Un trabajador recoge una muestra de curdo en un pozo petrolífero.

Un trabajador recoge una muestra de curdo en un pozo petrolífero. Reuters

Economía

Ed Conway: "El apetito por mejorar el nivel de vida supera nuestra capacidad para proteger el medio ambiente"

10 octubre, 2024 01:50

Sal, arena, hierro, cobre, petróleo y litio. Seis de los materiales sobre los que descansa la economía mundial y, por tanto, la civilización. Algunos llevan siendo explotados siglos, mientras que otros han tomado importancia en las últimas décadas, pero todos ellos son necesarios para las sociedades de hoy en día. Sin embargo, el coste de su extracción y uso pone contra las cuerdas los objetivos medioambientales de los países desarrollados.

Ed Conway, periodista económico y autor de Material World (Península, 2024), reflexiona sobre el impacto de los materiales esenciales en las sociedades en una entrevista con EL ESPAÑOL-Invertia.

Para el británico, esos materiales, aunque necesarios, presentan desafíos éticos y ambientales que rara vez son considerados. Según él, estos recursos son invisibles para la mayoría, pero fundamentales para que las sociedades funcionen y prosperen en un contexto globalizado, donde los costes ambientales suelen quedar ocultos.

Ed Conway y su libro.

Ed Conway y su libro.

Describe lo que llama "el mundo oscuro de los materiales", un ecosistema de empresas que suministran los recursos esenciales para las grandes corporaciones tecnológicas. "Las grandes marcas dependen por completo de empresas oscuras", explica, destacando el papel crucial de esas compañías en la cadena de suministro.

Estas empresas extraen y procesan materiales que permiten operar a compañías como Apple, Google y Facebook. Sin embargo, señala Conway, estas actividades no suelen estar en el centro de la conversación pública, a pesar de ser indispensables para la tecnología moderna que utilizamos a diario.

El autor considera que la externalización de estos trabajos a países como China o India ha generado una desconexión. "Subcontratando muchos de estos trabajos, nos hemos permitido pensar que somos más limpios y menos responsables de las cosas sucias", dice Conway, señalando el problema ético de la externalización.

Aunque los productos tecnológicos son más asequibles, sus precios no reflejan los costes ambientales. Conway señala que el bajo coste de productos como los paneles solares, por ejemplo, esconde importantes sacrificios para el planeta. "Los costes ambientales no están incluidos en el precio", advierte.

Uno de los temas más impactantes es la crisis global de la arena. "Extraemos más arena que cualquier otro material", afirma Conway, revelando la importancia de este recurso para la construcción, pero también su escasez y los problemas derivados de su extracción masiva.

No toda la arena es apta para la construcción. El tipo necesario para levantar edificios se encuentra sólo en ríos y deltas, lo que genera una presión insostenible sobre estos ecosistemas. "El apetito por mejorar el nivel de vida supera nuestra capacidad para proteger el medioambiente", subraya Conway.

"Subcontratando muchos de estos trabajos, nos hemos permitido pensar que somos más limpios y menos responsables de las cosas sucias"

En India y China, el crecimiento ha disparado un comercio ilegal de arena, lo que agrava los impactos ambientales. "Es un problema que pasa desapercibido para la mayoría, incluidos los responsables políticos", afirma. Menciona que, incluso en España, hay comercio no regulado de arena procedente del Sáhara Occidental.

A pesar de la creciente demanda, las soluciones para este problema son escasas. Conway explica que fabricar arena apta para la construcción a partir de arena del desierto sería demasiado costoso y consumiría mucha energía. "Sería muy caro", señala, resaltando la dificultad de encontrar alternativas viables.

El reciclaje es una opción que ha mostrado mejoras, aunque insuficientes, para eliminar la necesidad de extraer nuevos recursos. El acero, por ejemplo, es el metal más reciclado del mundo. "Hemos mejorado mucho en el reciclaje de acero en las sociedades desarrolladas", comenta Conway, que plantea la posibilidad de llegar a una suerte de "era de la chatarra".

En Reino Unido, se genera más acero de desecho del que se necesita para fabricar nuevos productos. Sin embargo, el autor advierte que el reciclaje no es suficiente. "Siempre necesitaremos seguir extrayendo", asegura Conway, indicando que el reciclaje, aunque importante, no cubre toda la demanda.

A pesar de estos retos, Conway adopta una postura optimista. Sostiene que la transición hacia una economía más limpia debe enfocarse como una oportunidad para mejorar la calidad de vida. "No soy partidario de decirle a la gente que debe hacer sacrificios", afirma, proponiendo un enfoque más positivo.

Para Conway, la transición no debería basarse en la culpabilización. "Se trata de animar a la gente con la idea de que pueden tener una vida mejor", explica, criticando la retórica que culpa a los consumidores por contaminar. Cree que la innovación tecnológica puede ofrecer soluciones sin sacrificios.

Los coches eléctricos son un ejemplo. Aunque aún son caros para muchos, tienen gran potencial. "Los coches eléctricos son mejores en muchos aspectos, pero aún no son lo suficientemente buenos", reconoce. Conway cree que con el tiempo, estos avances serán más accesibles y eficientes.

El periodista advierte que, aunque la tecnología avanza, aún queda mucho por hacer para reducir drásticamente las emisiones de carbono. Sin embargo, no pierde la esperanza. "Siempre necesitaremos explotar recursos, pero podemos hacerlo de manera más responsable", afirma Conway, mostrando su confianza en el progreso.

Material World invita a reflexionar sobre los costes ocultos de nuestro estilo de vida moderno. "La naturaleza del mundo actual depende enormemente de estos materiales", concluye Conway, dejando claro que entender los procesos detrás de ellos es el primer paso para imaginar un futuro más equilibrado.