Una cazadora.

Una cazadora. Fundación Artemisan

Economía

Los cazadores en España, del ocio a la necesidad: la Administración les busca ante la explosión de jabalíes y ciervos

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A finales de octubre un jabalí de 100 kilos sembró el pánico en el madrileño barrio de Entrevías. Tras ser avistado por varios vecinos y huir con dos disparos de sedantes, terminó abruptamente su viaje en la estación de Renfe de El Pozo, donde fue abatido por uno de los agentes que le perseguía, y al que había embestido. Un daño menor, con todo, al que recibió su compañero, que fue mordido.

La escena se presentó como anécdota, pero es en realidad un riesgo creciente dada la sobrepoblación de esta especie, que ronda ya los dos millones de ejemplares. No es la única disparada: también preocupan el ciervo y el conejo. Todos crecen alentados por el abandono del mundo rural, trayendo consigo varios peligros: desde accidentes de tráfico a enfermedades que pueden poner en jaque negocios de 7.500 millones.

¿Solución? Pedir ayuda a los cazadores deportivos para evitar estas pérdidas y que reclaman que se les de mayor reconocimiento por esta actividad que realizan sin remuneración. Hombres y cada vez más mujeres que inicialmente se dedicaban a esta actividad por ocio, pero que son ahora demandados por pura necesidad. De Extremadura a la Comunidad Valenciana, pasando por la Sierra de Madrid.

Es una colaboración que va en aumento. En el caso de Madrid, por ejemplo, con 25 arqueros pertenecientes a la Federación Madrileña de Caza; la sintonía con la representación local de cazadores es la vía más sencilla para realizar la tarea, como se destaca en el último caso conocido, el Parque Nacional de Monfragüe.

Aquí la Junta de Extremadura planea eliminar más de 400 ciervos y casi 500 jabalíes para equilibrar una población que ve desaforada. En la tarea participará personal especializado de la Junta, del Organismo Autónomo de Parques Nacionales o profesionales contratados, "pudiéndose recurrir también al apoyo de socios de las sociedades locales de cazadores", según se detalla en el Boletín Oficial de la comunidad que publicó este noviembre los planes.

El 'síndrome Bambi'

Es una llamativa circunstancia en un lugar en el que no está permitido cazar. Para Luis Fernando Villanueva, director de la Fundación Artemisan, una organización sin ánimo de lucro que integra a varias organizaciones del ámbito cinegético, incluyendo federaciones de cazadores, es una prueba de lo urgente que se ha vuelto la tarea.

"Se están perdiendo incluso los valores de conservación del propio parque debido a esa sobrepoblación", remarca. Y ese control, defiende, "se debe hacer con caza sí o sí, no hay otra fórmula de éxito".

jabali-ciudad

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Sus palabras están avaladas por diferentes estudios científicos. Algunos de ellos se recogen en el libro 'El papel de la caza en la gestión de la sobreabundancia de las especies cinegéticas', editado entre otros por Christian Gortázar, catedrático de Sanidad Animal del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), que analiza el papel de los cazadores en esta tarea. 

¿La conclusión? La caza recreativa puede gestionar eficazmente esa sobrepoblacióny los cazadores "siguen siendo los agentes más efectivos del manejo de la población real en muchas regiones". Pero hay dos problemas: hay que tener objetivos claros y también convencer a la sociedad de esta necesidad, frente al rechazo -denominado 'síndrome Bambi'- que se produce sobre todo en ámbitos urbanos. 

Pastores desesperados

En parte por eso se van realizando sin hacer demasiado ruido estas colaboraciones, que se han vuelto más y más necesarias. En los Pirineos, por ejemplo, el repunte de osos está desesperando a los pastores, que no saben cómo proteger a sus rebaños; en Asturias, señalan también al lobo, algo que llevó a manifestarse a medio centenar de criadores de Castilla y León, Cantabria, Galicia y Cataluña este verano en Madrid.

Sobre todo preocupa esta situación en Castilla y León, donde según datos de la Junta los datos de ataques y número de cabezas muertas por daños de lobo alcanzaron, "nuevamente, una cifra récord" en 2023: hubo 3.558 ataques, suponiendo un aumento del 16% respecto de los registrados en 2022, y las cabezas de ganado muertas llegó hasta las 5.566, un 9% más. Este asunto es más complicado: el lobo está protegido y no se puede cazar.

¿Por qué aumentan los ataques? Por el abandono del mundo rural, explica a este periódico Gortázar. "En los últimos 15 o 20 años, la superficie forestal ha aumentado un 25% o un 30%. Una superficie forestal que no es necesariamente bosque, también matorral", cuenta.

Los terrenos antes productivos, ahora matorral, favorecen el crecimiento de especies como el jabalí; que merman rebaños también, puesto que el alimento que dejan, como bellotas, ceba a estos animales. Un dato que da este experto: "Debíamos estar por encima de los 30 millones de ovejas y tenemos unos 16 millones".

Riesgos sanitarios y económicos

La situación genera varios riesgos de seguridad y económicos. Dentro del primer apartado, sobresalen los accidentes de tráfico. La DGT realizó un exhaustivo estudio hace un año que reveló que en 2022 los animales estuvieron presentes en 35.661 siniestros viales, el doble que diez años antes. El jabalí estuvo implicado el 40% de los accidentes con víctimas.

El segundo bloque: consecuencias económicas. Gortázar remarca que el jabalí es un reservorio de tuberculosis, enfermedad que cuesta controlar en nuestro país unos 20 millones de euros cada año. También transmite la peste porcina africana, que trae estos meses de cabeza a la Unión Europea: trata de evitar su propagación en diferentes zonas de Alemania, Estonia, Italia, Polonia Suecia y Croacia. Si llegara a España, afectaría a un sector que genera 300.000 puestos de trabajo y 7.500 millones en exportaciones, que quedarían suspendidas. 

Una actividad económica pujante

Ante esto, ¿cuál es la posición de los cazadores? Desde Artemisan remarcan que necesitan el apoyo de las administraciones, más allá de la flexibilización que desde hace una década realizan para que se pueda cazar en algunos casos prácticamente todo el año. Sienten ya que es "una obligación" cazar y quieren reconocimiento.

Cazadores.

Cazadores. Fundación Artemisan

¿Se refiere a remuneración? "Si lo tuvieramos que pagar en todos los sitios donde se hace sería impagable. En Monfragüe, por ejemplo, el cazador se paga balas, el desplazamiento... cuando hay un cazador por medio, no reciben dinero para eso. Pero todo eso tendrá su limite: yo no digo que haya que cobrar por eso, pero seamos conscientes de la labor y valoricemos", expone. 

Sobre todo, insiste, por lo que aportan. Los datos que barajan en Artemisan están a punto de actualizarse, pero por ahora arrojan que el gasto en caza suele rondar los 5.500 millones de euros; generan en total casi 6.500 millones de euros de Producto Interior Bruto (PIB).