Hasta aquí. La alemana Sabine Lautenschläger, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), ha dicho basta. Aunque su mandato no expiraba hasta 2022, este miércoles comunicó su renuncia, que se hará efectiva el 31 de octubre. Es decir, se irá el mismo día que el presidente de la entidad y miembro por ello del Comité, el italiano Mario Draghi, cuyos ocho años en el cargo expirarán también cuando finalice octubre. Poco después, el 31 de diciembre, el francés Benoit Coeuré, dirá igualmente adiós al Comité, como ya lo hizo en junio el belga Peter Praet.
Y así, en apenas medio año, el Comité Ejecutivo de la entidad, auténtica sala de máquinas del banco central porque se ocupa del día a día de la institución, de preparar las reuniones del Consejo de Gobierno y de ejecutar la poítica monetaria adoptada en el Consejo, se renovará casi por completo. Adiós a cuatro de sus seis miembros en menos de medio año, con el principal, Mario Draghi, a la cabeza.
Él ya tiene sustituta en la figura de la francesa Christine Lagarde. Lo mismo que Praet, cuya función de economista jefe de la entidad ya la desempeña desde junio el irlandés Philip Lane. A Coeuré le sustituirá el italiano Fabio Panetta. Y todavía se ignora quién reemplazará a Lautenschläger, aunque será otro alemán, porque de lo contrario Alemania, la gran economía de la región, no tendría representación en el Comité, algo que nunca ha ocurrido.
Con sus diferentes posiciones, Draghi y Lautenschläger se irán juntos. El 1 de noviembre empezará una nueva era en el BCE. La de Lagarde. Y la de un Comité prácticamente nuevo
Todos estos cambios redundarán en que solo el luxemburgués Yves Mersch y el español Luis de Guindos quedarán en el Comité de época de Draghi. Y el primero cuenta con más experiencia, porque llegó en 2012, pero Guindos lleva poco más más de un año en la sala de máquinas, puesto que desembarcó en junio de 2018 como número 2 de Draghi en el BCE. Lagarde, por tanto, prácticamente 'estrenará' Comité Ejecutivo.
UN ADIÓS SORPRENDENTE... O NO TANTO
La dimisión de Lautenschläger ha causado sorpresa por el tiempo que aún le restaba en el cargo, pero no tanto por la propia decisión. Sobre todo, tras la última descarga de medidas expansivas anunciada por el BCE en la reunión del 12 de septiembre.
Siguiendo la estela de los representantes alemanes que le precedieron en el Comité Ejecutivo, Otmar Issing, Jürgen Stark y Jörg Asmussen, Sabine Lautenschläger se cuenta entre las voces duraas del BCE y en agosto dejó clara su posición contraria a que la entidad retomara las compras netas de activos en el mercado. No estuvo sola, porque el presidente del banco central alemán, Jens Weidmann, y el del francés, Francois Villeroy de Galhau, también manifestaron su rechazo a lanzar un nuevo programa de expansión cuantitativa (QE).
El Consejo de Gobierno del BCE, finalmente, aprobó reanudar las compras, que se activarán desde el 1 de noviembre a razón de 20.000 millones de euros al mes y sin límite de tiempo. Eso ocurrió el 12 de septiembre. Trece días después, Lautenschläger dijo adiós. Se lo comunicó a Draghi. Con sus diferentes posiciones, se irán juntos. El 1 de noviembre empezará una nueva era en el BCE. La de Lagarde. Y la de un Comité prácticamente nuevo.