La tasa interanual de inflación en Estados Unidos se situó en el 9,1% en junio, unas cifras que no se conocían desde noviembre de 1981. La publicación del dato, que ha provocado que el euro haya perdido la paridad con el dólar, obliga a los bancos centrales a endurecer aun más sus políticas monetarias.

Para intentar frenar la subida de los precios -que por ahora parece no haber tocado techo tampoco al otro lado del Atlántico- el mercado descuenta que la Reserva Federal de EEUU (Fed) elevará los tipos de interés 75 puntos básicos en su reunión de julio. La posibilidad es prácticamente del 100%.

Será la segunda alza de tal calibre de forma consecutiva, después de que la institución presidida por Jerome Powell ya incrementase los tipos de interés en dicha proporción en su cita de junio.

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La subida se sumó a la ejecutada en marzo -de un cuarto de punto- y en mayo -de medio punto-. A pesar de ello, el índice de precios al consumidor (IPC) de EEUU se aceleró en junio por segundo mes consecutivo, después de que alcanzase en mayo el 8,6% en tasa interanual.

Los analistas esperaban una aceleración de los precios en EEUU en el sexto mes del año, pero no de tal magnitud. Contemplaban que el IPC alcanzase el 8,8%. Pero el propio Powell ya avisó de que, a pesar del compromiso del banco central estadounidense, la inflación podría seguir sorprendiendo al alza.

Ahora, ese compromiso parece que se reforzará aún más. Tras la publicación del dato de inflación, los intereses de los bonos estadounidenses se han disparado. Pero no todos lo han hecho en la misma proporción.

Las rentabilidades de los bonos a medio plazo han subido más que el ‘papel’ con un vencimiento mayor. De hecho, el interés exigido al bono estadounidense a 2 años ha superado al ofrecido por los bonos a 10 años. Es lo que se conoce como inversión de la curva de tipos, una señal -para muchos expertos- de que tendrá lugar una recesión en EEUU.

Previsiones

Los analistas de Bank of America esperan que la Fed suba tipos 175 puntos básicos más en lo que resta de ejercicio. El precio del dinero en EEUU se sitúa ahora en el rango de entre el 1,5% y el 1,75%, por lo que si se cumplen sus previsiones alcanzaría la horquilla de entre el 3,25% y 3,50%.

Los mismos expertos prevén que el Banco Central Europeo (BCE) eleve sus tipos 150 puntos básicos en los próximos cinco meses y medio. Esperan que lo haga 25 puntos básicos en julio y que después incremente el ritmo -50 en septiembre y octubre- para volver a elevarlos un cuarto de punto en diciembre.

Pero una Fed más agresiva podría modificar la hoja de ruta del BCE. La institución europea se ve en una triple encrucijada. Por un lado, la situación económica de la eurozona -donde la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania tiene un mayor impacto-es más frágil que en EEUU.

Esto implicaría que un ritmo demasiado elevado podría hacer descarrilar a la economía del bloque, donde la inflación de algunos países -como España- es superior incluso a la de EEUU.

Pero su retraso frente a los principales bancos centrales, especialmente respecto a la Fed, es uno de los factores que ha lastrado la evolución del euro desde que comenzó el ejercicio.

Tras la publicación del IPC de EEUU, y ante el miedo de que el BCE se quede todavía más rezagado, la divisa comunitaria ha perforado la paridad frente al dólar. Se ha intercambiado a 0,9999 ‘billetes verdes’.

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Algunos analistas ya esperan, si no una subida de tipos superior a los 25 puntos básicos que ya ha anticipado la institución, sí que el BCE lance algún tipo de mensaje en su reunión del 21 de julio que sostenga a la divisa comunitaria.

De forma general -y con la excepción de Japón- los principales bancos centrales del mundo se han lanzado a endurecer su política monetaria. Muchos de ellos podrían seguir ahora el ejemplo de la Fed y redoblar sus esfuerzos para combatir la inflación.

Algunos de ellos, como el Banco de Inglaterra ya ha dejado claro que, de ser necesario, optaría por alzas mayores a los aumentos de 25 puntos básicos que ha utilizado en sus últimas cinco reuniones.