Los miembros del Banco Central Europeo (BCE) no contemplan elevar más los tipos de interés si se cumplen sus previsiones. “Nuevas subidas no forman parte del escenario base”, señalan en las actas de la última reunión que mantuvo la institución. A pesar de ello, advierten de que los incrementos podrían tener lugar “si fuera necesario” para llevar la inflación al objetivo del 2% fijado por la institución.
Los documentos que se han conocido este jueves hacen referencia al encuentro que el BCE mantuvo el pasado 26 de octubre, una cita en la que el también supervisor bancario decidió hacer una pausa en el ciclo de subidas de tipos de interés más agresivo de su historia, dejando el precio del dinero sin cambios en un nivel récord del 4,5%.
Todos los miembros de la institución estuvieron de acuerdo en no modificar las tasas de referencia tras diez incrementos consecutivos.
“Se expresó confianza en que la actual postura de política monetaria era suficientemente restrictiva, lo que daba al Consejo de Gobierno la oportunidad de mantener los tipos en los niveles actuales y tomarse tiempo para evaluar las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria”, indican las actas de la reunión.
A pesar de ello, los responsables de política monetaria destacaron “que no había lugar para la complacencia, ya que la parte difícil del proceso de desinflación apenas estaba comenzando”.
Asimismo, advirtieron de que “la dinámica de la inflación durante el resto del año probablemente se caracterizaría por los efectos base, que podrían interpretarse erróneamente como una inversión de la tendencia inflacionista y generar volatilidad en el mercado”.
En este contexto, alertaron “contra declarar la victoria sobre la inflación” cuando la tasa todavía duplica el objetivo de la institución presidida por Christine Lagarde.
Los miembros del BCE hacen referencia al dato de inflación de la eurozona de septiembre, que fue del 4,3%. Sin embargo, el Índice de Precios al Consumo (IPC) del bloque del euro se moderó en octubre al 2,9%, su lectura más baja desde julio de 2021.
Al excluir del cálculo el impacto de la energía, la tasa interanual de inflación en octubre se situó en el 4,9%, frente al 5,5% del mes anterior, mientras que al dejar fuera también el impacto del precio de los alimentos, el alcohol y el tabaco, la tasa subyacente de inflación se quedó en el 4,2%, tres décimas menos.
Por otro lado, “los miembros destacaron que la incertidumbre en torno a las perspectivas económicas había aumentado” en septiembre respecto a la anterior reunión del BCE, “lo que también afectó la evaluación de la postura adecuada de la política monetaria”.
“Al mismo tiempo, se observó que las condiciones de financiación se habían endurecido debido a los efectos de contagio de Estados Unidos”, subrayan las actas, en referencia al incremento de la rentabilidad ofrecida por la deuda estadounidense, que llegó a superar el 5% en el caso del bono a 10 años.
Ello “aumentó la confianza en que -salvo desviaciones significativas en la inflación con respecto a las proyecciones del personal técnico del BCE de septiembre- la postura de la política monetaria era suficientemente restrictiva” para hacer que la inflación se modere al 2%.