Ya es oficial. El Banco Central Europeo (BCE) dejará de comprar deuda a partir del 30 de junio. El efecto que el anuncio tuvo sobre las primas de riesgo de los países de la periferia europea no se hizo esperar. Todas ellas subieron fuertemente a pesar de que Christine Lagarde, la presidenta de la institución, se comprometiese a mantenerlas a raya.
El sobrecoste que España, Italia o Portugal deben pagar para financiarse respecto a Alemania -tomado como referencia por ser considerado el emisor más seguro- subió el jueves entre 6 y 17 puntos básicos.
Ahora, la prima de riesgo española se acerca a los 120 puntos básicos, la italiana supera los 227 y la portuguesa sobrepasa los 121 enteros.
Niveles de 2020
Se mantienen así en niveles de mayo de 2020, cuando se vivían algunos de los peores momentos de la pandemia. Poco antes, en abril de ese mismo año, y en pleno confinamiento, las primas de riesgo alcanzaron sus últimos máximos.
Por aquel entonces, el mercado ya reclamaba a Lagarde una versión del “lo que sea necesario” que Mario Draghi, su antecesor en el cargo, pronunció durante la crisis del euro. Sin embargo, la francesa cometió el error de señalar que la función del BCE no era reducir la prima de riesgo de los países con problemas.
En el caso de España, el diferencial alcanzó los 160 puntos básicos y en el de Italia, los 275. Aunque tardó en reaccionar, el Consejo de Gobierno del BCE decidió poner en marcha el programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) a mediados de marzo de 2020. Con él, la institución consiguió frenar la escalada.
Para no volver a tropezar con la misma piedra, el BCE ha ido lanzando mensajes sobre la posibilidad de implementar nuevas herramientas para evitar que algunos países de la eurozona comiencen a tener dificultades para financiarse o que tengan que hacerlo pagando un coste demasiado elevado.
Sin detalles
De esta forma, en su comparecencia ante los medios de este jueves, la exdirectora del Fondo Monetario Internacional (FMI) insistió en que la institución cuenta con herramientas, experiencia y capacidad de dotarse de nuevos instrumentos para combatir la fragmentación de los costes de financiación en la zona euro.
Hernán Cortés, socio fundador de Olea Gestión, considera que esta es una buena noticia para "la Europa periférica", especialmente para Italia y España. En su opinión, “significa que (el BCE) utilizará todos los medios a su alcance para evitar que la rentabilidad de los bonos de estos países se dispare respecto a los de Europa Central”, como ya ocurrió en 2011 y 2012.
Sin embargo, Lagarde no quiso dar más detalles. Señaló que no hay un nivel específico de las primas de riesgo o de los rendimientos de la deuda que pudiera desencadenar la intervención del banco central. "No toleraremos una fragmentación que impida la transmisión de la política monetaria", se limitó a reiterar.
El movimiento registrado por la rentabilidad de los bonos también fue al alza. El interés exigido a la deuda española a 10 años alcanzó el 2,647% y el de Italia, el 3,74%. Se mantienen, así, en máximos de 2014.
También, aunque en menor medida -y de ahí el incremento de las primas de riesgo- se elevó la rentabilidad del bono alemán a 10 años, que rozó el 1,5%.
Konstantin Veit, gestor de PIMCO, explica que precisamente la falta de detalles se esconde detrás de la escalada de los diferenciales periféricos. En la gestora, la mayor de renta fija de todo el mundo, se muestran escépticos en cuanto a que el BCE anuncie ex ante un mecanismo de apoyo creíble.
Qué herramientas
Hasta ahora, el mercado ha especulado con la posibilidad de que, en caso de ser necesario, la institución utilice una herramienta similar al programa OMT – las siglas de Outright Monetary Transactions– lanzado en 2012.
También se baraja el uso de una estrategia parecida al SMP -las siglas de Securities Market Programme- que puso en marcha en el verano de 2011 para garantizar el acceso de los bonos periféricos a los mercados.
“La flexibilidad de las reinversiones del PEPP parece una herramienta insuficiente para hacer frente a estos problemas”, apunta Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes, quien también subraya que “el diseño de cualquier herramienta específica contra la fragmentación es una tarea difícil, que se está llevando a cabo a puerta cerrada”.
Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía, cree que la intención de Lagarde puede ser la de “recuperar terreno frente a la inactividad en materia monetaria del último año y medio y, especialmente, frente al desfase en tomar medidas de normalización monetaria frente a EEUU”.
“Si es así, tal vez lo peor ya se haya dicho y, a partir de ahora, la comunicación del BCE sea más sosegada”, aunque -puntualiza-, “dependerá del éxito que las subidas de tipos anunciadas tengan contra la inflación".
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