El dilema de la pensión de los ‘baby boomers’: trabajar más o cobrar menos
El ministro José Luis Escrivá ha abierto el debate sobre cómo será la pensión de los nacidos entre 1950 y 1975.
3 julio, 2021 02:47Noticias relacionadas
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Los baby boomers se han convertido en protagonistas involuntarios de la reforma de las pensiones. En plena firma de la primera parte del proyecto, el ministro del ramo, José Luis Escrivá, aseguró ahora que a los nacidos entre los 50 y los 70 no les quedará otra que “escoger entre cobrar algo menos o trabajar algo más”.
Una afirmación que ha causado estupor social, que ha motivado que los agentes sociales le hayan reprobado, y que ha provocado la alarma entre los principales afectados por ese posible recorte. Pero ¿por qué lanza este mensaje Escrivá? Básicamente porque, aunque insiste en que no hay un problema en el sistema de pensiones, sí existe un problema demográfico que pone en jaque el sistema intergeneracional para el mantenimiento del sistema.
Lo primero que hay que recordar es cómo funciona el actual mecanismo de las pensiones: la solidaridad intergeneracional. O lo que es lo mismo, las generaciones en activo pagan a aquellas que pasan a ser clase pasiva. Es decir, que los más jóvenes mantienen con sus cotizaciones las pagas de los pensionistas.
Ese modelo de funcionamiento requiere que la pirámide poblacional sea más ancha (o igual) por la parte de abajo que por la de arriba. Sin embargo, un vistazo a los datos del Instituto Nacional de Estadística nos da una idea de cómo están las cosas.
En este momento hay entre los 40 y los 60 años (baby boombers) 15 millones de personas. ¿Quiénes le van a pagar la pensión? Las generaciones venideras. Entre los 20 y los 40 años, en las que hay 11,1 millones de personas. Los datos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) estiman que en el año 2050 habrá 1,5 personas en edad de trabajar por pensionista. Una situación, por cierto, en la que ya se encuentran 13 provincias españolas, según datos de Seguridad Social.
Por tanto, la esencia del sistema se ‘corrompe’, dado que su base está en que exista un mayor número de gente trabajando que fuera del mercado laboral. En concreto, el ideal es que haya un mínimo de 2,5 trabajadores por cada jubilado.
Por ese motivo se está retrasando de manera paulatina la edad real de jubilación, así como se está planteando la exigencia de cotizar 35 años en lugar de 25 si se quiere acceder a la pensión máxima. El objetivo es retrasar el acceso a las clases pasivas lo más tarde posible y evitar que el coste del sistema de pensiones se dispare.
Pensión media
En junio de 2021, la pensión media estaba en los 1.033 euros; hace un año estaba en los 1.011 euros, y en junio de 2017 alcanzaba los 921 euros. Es decir, en cuatro años ha subido un 12%. Dos factores influyen en ello: los distintos mecanismos de revalorización, pero también que los nuevos pensionistas se incorporan con salarios más elevados que los anteriores.
Los cálculos de la Autoridad Fiscal (Airef) estiman que el gasto en pensiones en 2050 alcanzará el 14,2% del PIB. Es decir, algo más de 3 puntos por encima del 11,5% actual. Por tanto, el esfuerzo que van a tener que hacer las generaciones venideras va a ser mucho mayor.
¿Cómo se va a financiar el sistema? Ahí está el debate, y es el objeto de preocupación de los sucesivos gobiernos. Para que 11,1 millones de personas pudieran pagar las pensiones de 15 millones se necesitaría, entre otras cosas, una fuerte subida de salarios que permitiera ampliar las cotizaciones. Otra opción sería incrementar el número de cotizantes, lo que conllevaría impulsar la natalidad y, a corto plazo, atraer inmigración. La última opción sería la de trasladar el esfuerzo (como ya se ha comentado en varias ocasiones) hacia nuevos impuestos finalistas.
Pero más allá de ello, el objetivo último de todos los cambios sigue siendo el mismo. Sostener y dar confianza al sistema de pensiones. Para ello se introducen distintas medidas destinadas a reducir el gasto. Bien por la vía de acceso al sistema, bien por la vía de rebajar la llamada tasa de reposición. Es decir, reduciendo la cantidad de la paga que nos queda respecto al último salario percibido.
En estos momentos esa tasa de reposición en España, según estimaciones de la OCDE, es del 83,4%. Diez puntos más que en Francia, y muy alejada del 60,3% de la media de la Unión Europea. También muy lejos de la media de los países de la OCDE, que es del 58,6%.
¿Cómo se consigue eso? Con todas las medidas anteriormente mencionadas, pero también gracias al mecanismo de equidad intergeneracional. Una cuestión que ya está encima de la mesa y que ahora deben negociar Gobierno y agentes sociales. Así que baby boomers, pueden estar tranquilos. Tendrán pensión. Ahora bien, asuman que trabajarán más años o cobrarán algo menos.