El Banco de España identifica la escasa renovación del tejido empresarial como un freno para la productividad
La productividad total de los factores (PTF) lleva estancada desde 1990, limitando el crecimiento potencial de la economía.
1 mayo, 2024 02:30La productividad es el gran problema de España. Así lo señalan numerosos centros de estudios, también el Banco de España. Lleva estancada desde los años 90 y limita el crecimiento potencial de España. Las razones tras esa baja productividad son diversas, pero el regulador ha identificado entre ellas la baja tasa de rotación de empresas, es decir, la escasa renovación del tejido empresarial.
De acuerdo con el Informe Anual 2023 del Banco de España, el país ya recuperó en 2022 el número de empresas previo a la pandemia. A cierre de ese año, sumaban 3,2 millones de compañías, frente a las 3,1 millones de 2019. Supone un incremento del 1,5% que es inferior al registrado en el conjunto de la Unión Europea (UE), donde el número de empresas creció un 9,8%.
Pero las diferencias con el resto de países de la UE van más allá de ese incremento neto. La tasa de rotación empresarial -la suma de las altas y las bajas de empresas respecto al total de empresas activas- ha caído en España, mientras que ha crecido en el resto de Europa. En concreto, ha pasado del 18,2% en el periodo 2016-2019 al 16,2% para los años 2020-2021. En la UE, se ha pasado del 17,3% al 18,1%.
Esa menor tasa de rotación se explica tanto por una menor creación de empresas como a una también inferior salida (cierre) de las mismas. Por el lado de la creación, en España ha aumentado, aunque con menor intensidad que en la UE, mientras que el cierre de compañías se ha comportado a la inversa que en el resto de Europa y ha descendido.
"La creación y la destrucción de empresas contribuyen positivamente a la evolución de la productividad", explica el Banco de España. Así, "una menor rotación empresarial limita el dinamismo agregado de esta variable".
Pero ¿por qué es así? El regulador señala que una empresa nueva es, de media, menos productiva que una ya asentada. Sin embargo, es desde un primer momento más productiva que una que cierra, luego la sustitución uno a uno es beneficiosa.
Pero no sólo eso. "Las empresas, cuando entran, son algo menos productivas, pero tienen una pendiente de aprendizaje más pronunciada y a los cinco años ya superan la productividad de las empresas que estaban", señaló Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España durante la presentación del informe.
Aunque las empresas menos productivas son las que tienen una mayor probabilidad de salir del mercado, no significa que salgan todas aquellas que tiran para abajo de esta magnitud. El regulador apunta que "si bien durante la crisis financiera se intensificó la asociación negativa entre productividad y destrucción, este no fue el caso durante la crisis sanitaria".
Esto responde, de acuerdo con el Banco de España y "al menos en parte, a las diversas medidas de apoyo desplegadas por las autoridades tras la irrupción de la pandemia". Es decir, a políticas como los ERTE o las concesiones de crédito en condiciones favorables. Según este razonamiento, el escudo social del Gobierno habría ayudado a salvar el tejido productivo, pero al mismo tiempo, ha dificultado su transformación hacia un modelo más productivo.
La productividad total de los factores (PTF), una de las formas de medir la productividad, lleva estancada en España desde 1990. Los modestos avances en momentos de bonanza económica han sido más que contrarrestados por los episodios de recesión. No obstante, su crecimiento "puede considerarse el determinante fundamental del crecimiento a largo plazo", señala el Banco de España. De ahí su importancia.
"Entre los factores que explican el escaso empuje de la productividad agregada en la economía española, destacan su reducido crecimiento en las empresas activas y la escasa aportación de la creación neta de empresas al avance de la productividad", resume el Informe Anual. Por eso valora la creación del Consejo de la Productividad para la mejora de esta magnitud, siempre y cuando se respete su independencia y su suficiencia económica.
Calidad y cantidad de la regulación
"Es fundamental desarrollar mecanismos que articulen la reasignación de recursos entre empresas y la reasignación de la actividad para conseguir incrementos de la productividad", señaló Gavilán. Y, para ello, recomendó revisar tanto la calidad como la cantidad de la regulación que se está aprobando en España.
"Está aumentando la cantidad y deteriorándose la calidad" de la regulación. De manera que se trata de un ámbito en el que hay "margen de mejora", zanjó Gavilán.
En el informe se indica que "el volumen y la complejidad de la regulación de la actividad económica de nuestro país han venido creciendo de forma muy significativa en los últimos años". Algo que, en última instancia, obliga a las empresas a dedicar cada vez más recursos a su conocimiento y cumplimiento. Además, puede "generar trababas a la unidad de mercado".