Concretamente, durante el mes pasado se firmaron 238.000 contratos indefinidos, de los que 162.214 fueron iniciales. Es decir, que no se trata de contratos temporales transformados en indefinidos por la Inspección de Trabajo, que ha sido una fuente habitual de este tipo de contrataciones en los últimos años.

En total, los contratos indefinidos tuvieron su mayor incremento mensual en un enero desde 2010 (un 37,3% más). En cambio, los temporales tuvieron su mayor descenso mensual para un enero desde 2016 (un 10% menos). Los de mayor crecimiento fueron los indefinidos de tiempo completo (un 101% más).

Según indican desde el Ministerio de Trabajo y Economía Social, "ha sido el mejor mes de la serie histórica en cuanto a la firma de nuevos contratos indefinidos". Y todo ello sin que hayan entrado en vigor las nuevas condiciones para la contratación que ha activado la reforma laboral.

De hecho, no lo hacen hasta abril. Cabe recordar que el real decreto-ley (que el Congreso convalidará este jueves, salvo sorpresa, sin los apoyos de ERC y EH Bildu) reduce las fórmulas de contratación y rebaja las posibilidades de recurrir a contratos temporales.

Sin embargo, estas limitaciones todavía no están activas. De hecho, las empresas todavía pueden recurrir a los contratos de obra y servicio, que es una de las fórmulas que suprime la reforma laboral. 

Por ello, Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Trabajo, ha valorado este miércoles que ya se ha producido "un inicio del cambio cultural en la contratación tras la reforma laboral". 

Javier Blasco, director del Adecco Group Institute, coincide con el criterio de Pérez Rey. "El fuerte incremento de la contratación indefinida puede ser una señal del cambio de cultura en la contratación", asegura. Aunque llama a no lanzar las campanas al vuelo: "Aún tendrán que pasar meses para ver el impacto de la reforma laboral en la creación de empleo neto".