
Una persona sostiene una botella de aceite de oliva en un supermercado.
El aceite de oliva busca un 'precio justo' que acabe con sus sobresaltos y al mismo tiempo no ahuyente al consumidor
Tras superar los 10€ el litro en 2023, se baraja que los precios se desplomen ahora al entorno de los 3 y 4€. Un brusco cambio que preocupa al sector.
Más información: Dcoop eleva un 10% su facturación en 2024 y supera el récord de 1.500M empujada por los elevados precios del aceite
¿Cuánto vale un litro de aceite de oliva? La pregunta, aparentemente simple, es el nuevo rompecabezas de agricultores, empresas y hasta supermercados, que vuelven a asomarse a un precipicio de precios: si hace dos años el litro superaba los 10 euros en lineales, ahora no se descarta que se sitúe en una horquilla de entre 3 y 4 euros.
El motivo del descenso es idéntico al de su subida: el clima. Fue la sequía la que redujo a menos de la mitad la cosecha y disparó precios y son las lluvias de 2024 las que nos devuelven al escenario de 2021 y 2022. Por tanto, "lo lógico" es que se vuelvan a los niveles de entonces: entre 3 y 4 euros dependiendo de la variedad.
Así lo ve el director general de Deoleo en España, Víctor Roig. Y así lo comparte el mercado en general a tenor de los datos que llegan desde el campo. Los precios del virgen extra siguen a la baja y están ahora a 4,2 euros en origen, un 52% menos que hace un año, según datos del Ministerio de Agricultura; las variedades virgen y lampante, mientras, ya están por debajo de los 4 euros.
Es una buena noticia para los consumidores, que pagarán en lineales aproximadamente 1,5 euros más de esa cantidad por los costes de envasado y transporte, entre otros, pero que ha abierto un intenso debate el sector. Un parte de la agricultura advierte de que no cubre costes a este nivel; otros actores admiten que la situación no es sostenible a largo plazo.
Aunque pueda parecer un capitúlo más de advertencias en un sector acostumbrado a las fluctuaciones de precios, lo cierto es que es un momento inédito. La subida de hace 24 meses fue histórica y permitió llegar a nuevas conclusiones que abren la puerta a la reflexión sobre cuál sería el valor justo del aceite -y si es posible alcanzarlo- para que éste no esté determinado solo por su disponibilidad.

Evolución histórica de precios en origen de varios tipos de aceite. Infaoliva.
Lecciones de la sequía
El peor momento de la sequía, cuando las botellas tenían cadenas antirrobo, fue el clic clave de aprendizaje. Se observó entonces dónde estaba el límite para el consumidor: en torno a los 7 euros por litro.
Al encarecerse por encima de ese nivel llegaba la caída del consumo, que ha sido del 24% durante años 2023 y 2024. En general, la cuota del aceite de oliva en los hogares españoles ha pasado del 62% en 2022 al 52,4% en 2024, según datos de Nielsen.
En todo caso, la caída fue menor a la temida por los grandes del sector, como Deoleo, Dcoop o Acesur. Se descubrió entonces también hasta qué punto había fidelidad hacia el producto. Comprobada la resistencia del consumidor, se observa ahora la del agricultor, que pide auxilio.
Porque con precios en origen a 3 y 4 euros no llega. Así lo advierte Juan Luis Ávila, responsable de Olivar de COAG. "Hay agricultores que están vendiendo por debajo de costes, sobre todo los de olivar tradicional. Esto no es sostenible", asegura a EL ESPAÑOL-Invertia.
¿Y qué sería sostenible? Diferentes voces del sector apuntan a que 5 euros por litro sería algo deseable; está dentro de los límites que no alejan al consumidor y garantiza la actividad, pero ¿cómo llegar hasta ahí?
Desconfianza y acusaciones
Es una pregunta compleja, porque implica tener que convencer al primer país productor del mundo de que pese a su gran capacidad no es viable seguir pagando 3 euros por litro de aceite de oliva. En realidad es el único camino posible, dado que es ilegal acordar precios.
"El sector lleva tiempo reflexionando", admite Primitivo Fernández, al frente de la patronal de industriales y envasadores de aceite (Anierac). Insiste en que hay que poner en valor la calidad del aceite.
Ésta es la opinión que se está extendiendo en la cadena de valor. Si la sociedad española ya sabe que el aceite de oliva es un producto beneficioso para la salud, algo ampliamente instalado gracias a la dieta mediterránea, habrá que demostrar entonces que cuenta con una elevada calidad, y que eso conlleva un coste que debe cubrirse.
Pero ese es un debate plagado de aristas, dudas y hasta enemistades más o menos veladas entre las grandes familias detrás del negocio del aceite. Sigue fresco, por ejemplo, el zarandeo del presidente de Dcoop, Antonio Luque, que denunció en noviembre que se adultera el oro líquido mezclándolo con aceites diferentes -y de peor calidad- desde hace 40 años. Todos saben quién lo hace, agregó sin dar nombres.
Aunque las formas de Luque -que admitió no tener pruebas- escandalizaron incluso al ministro de Agricultura, Luis Planas, lo cierto es que llevó a la diana la cuestión de la calidad.
En este sentido, Fernández sostiene que ya lanzaron una propuesta al Ministerio de Agricultura para desarrollar un "sistema de autocontrol" para hacer un seguimiento más exhaustivo de la elaboración y otorgar un plus de transparencia. Aunque otros apuntan a que para que todos avancen, el compromiso para poner más en valor la calidad debe atravesar a todo el sector.
En todo caso, los avisos son cada vez más públicos. Esta semana, en la presentación de novedades de Carbonell, Deoleo apuntaba que tras dos años muy difíciles "el sector debe aprender y debe pensar que acciones hacer para garantizar la sostenibilidad a futuro, y sin darle valor a todo lo que hay detrás es muy difícil".
Esta época de vacas gordas es, sostuvo la empresa, "una gran oportunidad como sector de valorizar" su actividad para evitar la exagerada volatilidad de precios en función de la lluvia; o sea, para lograr que la calidad evite pasar de 10 a 3 euros en dos años.