Desde que empezara la crisis económica generada por la guerra en Ucrania y la inflación, el empleo, que ha alcanzado cifras historias este 2022, era el 'brote verde' que le quedaba al Gobierno de la recuperación económica. Sin embargo, su evolución se ha truncado en julio, con un descenso de los ocupados y un aumento del paro. Y todo apunta a que este fenómeno se repetirá en los próximos meses, sobre todo a partir de otoño.
El mes pasado se produjo el primer incremento del paro en julio desde 2008, así como una reducción de los ocupados. ¿Las causas? Varias, según fuentes del Gobierno, que admiten que el mercado laboral ya no podía escapar más a los efectos de la inflación disparada, la guerra de Ucrania y la crisis energética.
Pero hay más: los problemas de suministro de materias primas (que se arrastran desde que empezó la pandemia) están afectando al funcionamiento de las empresas y por tanto al sostenimiento del empleo.
Además, determinados contratos de verano que habitualmente se hacían en julio se han adelantado a junio, y la propia ola de calor de las últimas semanas habría provocado un descenso de la actividad con impacto en el empleo.
A esto se suma la 'normalización' del propio mercado laboral tras superarse la peor fase de la pandemia y recuperarse los efectos estacionales.
Consecuencia de todos estos ingredientes es el dato de paro, que se elevó el mes pasado en 3.230 personas, llevando la cifra total de desempleados hasta los 2,8 millones de desempleados. Mientras, la Seguridad Social perdió 7.360 afiliados.
El sector de la educación fue el más damnificado, porque se desvanecieron las contrataciones de refuerzo que se habían hecho en campo de la educación por la Covid.
El Ejecutivo ya se esperaba la reducción el ritmo de creación de empleo, pero considera que la situación "no se puede considerar una hecatombe". Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Trabajo, con todo, admito que la evolución del empleo en julio "es un toque de atención no positivo".
¿Perspectivas para los próximos meses? El Gobierno admite que aumentan las incertidumbres, pero evitan hacer pronósticos. Sin embargo, los riesgos al alza ganan enteros y los analistas pintan un horizonte oscuro.
Meses complicados
Valentín Bote, director de Randstad Research, alerta de que "hay muchos riesgos de tipo negativo", con una "inflación a doble dígito, un precio de la energía desbocado, una subida de los tipos de interés, problemas de suministros de las empresas, menor inversión empresarial... Un escenario de mucha incertidumbre que nos hace augurar que vienen trimestres complicados en el empleo".
Concretamente, Bote espera se mantenga el comportamiento estacional del empleo, pero "las magnitudes van a ser menores en creación de empleo y mayores en destrucción".
Además, en otoño se va a producir un fenómeno adicional. En los próximos meses van a caducar las moratorias del despido que las empresas estaban obligadas a respetar si querían acceder a las ayudas Covid.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL-Invertia, varios bufetes de abogados ya han sido consultados por empresas en complicaciones económicas con la finalidad de iniciar despidos colectivos cuando les sea posible y cumplan las condiciones.
Todo conduce a un otoño duro para el mercado laboral. ¿Y el invierno? Bote descarta cualquier pronóstico. "Es una quimera. Pongamos que se llega a un acuerdo de paz en Ucrania y se termina la guerra. Eso seria muy positivo para el mercado laboral".
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