El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene meridianamente clara su posición sobre las medidas de apoyo por las sucesivas crisis de los últimos años: hay que eliminarlas. El organismo considera que "deberían suprimirse de inmediato" en aras de un proceso de consolidación fiscal y presupuestaria con el objetivo de reducir la deuda pública.
El FMI se muestra tajante en su nueva entrega del Monitor Fiscal, que recoge estimaciones y recomendaciones para el conjunto de países analizados. En el caso de España, la institución liderada por Kristalina Gueorguieva estima que la deuda pública sobre el Producto Interior Bruto (PIB) se situará a lo largo de lo que queda de década por encima del 104% si no se toman medidas de ajuste.
"Habría que resistirse al ciclo presupuestario político y al impulso de seguir aumentando el gasto", insiste el FMI. Eso incluye el gasto en pensiones y otras partidas presupuestarias relacionadas con los derechos económicos, en especial en las economías avanzadas con población envejecida.
El Fondo señala que el ritmo de la consolidación fiscal "debe calibrarse para lograr un equilibrio entre los riesgos fiscales y la fortaleza de la demanda privada". En muchos casos, apunta, "es necesario adoptar medidas por adelantado". Es decir, que los Estados deben ir más allá de la reducción de deuda de los últimos dos años, virtud del fuerte crecimiento económico, y aplicar desde ya medidas correctoras.
Así, el FMI demanda reformas para "contener las crecientes presiones sobre el gasto", lo que incluye las mencionadas pensiones. El Fondo enuncia claramente por dónde deben ir esos ajustes: "reformas de los derechos en las economías avanzadas con poblaciones envejecidas y la mejora de la focalización y la eficiencia de las redes de seguridad social para apoyar a las poblaciones más vulnerables".
Innovación
Asimismo, apuesta por políticas fiscales "bien diseñadas" para apoyar la innovación en los sectores "con mayores efectos indirectos". Unas políticas fiscales que también deben hace "hincapié en la financiación pública de la investigación fundamental podría impulsar sustancialmente el crecimiento a largo plazo de las economías en la frontera tecnológica".
El Fondo recomienda acompasar los ingresos fiscales al gasto a lo largo del tiempo, pero se trata de un apunte que se aplica de manera diferente según las economías. Así, para los mercados emergentes y en desarrollo considera que "tienen un margen considerable para aumentar los ingresos fiscales, mejorando los sistemas tributarios, ampliando las bases imponibles y mejorando la capacidad institucional".
Algo que permitiría, siempre según el FMI, "ayudar a pagar las inversiones públicas estratégicas necesarias para facilitar la difusión de tecnologías verdes y digitales". Con todo, esta teoría no se aplica a las economías avanzadas, para las que recomienda ese recorte del gasto público.
En cualquier caso, esta institución espera "modestas" mejoras en lo que se refiere a la fiscalidad dentro del marco de las políticas actuales. "Se prevé que los déficits y las deudas se mantengan a medio plazo por encima de lo previsto antes de la pandemia". En última instancia, el FMI alerta de que la normalización de la política fiscal "puede quedar incompleta".
El Fondo prevé que la deuda pública mundial se acerque al 99% del PIB en 2029. La cifra estará impulsada por China y Estados Unidos, donde cree que la deuda pública seguirá "aumentando por encima de los máximos históricos".
Esto es así, zanja el FMI, porque las presiones del gasto para abordar reformas como la transición demográfica y ecológica "son cada vez más acuciantes". Y porque, al mismo tiempo, la posible ralentización de las perspectivas de crecimiento, la menos potente reducción de la inflación y unos tipos de interés todavía elevados restringirán "aún más el espacio fiscal en la mayoría de las economías".