En este 2021 marcado por las fusiones bancarias y las reestructuraciones de personal en varias grandes empresas van a tener mucho protagonismo las prejubilaciones. Figura que, popularmente, cuenta con el beneplácito de los sindicatos por las ventajas que suponen para los trabajadores mayores, ahora está sufriendo cambios. En la era 'post-Covid', las prejubilaciones son menos ventajosas y suponen unos ingresos menores para los afectados.
Todo ello a pesar de que el uso de esta figura se va a disparar en este año. "Las prejubilaciones van a aumentar de una forma importante", indica Gregorio Gil de Rozas, director del área de Retirement de Willis Towers Watson España, dadas todas las reestructuraciones que hay en marcha.
"Es una figura que cada vez se emplea más porque es lo menos traumático en un proceso de despido, y los sindicatos y las empresas lo ven así también. Hablamos además de personas de más de 58 años a las que se les da un puente a la jubilación", precisa.
Con todo, las prejubilaciones ya no son tan ventajosas como antaño. "El porcentaje de sustitución de los ingresos ha ido bajando", explica Gil de Rozas. Es decir, que la 'paga' que sigue recibiendo el trabajador de la empresa tras su 'despido' cada vez es menor.
"Es una tendencia que había nacido antes del Covid y que va a continuar una vez la pandemia haya pasado", añade. ¿La causa? El especialista indica que es necesario "un punto de equilibrio" que también permita a la empresa reducir unos costes que siempre han sido muy elevados.
En este sentido, Gil de Rozas recuerda que las primeras prejubilaciones eran del 100% o del 95% de los salarios. "Ahora ya no. Ahora hay dejar algo más en el camino".
Así, baraja que las actuales prejubilaciones han bajado a entre el 55% y el 65% de los salarios de los trabajadores afectados. "Los porcentajes que se pagaban en el pasado eran muy altos y, quizá, suponían un coste excesivo para las compañías".
Cheque dorado
Sin embargo, las prejubilaciones no han perdido su aura de cheque dorado como salida de una empresa, asegura Gil de Rozas. Por un lado, porque hay casos en los que se permite que el prejubilado siga trabajando en otra actividad que no sea competencia de la empresa de origen.
Cabe recordar que la prejubilación no tiene nada que ver con la jubilación anticipada y que no existe en el ordenamiento jurídico nacional. En realidad, no es más que un formato de despido por el cual el trabajador afectado pasa estar en desempleo. De ahí que no existan datos oficiales sobre su incidencia.
Con todo, aproximaciones informales indican que puede haber en España alrededor de un millón de 'prejubilados'. Según las estimaciones de los despachos que se dedican a la gestión de estas fórmulas, en 2020 la cifra de nuevas prejubilaciones se dobló en España hasta llegar a las 200.000 personas.
Por otro lado, el también miembro del Instituto de Actuarios Españoles alerta de que "es muy posible que en los próximos meses se reajuste de alguna forma los porcentajes de ejecución de pensión en caso jubilación anticipada", algo que necesariamente afectará a las prejubilaciones.
Gil de Rozas se refiere a la reforma que ha planteado José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, del sistema público de pensiones para, entre otras cosas, desincentivar la jubilación anticipada.
Hoy hay un coeficiente reductor, que varía según el caso. Si se endurece y aumenta dicho coeficiente, la prestación será menor. En cualquier caso, hasta que la reforma no se ejecute, "hay una incertidumbre muy importante. Hay un riesgo que tiene que asumir la empresa o el trabajador"
En cualquier caso, el actuario también indica que "esto en las negociaciones de las prejubilaciones se tendrá que poner encima de la mesa y ya se está empezando a meter".