Ante el fuerte castigo que sufre este lunes la banca europea tras el rescate de Credit Suisse, el Banco Central Europeo (BCE) apela de nuevo a la calma. En un intento de frenar el efecto contagio, la institución dirigida por Christine Lagarde ha repetido por enésima vez que las entidades comunitarias son resistentes y cuentan con sólidos niveles de capital y liquidez.
En un comunicado conjunto con la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) y la Junta Única de Resolución (JUR), el BCE se ha desmarcado además de la forma en que las autoridades suizas han organizado el rescate de Credit Suisse y su compra por UBS, y en particular de las pérdidas impuestas a los bonistas.
Como parte de la operación, el regulador suizo Finma ha aplicado a los titulares de deuda del banco una quita por valor de 17.000 millones de dólares, reduciendo a cero el valor de los bonos contingentes convertibles, también conocidos como CoCos o Capital Adicional de Nivel 1 (AT1, en inglés). Eso significa que los bonistas de Credit Suisse han perdido más que los accionistas, lo que ha puesto en duda el orden de pago en caso de quiebra bancaria.
El resultado de esta decisión es que los bonos AT1 de los bancos europeos están sufriendo un duro castigo en los mercados. En un intento de aportar tranquilidad, los reguladores europeos aseguran que no seguirán el ejemplo de Suiza: si se produce una quiebra bancaria en la UE, los accionistas y no los bonistas serán los primeros en absorber pérdidas.
"La Junta Única de Resolución, la Autoridad Bancaria Europea y la Supervisión Bancaria del BCE acogen con satisfacción el amplio conjunto de medidas adoptadas ayer por las autoridades suizas para garantizar la estabilidad financiera. El sector bancario europeo es resistente, con sólidos niveles de capital y liquidez", afirma el comunicado conjunto.
Sin embargo, los supervisores europeos se distancian a reglón seguido de la actuación de Suiza y recuerdan que las reglas de la UE aprobadas tras la crisis financiera de 2008 establecen claramente "el orden según el cual los accionistas y acreedores de un banco en problemas deben soportar las pérdidas".
En particular, el comunicado destaca que los accionistas "son los primeros en absorber pérdidas" y sólo después del "pleno uso" de este tipo de capital se aplicarían quitas a los bonos AT1. "Este enfoque se ha aplicado sistemáticamente en casos anteriores y seguirá guiando las acciones de la supervisión bancaria de la JUR y el BCE en las intervenciones de crisis", aseguran los reguladores europeos.
Los bonos AT1 "son y seguirán siendo un componente importante de la estructura de capital de los bancos europeos", concluye el breve comunicado.
El domingo por la noche, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ya publicó un comunicado de emergencia en el que se comprometía a proporcionar liquidez sin límites a los bancos europeos si es necesario para atajar el efecto contagio de Credit Suisse.
Con el mismo objetivo, el BCE y otros cinco bancos centrales han anunciado una acción coordinada para mejorar el suministro de liquidez en dólares estadounidenses. En el pacto participan también la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra, el Banco de Canadá, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo.
El BCE y el resto de bancos centrales ofrecerán operaciones en dólares a siete días con frecuencia diaria, en lugar de una vez a la semana como ahora. El objetivo es que esta red de líneas de canje funcione como un respaldo de liquidez para aliviar las tensiones en los mercados de financiación mundiales y mitigar el impacto de estas turbulencias en la oferta de crédito a hogares y empresas. El acuerdo empezará a funcionar este lunes 20 de marzo y estará vigente al menos hasta finales de abril.