Esta vez, la verdad es que no parece que fuera ayer. El mandato de Mario Draghi ha cundido tanto y se ha enfrentado a tantas vicisitudes, que sus ocho año al frente del Banco Central Europeo (BCE) han sido auténticamente largos. Los bancos, la liquidez, Grecia, la crisis de la deuda soberana, España, los tipos negativos, las compras de activos… Desde noviembre de 2011 ha habido casi de todo. Casi, porque lo que no ha habido han sido subidas de los tipos de interés. Será otro de los motivos por los que Draghi pasará a la historia, por ser el primer presidente del BCE sin encarecer el precio del dinero durante su mandato, todo un síntoma de los años que le ha tocado vivir y gestionar

Por el contrario, sí los ha bajado. La última vez, en septiembre, cuando rebajó los tipos de la facilidad de depósito, los importantes ahora, del -0,40% al -0,50%. En esa misma cita confirmó que los tipos aún pueden bajar más y que como poco estarán en negativo hasta 2022, reactivó las compras de activos en el mercado, lanzó un sistema escalonado para que los bancos no paguen el mismo interés por sus reservas excesivas (‘tiering’) y mejoró las condiciones de las operaciones de financiación bancaria (TLTRO III) que empezó a realizar el mes pasado. Dos medidas de esta batería, las compras de activos y el 'tiering', aún no han entrado en vigor -la primera lo hará en noviembre y la segunda, el 30 de octubre-. 

LA HORA DEL ADIÓS

Por todo ello no se esperan más novedades este jueves, en la última reunión de política monetaria del Consejo de Gobierno del BCE presidida por Draghi. Pero eso no impide que la reunión sea importante. Y lo es, precisamente, por acoger el adiós del italiano, que carga la cita de simbología.  

Esta vez lo que diga no será diseccionado para intuir pistas sobre las decisiones futuras de la entidad. Eso ya quedó atado y bien atado en septiembre. Lo que diga en esta ocasión será escuchado con otros oídos. Porque mucho de lo que comente tendrá sabor a despedida. A legado"

La atención, como tantas otras veces, se centrará en lo que diga. Con un matiz, esta vez lo que diga no será diseccionado para intuir pistas sobre las decisiones futuras de la entidad. Eso ya quedó atado y bien atado en la reunión de septiembre. Lo que diga en esta ocasión será escuchado con otros oídos. Porque se va, y seguramente mucho de lo que comente tendrá sabor a despedida. A legado. 

Con ribetes, eso sí, de presente, porque aún quedan cosas de las que ocuparse ahora. Como la contestación interna que ha encontrado su última salva de medidas expansivas, amplificada por otras críticas provenientes del exterior, de bancos, aseguradoras y exmiembros de la entidad, también contrarios a esas iniciativas. Con la fecha de caducidad ya a la vuelta de la esquina, la veda contra Draghi se ha abierto en las últimas semanas. Y el banquero central italiano tratará de salir al paso, tal vez no tanto por él como por su sucesora, la francesa Christine Lagarde

“El desacuerdo público entre los miembros del Consejo de Gobierno socava la credibilidad del BCE y desafiará a Lagarde desde el principio”, apuntan desde Bank of America-Merrill Lynch. “Es probable que Draghi se centre en defender la política monetaria laxa que ha caracterizado su mandato y aborde la disensión aparentemente abierta dentro del banco sobre las compras de activos”, comentan igualmente desde Monex Europe. 

La peticiòn de 'ayuda' a los gobiernos y los políticos, expresada ya de manera directa en septiembre, también aparecerá seguramente en el adiós del italiano. "Draghi debería reiterar que la política monetaria por sí sola no puede resolverlo todo y que, dado que la inflación sigue siendo demasiado baja, la política fiscal debería desempeñar un papel más importante", apunta Maud Minuit, responsable de Renta Fija y Cross Asset de La Française AM. 

A todo ello se dedicará en la rueda de prensa que ofrecerá desde las 14:30 horas. Cuando, a eso de las 15:30 horas, aunque en esta ocasión tal vez se prolongue menos de la hora que suele durar, responda la última pregunta, ya no habrá más. Solo le quedará apurar sus últimos días, hasta que el 31 de octubre diga adiós definitivamente. 

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