El mandato. Siempre por delante el mandato. Consciente de hasta qué punto estaba dispuesto a remodelar el discurso, las prácticas y la política del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi se ha esforzado una y otra vez en dejar claro que nunca ha dejado de tener presente el mandato de la entidad. Ese sagrado principio de garantizar la estabilidad de los precios, sustanciado en el objetivo de situar la inflación por debajo, pero cerca, del 2%, ha sido enarbolado constantemente por el banquero italiano desde que accedió a la presidencia de la institución en noviembre de 2011.
Nunca, eso sí, como en el día que ha marcado por completo sus ocho años al frente de la entidad, ese 26 de julio de 2012 en el que se comprometió a “hacer lo que sea necesario para salvar al euro”. Fue un mensaje de 23 palabras -en inglés-, absolutamente históricas, pero que comenzaron con cuatro totalmente intencionadas: “Dentro de nuestro mandato”. Es más, las pronunció dos veces, las repitió, para que quedara claro que siempre iba a ser fiel al mandato.
Otra cosa es que no lo haya forzado al máximo. Hasta el infinito… y casi, casi más allá. Pero siempre aludiendo al mandato para que nadie le acusara de vulnerar el principio más sagrado del BCE, su misma esencia, o para que, cuando le acusaran, él siempre pudiera replicar con la coartada de que había invocado al mandato y nunca lo había quebrantado.
Para explorar sus límites, para comprobar hasta dónde podía flexibilizar ese mandato, Draghi ha acumulado siglas y más siglas, conceptos hasta entonces desconocidos en la entidad, con los que ha ido esculpiendo un nuevo BCE. Repasarlos cronológicamente, conocerlos, evidencia hasta qué punto el banquero central italiano ha modificado la fisonomía de un BCE siempre pegado a su mandato, pero que bajo su batuta ha sido otro.
LTRO
Corresponden el concepto ‘Long Term Refinancing Operations’ u ‘Operaciones de Refinanciación a largo plazo’. Fueron el primer gran truco de Draghi. Anunciadas en diciembre de 2011, poco más de un mes después de llegar a la presidencia, con ellas el BCE perseguía desterrar de una vez por todas el riesgo de liquidez del sector bancario y suministrar los fondos suficientes para intentar reactivar el grifo crediticio y reforzar la transmisión de las decisiones monetarias hacia la economía real.
OMT
Las siglas de todas las siglas de Draghi. Las más importantes, sin discusión posible. Procedentes del concepto ‘Outright Monetary Transactions’ u ‘Operaciones Monetarias de Compraventa’, fueron el mecanismo con el que el presidente del BCE apuntaló en septiembre de 2012 el histórico mensaje lanzado seis semanas antes, aquel 26 de julio. Las OMT sustanciaban el compromiso de "hacer io que sea necesario para salvar al euro" al ofrecer ayuda a los países que tenían problemas, principalmente España en esos momentos, mediante la compra de deuda pública en el mercado a cambio de que esos países solicitaran un rescate y se sometieran a las condiciones asociadas a él.
Más de siete años después, las OMT aún no han entrado en vigor. Siguen dentro del arsenal del BCE, pero jamás han sido estrenadas… ni falta que ha hecho, puesto que su sola presencia actuó como dique y bastó para rebajar las tensiones -la prima de riesgo española, que en julio superó los 650 puntos básicos, terminó 2012 en los 400 y 2013 en los 220- y reforzar las maltrechas costuras del euro. Cuando se afirma que Draghi salvó al euro, las OMT fueron la herramienta que ideó para demostrar que no iba de farol.
'Forward guidance'
Otro de los cambios de envergadura introducido por Draghi. Hasta mediados de 2013, el BCE iba reunión a reunión; ofrecía pistas, salvoconductos, para telegrafiar al mercado su intención de mover los tipos en un sentido u otro en el siguiente cónclave monetario, pero no iba más allá, no proporcionaba más información acerca de lo que podría pasar con los tipos en un horizonte de tiempo mayor. Hasta que en la cita de julio de 2013 empleó ya el denominado ‘forward guidance’ u ‘orientación de expectativas sobre los tipos de interés’.
“El Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés permanezcan en los niveles actuales o más bajos por un extenso periodo de tiempo”, expuso la entidad. Desde ese momento, el ‘forward guidance’ se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del BCE para reforzar sus decisiones de política monetaria y tratar de influir en las expectativas de los mercados y los agentes económicos.
TLTRO
En la reunión de política monetaria de junio de 2014, y ante la persistencia de las presiones desinflacionistas en la Eurozona, el BCE volvió a la carga con una nueva ronda de financiación bancaria a muy largo plazo. Esta vez, eso sí, introdujo una variante para estimular que el dinero estas operaciones reactivara el crédito a las empresas y los hogares, de ahí que añadieran una sigla a las ya conocidas LTRO. Fueron las TLTRO, del concepto ‘Targetd longer-term refinancing operations’ u ‘Operaciones de financiación a más largo plazo con objetivo específico’. Las renovó en 2016 (TLTRO II) y en septiembre de 2019 ha iniciado una tercera ronda (TLTRO III).
Tipos negativos
En esa misma reunión de junio de 2014, Draghi cruzó otro Rubicón. Rebajó los tipos de la facilidad de depósito, los más relevantes para el mercado tras la imposición del sistema de ‘barra libre’ en las operaciones de financiación bancaria, del 0% al -0,10%. Es decir, atravesó por primera vez el umbral del 0% y situó los tipos en negativo.
Este pasó tenía una enorme trascendencia. Suponía que el BCE iba a empezar a cobrar a los bancos un interés por el dinero que les sobraba, cuando lo normal hasta entonces había sido que el BCE pagara a las entidades un interés por ese dinero. Lejos de ser una medida puntual, más de cinco años después los tipos de la facilidad de depósito no solo permanecen en negativo, sino que los acaba de bajar al -0,50% y la institución no ha cerrado la puerta a nuevos descensos. En todo este periodo, los tipos negativos ya han costado al sector más de 23.000 millones de euros por la penalización que representan para su exceso de liquidez. Pero las consecuencias han ido más allá, con un euríbor en negativo en todos sus tramos y una proporción cada vez mayor de la deuda pública de la Eurozona luciendo rendimientos inferiores igualmente al 0%.
ABSPP
‘Programa de compras de títulos respaldados por activos’ o ‘Asset-backed securities purchase programme’. En septiembre de 2014, y dentro de su cruzada por lubricar los mercados de financiación y reactivar la maquinaria financiera europea, el BCE anunció el lanzamiento de un programa de adquisición de títulos respaldados por préstamos. Hasta finales de 2018 compró títulos por valor de 26.000 millones de euros.
CBPP3
Aunque no es una idea original de la factoría Draghi, estas siglas también han formado parte de su arsenal. Corresponden al tercer programa de compras de cédulas hipotecarias o ‘Covered bonds purchase programme 3’. Anunciado en septiembre de 2014, entre octubre de ese mismo año y finales de 2018 dio lugar a comprar por valor de 260.000 millones de euros.
APP
‘Asset Purchases Programmes’ o ‘Programas de compras de activos’. Es el nombre con el que el BCE bautizó el programa de expansión cuantitativa (QE) aplicado en la Eurozona. Tras meses luchando por instaurarlo, Draghi logró arrancar del Consejo de Gobierno el respaldo suficiente para anunciarlo en enero de 2015 y ponerlo en marcha ya con compras en el mercado en marzo. Incluyó adquisiciones de títulos públicos y privados, entre los que figuraron los activos correspondientes al ABSPP y al CBPP3.
Desde marzo de 2015 y hasta finales de 2018, abarcó compras netas por valor de 2,6 billones de euros. En ese momento fue interrumpido, pero el BCE comunicó el mes pasado que retomará las compras netas desde este noviembre, a razón de 20.000 millones de euros al mes sin límite temporal.
PSPP
Dentro del APP el BCE introdujo un ‘Programa de compras del sector público’ (‘Public sector purchase programme’), que se convirtió en la principal pata del QE europeo, con cerca de 2,2 billones de euros adquiridos en títulos soberanos o de agencias públicas.
CSPP
Para reforzar el APP, el BCE incluyó las compras de deuda corporativa (‘Corporate Sector Purchase Programme’) dentro de su radar en junio de 2016. En total, dedicó 177.000 millones de euros a la adquisición de títulos emitidos por empresas.
Objetivo de inflación simétrico
Con el objetivo de procurarse el mayor grado de acción posible dentro de su mandato de garantizar la estabilidad de los precios, Draghi ha empujado al BCE en los últimos meses para hacer más palpable la simetría del objetivo que sustancia ese mandato. Una simetría que contiene una doble vertiente: por un lado, aclarar que si hasta ahora la entidad defendía que la inflación debería estar por debajo, pero cerca, del 2%, ahora también tolerará que esté por debajo, pero también por encima, aunque cerca, del 2%; y por otro, constatar que el BCE tiene la obligación de actuar con firmeza tanto si la inflación excede el objetivo como si está por debajo.
"El Consejo de Gobierno tiene la determinación de actuar conforme a su compromiso de simetría en el objetivo de inflación", explicitó ya la institución en julio. "La simetría significa que reaccionamos a tasas de inflación que están por debajo de nuestro objetivo con la misma fuerza que reaccionaríamos a tasas de inflación que estuvieran por encima de nuestro objetivo", precisó luego el propio Draghi en septiembre.
Tiering
El último producto de la ‘factoría Draghi’. Anunciado en septiembre de este año, consiste en la introducción de un sistema de niveles para que los bancos no paguen el mismo interés de penalización por el dinero que les sobra. Acaba de entrar en vigor, y con esta medida el BCE pretende aliviar el castigo que los tipos negativos de la facilidad de depósito suponen para la banca.