esos puestos con sus propios hermanos. Ahí entra 'Servicios Cofrades', un grupo compuesto por 45 personas que pueden suplir ese hueco, que no siempre se produce por falta de medios.
"Es verdad que no van a tener problemas de costaleros, ni de acólitos, ni de determinados puestos en la Hermandad de la Macarena, pongamos el caso. Sin embargo, yo sé que en la Hermandad de la Macarena quien va encendiendo, va cobrando", apunta a EL ESPAÑOL-Invertia Luis Chamorro, el fundador de este grupo que, solo esta Semana Santa, atenderá a 33 procesiones en Sevilla y su provincia.
Su listado de servicios para procesiones es amplio. Desde encendedor de candelería -con caña y escalera- a aguador para costaleros o nazarenos en procesiones largas, pasando por auxiliares de carro que portan cirios o cruces de penitentes, acólitos, personal con pértiga 'salva cables' o control de acceso a la iglesia.
Este año tendrán que estirarse. Atenderán a hermandades tan conocidas de la Semana Santa sevillana como La Hiniesta, La Cena, Las Aguas, El Dulce Nombre, Los Panaderos, El Buen Fin, Monserrat, el Santo Entierro y el Resucitado.
Un equipo de 30 personas
"En algún caso he trabajado de acomodador de las personas que se ponen en la puerta para ver la salida", agrega Chamorro. Su idea, que define como "una solución ante una necesidad que tienen las cofradías", surgió hace unos veinte años, cuando empezó a encender a su hermandad, Las Aguas (lunes santo), "simplemente para ahorrarle un dinero".
Se le empezó a conocer como encendedor de pasos, y años más tarde le contactaron para preguntarle si podría encender a otra hermandad. Descubrió entonces que varias cofradías tenían las mismas necesidades y que pagaban por suplirlas.
El resto se fue dando. Formó un equipo de cerca de 30 personas dedicadas a todas esas tareas para las que no se encontraban hermanos interesados o, habiéndolos, preferían delegar en profesionales del oficio.
Es lo que suele suceder con la figura del encendedor. ¿Por qué? Introducir una caña con una llama de fuego, por pequeña que sea, dentro de un palio en el que convive una talla de varios siglos con valiosísimo patrimonio, exige conocimiento.
"Que no entre la caña de forma inesperada. Con una llama de fuego, las posibilidades de tener un accidente se multiplican muchísimo", razona.
Esta tarea queda reservada a lo que llama coloquialmente como "carniceros", su personal más formado, y que están en contraposición con los "fruteros", que pueden encargarse de tareas como llevar agua a costaleros.
A partir de 70 euros
Pedir uno u otro trabajo conlleva una tarifa diferente, que viene también determinada por la duración de la procesión.
"La tarifa más económica ronda los 70 euros para una hermandad de una procesión de cuatro horas. Y la más cara... el tiempo que la procesión lleve en la calle, pero yo he llegado a cobrar 220 euros en una procesión de unas 15 horas", cuenta Chamorro.
Un caso prototípico es el encendido de dos pasos de una procesión, durante un recorrido no muy largo en el centro: eso implica unas siete personas, por la que en total su factura asciende a unos 700 euros. Además, los precios no se corresponden solo a un servicio. "Si me contratas no sólo a mí, sino a mi equipo, yo te rebajo el precio", explica.
'Servicios Cofrades' no es una empresa. Se definen como una "actividad económica": "Brindamos a una hermandad la posibilidad de que resuelva una situación con una persona con actitud profesional", resume.
Los cobros se reciben en concepto de donativos que acaban repartidos entre los miembros del equipo, que son en su mayoría bastante jóvenes. "Tengo personal de todo tipo, pero el perfil más frecuentado es jóvenes a los que una retribución les viene de maravilla. Y los que están con su trabajo se organizan para venir, porque la satisfacción, la felicidad, es tremendamente constructiva. Al final esto es una familia", subraya.
Chamorro les llama tres veces, como los capataces a los costaleros mediante el llamador, para comprobar su disponibilidad: a principios de año, en torno al Miércoles de Ceniza y cuando quedan veinte días para que todo empiece. Las tres veces han respondido. Ya están todos listos.