Pedro Sánchez conversa con Ursula von der Leyen durante una reunión del Consejo Europeo

Pedro Sánchez conversa con Ursula von der Leyen durante una reunión del Consejo Europeo Unión Europea

Economía

Sánchez tiene tres meses para definir sus planes de Defensa, sin Presupuestos y con las principales empresas en guerra

La 'cláusula de escape' para que el gasto no compute como déficit se abre en abril, pero la Comisión quiere proyectos en la cumbre de la OTAN en junio

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El nuevo Libro Blanco de la Defensa que ha publicado la Comisión Europea no solo es una base de recomendaciones y pautas a seguir y complementar con la estrategia industrial que se defina para el sector, sino que marca un plazo muy corto para que todos los socios europeos se pongan en marcha.

Si hacemos caso a sus recomendaciones, la idea es que España y el resto de los miembros de la UE tengan definidas sus prioridades básicas en materia de defensa en un plazo de tres meses, incluidos los proyectos conjuntos entre países, para que todo se pueda discutir en la cumbre de junio de la OTAN en La Haya.

De entrada, se establece que se activen las cláusulas de escape ya en el mes de abril. Es decir, en apenas una semana se podrá sacar de la regla del déficit el gasto que se considere que hay que hacer en defensa, si bien con la advertencia bien clara hecha al Gobierno español de que no es posible incluir gastos destinados a transición ecológica o planes adyacentes.

El problema que surge es que toda esta premura, sin concesiones por parte de la Comisión, llega a España -y a otros países europeos, advierten varios analistas en seguridad y defensa- sin haber definido un presupuesto claro, ni saber siquiera si van a poder gastar más o menos de un 2% de su PIB en defensa.

A la debilidad política interna del Gobierno de Sánchez, dispuesto a prorrogar los Presupuestos a cualquier precio y marcar las nuevas partidas millonarias para defensa sin pasar por el Parlamento, se une el enfrentamiento de las dos grandes empresas del sector susceptibles de entrar en esos programas europeos.

El Gobierno está empeñado en que la tecnológica Indra, controlada por el Estado, debe comprar Santa Bárbara, para hacerse con su capacidad de ensamblar blindados y con tecnología americana, si bien se ha encontrado con el rechazo de su propietaria, General Dynamics, que desde EEUU ve en Santa Bárbara una forma de entrar al nuevo y suculento negocio de la UE.

Hay analistas y fuentes del sector que incluso cuentan con que esa unión, que multiplicaría por tres o cuatro el tamaño de Indra (incluyendo el VCR 8x8 Dragón), generaría un grupo capaz de llegar a acuerdos con otros gigantes europeos de Alemania o Francia, que serán los que se lleven la gran parte del pastel millonario que ahora se genera desde Bruselas.

Rearme urgente

El problema es que, mientras esas guerras internas se dilucidan, la activación exprés de la excepción a las reglas fiscales exige como contrapartida que se entre con urgencia en la letra pequeña del plan 'Rearmar Europa' -aunque a Sánchez y a Meloni no les guste la denominación-, para tener definida la financiación de los proyectos conjuntos que deben llegar cuanto antes a acaparar el 35% del mercado europeo de la defensa.

Desde el ámbito empresarial europeo se advierte de que, aunque para presentar proyectos al fondo común de 150.000 millones en préstamos se abra un plazo de seis meses, la definición de cada iniciativa paneuropea o individual se debe tener lista mucho antes, si tenemos en cuenta que debe contar con un 65% de componentes 'made in Europe' y con las garantías de que los contratistas dirigen todo el proceso de diseño y fabricación.

Si bien se ha dejado la puerta semiabierta a que las multinacionales de EEUU, China o de fuera de la UE entren en este tipo de proyectos, directamente o a través de sus filiales en Europa, la regla general será que su participación sea limitada sobre todo en planes amplios con tecnología compleja, para evitar la dependencia exterior.

"Lo que iba a ser simplemente una hoja de ruta para aumentar el 'lenguaje de poder' de la UE y que los aliados europeos aumentaran su cuota de gasto y de responsabilidad ante la amenaza militar rusa como pedía la OTAN, ha pasado a ser un plan de emancipación militar urgente y caro", advierte Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano en un artículo publicado este jueves.

Cómo defender Ucrania

Una de las claves de todo el proceso pasa por que los Veintisiete, junto a sus aliados cercanos de Reino Unido o Noruega, sepan definir cómo se debería desplegar un contingente en Ucrania, en caso de que se llegue a un alto el fuego, probablemente en los términos que marquen EEUU y Rusia.

El doctor en Seguridad Internacional y profesor asociado del Instituto Español de Estudios Estratégicos para la Defensa (IEEE), Guillem Colom Piella, deja los riesgos muy claros en su último artículo sobre 'Cómo terminan las guerras', donde advierte que cuando la UE dice que se apoyará a Ucrania "hasta donde sea necesario" hay que afinar más lo que engloba esa expresión.

A su entender, "sin un consenso claro y compartido por todos los miembros de la coalición sobre el problema estratégico-militar que se pretende resolver" y "sin una evaluación rigurosa de los riesgos asumidos y las respuestas militares que deberían adoptarse si Rusia quebranta el alto el fuego (...), cualquier despliegue militar corre el riesgo de convertirse en un instrumento incapaz de cumplir su propósito y abocado al fracaso".