Estrasburgo

El Banco Central Europeo (BCE) no quiere atarse las manos de cara a sus próximos movimientos en materia de tipos de interés y mantiene todas las opciones abiertas. La presidenta Christine Lagarde no ha aclarado si habrá un nuevo recorte en la próxima reunión del 12 de septiembre, o si se mantendrá el actual modo de pausa. Dependerá de los últimos datos disponibles en materia de inflación y salarios. El BCE necesita más información que confirme que no hay marcha atrás en el actual proceso de desinflación.

El Consejo de Gobierno ha decidido este jueves por "unanimidad" echar el freno al nuevo ciclo de rebajas de tipos que inició en junio y mantener el precio del dinero en el 4,25%. "Las presiones inflacionistas internas siguen siendo intensas, la inflación de los servicios es elevada y es probable que la inflación general continúe por encima del objetivo hasta bien avanzado el próximo año", argumenta el comunicado hecho público al término del encuentro.

De cara al futuro, los gobernadores también han acordado "ser dependientes de los datos, decidir reunión a reunión y no fijar ninguna senda predeterminada para los tipos". "Así que lo que hagamos en septiembre está bien abierto y se basará en todos los datos que iremos recibiendo", ha explicado Lagarde en rueda de prensa al término de la reunión. De aquí a septiembre, el BCE recibirá nuevas cifras sobre la evolución de inflación, salarios y crecimientos, así como proyecciones actualizadas elaboradas por sus propios técnicos.

[El BCE echa el freno al recorte de tipos: mantiene el precio del dinero en el 4,25%]

La presidenta ha destacado que los salarios todavía siguen creciendo a tasas elevadas para recuperar el pasado periodo de alta inflación. Al mismo tiempo, los datos más recientes sobre la remuneración por empleado han estado en línea con las expectativas y las últimas previsiones indican que el crecimiento salarial se moderará en 2025 y 2026.

Además, los beneficios empresariales se contrajeron durante el primer trimestre, lo que ha ayudado a compensar los efectos inflacionistas del aumento de los costes laborales unitarios, una tendencia que continuará a corto plazo.

"Se espera que la inflación fluctúe en torno a los niveles actuales durante el resto del año, en parte debido a efectos de base relacionados con la energía. Luego se reducirá hacia nuestro objetivo (del 2%) durante el segundo semestre del próximo año, debido a un crecimiento más débil de los costos laborales, los efectos de nuestra política monetaria restrictiva y el desvanecimiento del impacto del pasado aumento de la inflación", ha señalado Lagarde.

En todo caso, el BCE insiste en su "determinación de asegurar que la inflación vuelva a situarse pronto en su objetivo del 2 % a medio plazo, y mantendrá los tipos de interés oficiales en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr ese objetivo".