Una mujer compra en un mercado.

Una mujer compra en un mercado. Europa Press

Economía

La lluvia da un alivio a las cuentas de España: habrá que importar menos arroz, patatas, tomates y sandías

El aumento del riego en Andalucía abrirá un paréntesis en la escalada en el gasto en productos agroalimentarios que vive nuestro país por la sequía.

26 abril, 2024 02:14

Se esperaba que las lluvias de Semana Santa se tradujeran en un importante revulsivo para la agricultura. Acaba de confirmarse ahora. Los agricultores andaluces tendrán, por decisión de la Conferencia Hidrográfica del Guadalquivir, una dotación máxima de agua por hectárea seis veces superior a la del año precedente y, como en efecto mariposa, eso aliviará las cuentas nacionales.

¿Por qué? Del Bajo Guadalquivir salen cosechas fundamentales en el cómputo nacional. Por ejemplo el arroz. Entre las provincias de Sevilla y Cádiz se cultiva el 40% del grano nacional, una cifra que desapareció el año pasado por culpa de la sequía. Si en el 2023 no se pudo sembrar nada, tampoco es que 2022 fuese un buen año: apenas se cultivó un 30%.

Con menos arroz disponible, fue necesario comprar fuera. Tanto, que en 2022 llegó el hito: por primera vez las importaciones superaron en valor a las exportaciones

[España ya no es país de arroz: las sequías reducen los cultivos a mínimos en 18 años y obligan a más importaciones]

Gastamos entonces 262,7 millones de euros en comprar arroz a otros países, un 53% más que el año anterior, frente a 226 millones que ingresamos por venderlo fuera de nuestras fronteras, según datos de comercio exterior agroalimentario del Ministerio de Agricultura.

En 2023 no mejoraron las cosas. Gastamos 261 millones en arroz, frente a los 206 millones que ingresamos. Compramos esencialmente a Pakistán, Myanmar y Argentina.

Un chef con una paella.

Un chef con una paella. Europa Press

El ejemplo del arroz es extensible a los otros cultivos que en el sur fueron diezmados el año pasado.

No se cultivó tomate de industria, y quedaron seriamente dañados patatas, zanahoria, coliflores, cebollas, ajos y hasta sandía y melón, que hace dos veranos llegó a pagarse en supermercados a 12 euros la pieza

Importaciones a precios récord

La demanda se palió con compras. A veces de la Unión Europea, otras del vecino y considerado bestia negra para el agro, Marruecos. Las restantes, de otros países terceros.

En cualquier caso, la cuenta de importaciones agroalimentarias para España se ha disparado en los últimos dos años: pasamos de comprar en global alimentos por valor de 41.000 millones de euros en 2021, a gastar 54.000 millones en 2022 y 55.000 millones el año pasado.

Persona comprando en un supermercado.

Persona comprando en un supermercado.

El año pasado fue, además, especialmente complejo porque nunca los precios internacionales habían estado tan altos. Según advertía a finales de 2023 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su informe semestral Perspectivas alimentarias, la factura global de las importaciones de alimentos alcanzaría "un nuevo récord" ese año.

Ascendería a dos billones de dólares, un 1,8% más que en 2022. En cifras absolutas suponía un aumento de 35.500 millones de dólares.

Todo debido a que había aumentado la demanda global de ciertos alimentos, y también la cotización de varios de ellos. Cabe recordar que no sólo España sufrió la sequía, y asomaba además en el horizonte el temor a mayor escasez por el impacto de El Niño.

En este contexto, España salió a comprar 20 millones de cereales -trigo, maíz y cebada-, el equivalente necesario para suplir el recorte del 40% en producción que dejó la sequía, aunque también ha comprado más hortalizas.

Tierras de cultivo de arroz afectadas por la sequía.

Tierras de cultivo de arroz afectadas por la sequía. Europa Press

En concreto, ha pasado de importar 2,4 millones de toneladas de hortalizas en 2022 a 3,1 millones de toneladas un año más tarde (gastando un 27% más en el proceso, hasta los 2.300 millones de euros).

Las compramos a Francia, Marruecos y Países Bajos.

¿Y la rebaja en supermercado?

Además de ayudar a mejorar la balanza comercial, el aumento de la producción que ya se vislumbra en el sur, donde se calcula que se pueda cosechar el 50% de arroz y de tomate de industria, puede tener reflejo en los precios del supermercado, aunque no inmediatamente.

Es lo que apunta el director de Asaja Andalucía, Félix García de Leyaristy. "Por supuesto, se va a importar menos", remacha. El aumento de la dotación de riego en Andalucía es "un balón de oxígeno, porque había cultivos prácticamente muertos y todos van a mejorar".

Una mujer cogiendo una botella de aceite en un supermercado.

Una mujer cogiendo una botella de aceite en un supermercado. EFE

Pero hay que respetar los tiempos del campo. Por buenas que sean las cosechas, tardarán meses en hacerse realidad, como sucede con la gran estrella de la escalada de precios del último año: el aceite de oliva.

No habrá nueva aceituna hasta, al menos, noviembre, lo que explica que por ahora siga el precio subiendo en lineales; la cosecha continúa escasa. Que haya bajado su precio en origen, como explicaban expertos a este periódico, tiene más que ver con la gestión de expectativas que con el stock real que hay en el campo. 

[El aceite de oliva cae un 10% en origen gracias a las lluvias pero esa rebaja de precio no llegará a los supermercados]

Será pues a final de año cuando puedan producir algunas bajadas, explica Eduardo López, secretario general de COAG Andalucía. Él coincide también en que será necesario comprar menos a otros países, aunque advierte de que si se mantienen los canales de comercialización puede haber un "sobreabastecimiento" que genere una caída de precios para los agricultores.