Hace dos semanas, el Gobierno quería acelerar un acuerdo en el Diálogo Social para extender los expedientes de regulación de empleo temporales (ERTE) excepcionales por el Covid-19 y aprobar un real decreto-ley para ello cuanto antes. Sin embargo, esto ya no parece estar en sus planes más inmediatos (y menos para el Consejo de Ministros del martes 23).

Lo mismo ocurre en el caso de la prestación extraordinaria de autónomos. Finalmente, la extensión de ambas medidas hasta finales de septiembre se hará sobre la bocina y exasperando a sindicatos y patronales.

Así lo indican los acontecimientos y fuentes del Diálogo Social, en especial en el caso de la ampliación de la prestación para autónomos, que ahora mismo perciben 1,4 millones de trabajadores por cuenta propia y cuya negociación ni siquiera ha empezado.

José Luis Escrivá, ministro de Migraciones, Seguridad Social e Inclusión.

De hecho, según ha podido saber Invertia, aunque la extensión se da por hecha, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones no ha presentado aún un texto a los colectivos de autónomos sobre el que comenzar a trabajar, y todo ello a menos de ocho días de que ‘caduque’ el subsidio.

¿Una fórmula para rebajar la capacidad de negociación de los trabajadores por cuenta propia? Así lo piensan los autónomos, que lamentan que el departamento de José Luis Escrivá no haya presentado o enviado un texto a las principales organizaciones para que se comience a trabajar sobre él. La causa que habrían argumentado desde el Gobierno es el temor a las filtraciones de los textos, como sucedió con el Ingreso Mínimo Vital (IMV).

La idea del Gobierno es aprobar de una tacada -en el mismo Consejo de Ministros- tanto la ampliación de la prestación de los autónomos (que se quiere modelar para que abarque solo a los de ciertos sectores) como la de los ERTE excepcionales hasta finales de septiembre.

Y lo hará sobre la bocina. Descartado el del martes 23 y a no ser que se convoque un cónclave ministerial extraordinario a lo largo de esta semana, el último en el que existirá la posibilidad de aprobar sendas prestaciones se celebrará el próximo martes 30 de junio, día tras el que caducan ambas medidas.

Carrera de fondo

En el caso de la extensión de los ERTE, aunque en un principio el Ministerio de Trabajo quería una negociación en sprint, el diálogo al final se ha quedado en una larga carrera de fondo de varias semanas.

Algo que también perseguían sindicatos y patronal (sobre todo una CEOE que pedía tiempo para que las empresas se pudieran preparar para eventuales cambios), pero que finalmente no se ha dado. Y ello a pesar de que el telón de fondo de la negociación, la cumbre empresarial que en desde la semana pasada celebra la CEOE, ha sido de todo menos positivo para el Gobierno.

Pese a ello, el Ejecutivo ha decidido agotar los tiempos al extremo, algo que no ha gustado en el Diálogo Social. De hecho, los sindicatos dejaron caer que, ante la falta de acuerdo, el Gobierno se tenía que plantear aprobar la ampliación de los ERTE sin acuerdo y de manera unilateral.

Final feliz

Sin embargo, al menos en el caso de los ERTE, todo parece indicar que habrá final feliz. Este lunes la reunión de la Comisión Tripartita del Diálogo Social, aunque no cerró un acuerdo, limó suficientes asperezas como para, después de semanas de desencuentros, transmitir sensaciones de consenso.

La idea es que se mantengan las principales bases de los ERTE excepcionales pero suprimiendo los de fuerza mayor total. A cambio, más empresas tendrán acceso a exoneraciones de cuotas a la Seguridad Social.

Los primeros espadas del Diálogo Social.

De esta manera, se eliminarán los ERTE de fuerza mayor total, que permitían exoneraciones del 100%, a cambio de que los ERTE por razones objetivas, económicas, técnicas, organizativas y de producción (ETOP) también permitan a las empresas disfrutar de dichas exoneraciones.

Dentro de esta propuesta, permanecen los ERTE de fuerza mayor parcial, con los que se mantienen las exoneraciones de dichas cuotas sociales pero con una paulatina recuperación de la actividad. Este ha sido el principal punto de desencuentro, puesto que se otorgaban más exoneraciones a las empresas que más actividad recuperaran. Pero este aspecto se habría corregido en la negociación entre Trabajo, sindicatos y patronal.

Por otro lado, las empresas en ERTE, además de tener prohibido el despido durante la aplicación del expediente y hasta seis meses después de su finalización, no podrán contratar a trabajadores para la realización de horas extraordinarias ni establecer o reanudar externalizaciones de la actividad y la concertación de nuevos contratos, ya sean de mera directa o a través de una empresa de trabajo temporal (ETT).

Interrogantes

Cabe recordar que también se mantiene la condición de que los trabajadores afectados por un ERTE excepcional cobren su prestación de desempleo sin 'perder' paro y manteniendo su base reguladora en el 70%.

En cualquier caso, todavía quedan interrogantes en el horizonte. Por un lado, tanto sindicatos como patronales reclamaban que los ERTE se extendieran directamente hasta diciembre. Trabajo se ha mostrado abierto a esta posibilidad, pero solo cuando caduque lo prorrogado hasta septiembre por lo cambiante del escenario económico.

Por otro lado, queda conocer a qué empresas y sectores se aplicarán los nuevos ERTE ampliados. Cabe pensar que no serán generalizados ni en las mismas condiciones. A día de hoy, estos expedientes y las prestaciones excepcionales para autónomos cubren en total a unas 3,6 millones de personas. Veremos a cuántas pueden cubrir, o es necesario que cubran, terminado septiembre.

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