El Banco Central Europeo (BCE) ha dado el primer paso en la normalización de su política monetaria. No solo subió sus tipos de referencia 50 puntos básicos, sino que presentó su herramienta para controlar las primas de riesgo de los países periféricos, generalmente, los más endeudados.

Esa red de seguridad, que vela por la transmisión de la política monetaria en el bloque del euro, permitirá a la institución presidida por Christine Lagarde subir los tipos de interés más rápido en el futuro. Según datos de Refinitiv, el mercado ya da más de un 80% de posibilidades a que el incremento aprobado en septiembre vuelva a ser de medio punto.

En su primera subida de tipos en 11 años, el BCE incrementó sus tasas de referencia el doble de lo mencionado en anteriores comunicaciones con la intención de meter en vereda a la inflación y 'sujetar' al euro, muy debilitado frente al dólar.

Pero las subidas de tipos de interés ejercen mayor presión sobre las rentabilidades de los bonos y, por lo tanto, sobre las primas de riesgo de los países periféricos, en un contexto de tensión por la crisis política de Italia.

Por ello, “el BCE ha querido tranquilizar al mercado con el lanzamiento de su nuevo instrumento monetario para avanzar con más fuerza en el ajuste de los tipos clave”, subrayan en UBP.

En opinión de la gestora abrdn, “la declaración de política monetaria deja claro que se avecinan nuevas subidas, probablemente en tramos de 50 puntos básicos”.

Los miembros del BCE han llegado a una especie de quid pro quo, en el que se ha intercambiado una gran subida de tipos por un mayor alcance del Instrumento para la Protección de la Transmisión (TPI, por sus siglas en inglés), que es como se llama la nueva herramienta de la institución.

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Los halcones -los miembros más duros del BCE y generalmente de países del norte- y las palomas -aquellos más a favor de políticas acomodaticias, normalmente de países del sur- tomaron ambas decisiones por unanimidad, como se encargó de resaltar Lagarde en su comparecencia ante los medios.

Tras las reservas expresadas recientemente por el Bundesbank y otros países del club de los 'frugales' se trata de una importante promesa política en cuanto a credibilidad de la herramienta, de la que por fin el jueves se conocieron más detalles.

Su principal objetivo es intervenir en los mercados en los que una “dinámica injustificada y desordenada” pone en riesgo la transmisión de la política. Las compras en los mercados dependerán de la crisis y las cantidades no están “restringidas ex ante”.

En su intervención ante la prensa, Lagarde intentó convencer a los mercados de que esta herramienta es lo suficientemente amplia como para hacer frente a la fragmentación financiera. Se suma, además, a la reinversión de los principales de la deuda vencida que haya sido comprada al amparo del programa de compras contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés).

Requisitos

De manera resumida, los beneficiarios deben ser países que se enfrentan a un deterioro de las condiciones financieras no justificado por sus fundamentos, mientras que las compras se basan en valores del sector público, con vencimientos entre 1 a 10 años.

Pero su activación tiene una serie de condiciones, como el cumplimiento del marco fiscal de la Unión Europea (UE), la ausencia de desequilibrios macroeconómicos graves, la sostenibilidad de la deuda pública y unas políticas que cumplan los compromisos del plan de recuperación Next Generation EU.

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Los expertos de Scope Rating advierten de que las condiciones “serán difíciles de cumplir”. “Todo dependerá, en última instancia, de las normas fiscales de la UE que se adopten en adelante y, en particular de la discrecionalidad del Consejo de Gobierno a la hora de interpretar las valoraciones de la Comisión Europea”, indican.

Con esta subida de 50 puntos básicos, el BCE también ha marcado el final del forward guidance, las indicaciones sobre la orientación de su política monetaria.

Misma meta

La institución se encargó el jueves de dejar todas las opciones abiertas para las próximas reuniones, repitiendo en sucesivas ocasiones que irán paso a paso -o reunión a reunión-, en función de los datos que se vayan conociendo.

“Dadas las presiones actuales sobre la inflación parece muy probable que se produzcan otros 50 puntos básicos en septiembre, pero incluso una subida de 0,75 puntos podría ser un escenario factible”, explican los analistas de UBP. La probabilidad de un cuarto de punto es casi inexistente.

Pero subir los tipos más rápido no quiere decir hacerlo más. La meta para este ciclo de subidas sigue estando en torno al 1,5%, el nivel que se considera neutral -capaz de reducir la inflación sin hacer descarrilar al economía- a pesar de la negativa del BCE a señalarlo.

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