Los datos que se conocieron el viernes en EEUU supusieron la confirmación de que la inflación ni siquiera se ha estabilizado. Para frenar su escalada, tanto la Reserva Federal (Fed), como el Banco Central Europeo (BCE) se van a ver obligados a endurecer aún más rápido su política monetaria.

En contra de lo previsto, el índice de precios al consumo (IPC) estadounidense alcanzó el 8,6% en tasa interanual en el mes de mayo, unas cifras que no se conocían desde diciembre de 1981.

La tasa subyacente -aquella que descarta la energía y los alimentos por ser los componentes más volátiles- se situó en el 6% también respecto al mismo mes del año anterior.

La inflación estadounidense cayó como un jarro de agua fría sobre los mercados financieros, que temen que sirvan como argumento a la Fed para acelerar el ritmo de subida de tipos.

No parece descabellado si se tiene en cuenta que el banco central estadounidense ya ha incrementado el precio del dinero en dos ocasiones sin haber logrado, al menos por ahora, frenar la escalada de los precios.

En marzo, el incremento fue de 25 puntos básicos. La institución presidida por Jerome Powell aceleró en mayo y llevó a cabo el mayor incremento de los precios del dinero en los últimos 22 años. Subió los tipos en 50 puntos básicos de un solo golpe para situarlos en un rango objetivo de ente el 0,75% y el 1%.

50 puntos

En esa cita, la autoridad monetaria anunció el inició de la reducción de su balance y dejó la puerta abierta a una subida de tipos de otros 50 puntos básicos tanto en la reunión de junio, que se celebra la próxima semana, como en la de septiembre.

Bancos de inversión, analistas y expertos esperaban que, a partir de entonces, el banco central echara el freno para recalibrar su política y analizar los efectos de esta sobre la economía.

Aunque hasta entonces se conocerán los IPC de junio, julio y agosto, las cifras de mayo se encuentran muy lejos de haber dado una señal “clara y convincente”, tal y como pedía Powell, para reducir el ritmo de subidas de tipos.

Los futuros anticipan ahora que la Fed incrementará el precio del dinero a lo largo del ejercicio hasta alcanzar el rango objetivo de entre el 3% y el 3,25%. Es decir, 225 puntos por encima de los niveles actuales.

Energía

La situación de los precios en la eurozona no es muy diferente. En el bloque del euro la inflación marcó en mayo máximos históricos, al alcanzar el 8,1% respecto al mismo mes de 2021. Esta cifra multiplica por cuatro el objetivo del 2% que se marca el BCE.

Si los datos se desgranan por países, ofrecen resultados similares. En Alemania la inflación subió al 7,9% en el quinto mes del año, un dato histórico para la economía germana. En Francia se incrementó al 5,8%; en Italia, al 6,9% y en España, al 8,7%.

El aumento de los precios de la energía y los alimentos se encuentran en el origen de estos porcentajes. Una circunstancia que no tiene visos de revocarse mientras continúe el conflicto en Ucrania y después de que la Unión Europea (UE) haya vetado la mayor parte de las compras de crudo y gas ruso.

Hace solo unos días, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) alertaba de que Europa afronta una temporada de verano en la que previsiblemente habrá problemas de suministro de todo tipo de combustibles, debido al entorno actual de problemas de oferta y elevados precios.

Proyecciones

Las propias proyecciones del BCE no son muy halagüeñas. La autoridad monetaria espera que la inflación media de la eurozona sea del 6,8% en 2022. Pero ese es solo su escenario base.

Si se dan las circunstancias más adversas, la escalada de los precios podría ser, de media, del 7,1% en este ejercicio; mientras que en el mejor de los casos la institución espera que el IPC medio sea del 5,9%.

Con estas perspectivas, el pasado jueves, la institución ya adelantó que subirá los tipos de interés en 25 puntos básicos en julio y avanzó otro incrementó en septiembre.

"La calibración de esta subida de tipos será dependiente de las perspectivas de inflación a medio plazo", por lo que si estas previsiones "persisten o se deterioran, un mayor incremento será apropiado", señaló la institución en el comunicado emitido tras la ruenión del jueves. Es decir, dejó la puesta abierta a subidas de 50 puntos.

Halcones

En su comparecencia posterior, Lagarde se mostró más dura que en declaraciones anteriores y apuntó que estos son los primeros pasos del camino de la normalización de la política monetaria.

Ganan así terreno los miembros de la institución conocidos como halcones, aquellos que consideran necesarias subidas de tipos en esos 50 puntos para luchar contra la inflación.

El ala más dura de la institución también gana adeptos entre los analistas. Los expertos de Deutsche Bank ahora esperan que el BCE lleve a cabo dos subidas de 50 puntos básicos tras la prevista de 25 en julio. En Morgan Stanley esperan un alza de 50 puntos en septiembre, una opinión que comparten con los gestores de Axa IM.

El temor a que los bancos centrales tengan que acelerar sus políticas monetarias para frenar la inflación y que terminen provocando una recesión pesan sobre las bolsas occidentales. El viernes los parqués de uno y otro lado del Atlántico cerraron la sesión con caídas de entre el 3% y el 4%.

Por el contrario, los intereses de la deuda europea y estadounidense a largo plazo se han incrementado fuertemente.

Mientras la rentabilidad exigida al bono de EEUU vuelve a situarse por encima del 3%, el interés del ‘papel’ europeo con el mismo vencimiento se sitúan en máximos de 2014. El incremento ha sido mayor en el caso de la deuda periférica, lo que ha provocado una fuerte subida de las primas de riesgo.

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