El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido de que las "restricciones fiscales" dificultan la promoción del crecimiento económico a largo plazo. La organización también desaconseja de manera general las políticas de subvención a la industria porque, señala, no son útiles si el objetivo es mejorar la productividad.
En su informe Ampliando fronteras: Políticas fiscales para la innovación y la difusión, publicado este miércoles, el FMI alerta de que, pese a los "rápidos avances" en inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías digitales, el crecimiento mundial y la productividad se han ralentizado. Por eso, señala como "esencial" mejorar las perspectivas, especialmente por la "elevada deuda pública, el envejecimiento de la población, el cambio climático" y la desigualdad entre países.
Sin embargo, apunta, "promover el crecimiento a largo plazo puede ser difícil en un mundo con restricciones fiscales". Por contra, propone una política fiscal "cuidadosamente diseñada" para estimular la innovación, "junto con medidas para ampliar la difusión de la tecnología, pueden acelerar la productividad y el crecimiento económico de todos los países".
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El informe también aborda el giro de los Estados hacia políticas industriales de "apoyo a la innovación en sectores y tecnologías". Un apoyo que "no es la panacea" si lo que se busca es una mayor productividad. El FMI considera que ese tipo sólo son aconsejables cuando los beneficios sociales -como la reducción de emisiones- son claramente identificables.
Pero, incluso en el caso del "imperativo" de reducir las emisiones, la organización también advierte de las políticas de apoyo a la industria. Concede que esto puede justificar la concesión de elevadas subvenciones para la innovación verde, pero apunta que deben ser transparentes y estar centradas en el cumplimiento de objetivos medioambientales.
Además, señala que deben estar acompañadas de "una sólida tarificación del carbono" y evitar la discriminación de nuevos competidores. "Las políticas industriales orientadas hacia el interior conducen a una costosa carrera de subvenciones y restricciones comerciales", sentencia el FMI en su informe.
Para las economías de mercado avanzadas, el Fondo recomienda "políticas fiscales a favor de la innovación" que consigan "elevar sustancialmente la productividad, impulsar el PIB y reducir los ratios deuda/PIB a largo plazo". Una combinación de inversión pública para investigación, subvenciones a start-ups e incentivos fiscales que fomenten la innovación en las empresas.
Además, en aras de evitar la concentración del poder, el FMI recomienda establecer políticas de competencia y comerciales que establezcan condiciones de competencia equitativas a nivel internacional. En especial, detalla, para los proyectos de energía verde.
"Alcanzar todo el potencial innovador del mundo y acelerar la difusión de la tecnología no será posible sin proteger y profundizar en la colaboración internacional", finaliza el Fondo en su informe.
Menos del 3%
En otro informe, el FMI calcula que el crecimiento económico mundial puede verse ralentizado hasta el 2,8% para 2029. Es decir, un punto porcentual por debajo de la media observada entre 2010 y 2019. Sucederá, explica el Fondo, en caso de que no se acometan esas reformas de calado para estimular la innovación e impulsar la productividad.
El documento refleja que, aunque la economía mundial ha demostrado una "notable resistencia" a las recientes "perturbaciones", las estimaciones de cara al futuro se han revisado sistemáticamente a la baja desde la crisis de 2008. Los cambios en el crecimiento de la productividad motivan el desvío a la baja y explican más de la mitad del descenso en las economías avanzadas y emergentes.
"Esta desaceleración se debió, en parte, a una creciente asignación inadecuada del capital y mano de obra entre empresas de distintos sectores. La caída generalizada de la formación de capital privado tras la crisis y el menor crecimiento de la población en edad de trabajar en las principales economías exacerbaron la desaceleración", señala la institución.
Todo lo cual hace peligrar la mejora del nivel de vida de la población e, incuso, amenaza con revertirlo, así como acrecentar una brecha de crecimiento entre los países pobres y ricos.
El FMI recuerda que un escenario persistente de bajo crecimiento, combinado con unos tipos de interés elevados, podría poner en riesgo la sostenibilidad de la deuda, lo que, a su vez, restringiría la capacidad de los gobiernos para contrarrestar las desaceleraciones económicas e invertir en iniciativas de bienestar social o en la transición verde.