Los viajes del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), a través de Turismo Social (Avoris), más que ser de placer se están convirtiendo en auténticas pesadillas para algunos de sus usuarios. Una situación nada placentera que se repite a lo largo de 2024.
Porque son varios los incidentes que han tenido lugar y que han hecho que los jubilados hayan levantado la voz ante un servicio que consideran ineficiente y que les perjudica. Quejas que suben de tono y que, dado que consideran que el servicio no es adecuado, estiman que no compensa los precios competitivos que pagan.
Pensionistas tirados durante horas en aeropuertos, cambios de planes a última hora, o autobuses sin baño han elevado el descontento de los usuarios de los viajes del Imserso. He aquí algunos de los hechos más relevantes acaecidos este año.
¿Qué ocurre en los aeropuertos con los viajes del Imserso?
Durante el pasado mes de febrero, tres grupos de viajeros del Imserso vivieron sus particulares odiseas en los aeropuertos de Alicante-Elche Miguel Hernández, por un lado, de Almería, por otro, y de Santiago de Compostela, el tercero.
En el primero de los casos, un grupo del Imserso compuesto por unas 150 personas, y que había pasado una semana en Benidorm, debía coger un vuelo con destino Santiago de Compostela a las 15:20 horas. Sin embargo, no pudieron despegar hasta las 20 horas.
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Por tanto, estuvieron toda la tarde viendo cómo les mareaban indicándoles diferentes horarios de salida. Además, al retrasarse tanto el vuelo, al llegar a Santiago se encontraron con que no había conexiones con su destino final. Por eso, algunos tuvieron que coger taxis que pagaron de su bolsillo. Un gasto que tuvieron que reclamar al Imserso más tarde.
En el caso del aeropuerto de Almería, fueron 200 las personas afectadas el 28 de febrero. Habían pasado la semana en Roquetas de Mar. Su vuelo debía salir a las 10:15 horas. Finalmente, lo hizo a las 14:20 horas. La falta de información fue una de las quejas de los usuarios. Otra, que nos les ofrecieron ningún tipo de comida. De ahí que comenzasen a gritar a los cuatro vientos que querían comer.
Y el tercero de los casos ocurrió en el aeropuerto de Santiago de Compostela el 20 de febrero. El vuelo estaba previsto partiera a las 13:00 horas, y acabo haciéndolo nueve horas después. De nuevo, las mismas quejas de los más de 150 pasajeros: falta de atención y ‘hambre’.
Finalmente, les acabaron dando un vale de comida de 30 euros casi a las cuatro de la tarde. Eso sí, les advirtieron de que no debían gastárselo de una tacada, porque no se sabía a ciencia cierta si el avión saldría ese mismo día. Y en ese intervalo de nueve horas, varios intentos de embarcar, con vuelta atrás.
¿Qué otras denuncias han hecho los jubilados del Imserso?
Los aeropuertos no han sido el único punto de fricción entre los jubilados y los organizadores de los viajes del Imserso. También ha ocurrido en los hoteles.
Así, por ejemplo, el pasado 8 de febrero un brote de gastroenteritis afectó a casi medio centenar de jubilados en un establecimiento de tres estrellas de la zona de Playa de Palma, en la isla de Mallorca. Posteriormente, el servicio de Epidemiología del Gobierno balear clausuró la cocina del establecimiento por “una deficiencia estructural”.
Ese mismo día, otro medio centenar de personas que viajaban con el Imserso llevaron a cabo una especie de motín también en Palma. Fueron jubilados procedentes de Barcelona que, ante el cambio de hotel a última hora, decidieron que era hora de amotinarse.
¿Motivo? Se les quería alojar en un hotel de tres estrellas en vez de en uno de cuatro, que era el que habían contratado. Además, el destino inicial era Calviá, pero se les intentó recolocar en Llucmajor. Como medida de protesta, decidieron no registrarse. Finalmente, se les ubicó en un hotel de la categoría adecuada.
Aeropuertos, hoteles… y autobuses. Los viajeros del Imserso se han quejado de la falta de baños en los autobuses en los trayectos largos. Una denuncia que fue enviada por una usuaria del Imserso al diario 65YMÁS: “Hemos hecho una parada en 6 horas y nada de aseos en el bus. No somos niños con pañales, pero bien nos hubiera venido que nos hubieran dado uno”.
Como consecuencia de esta única, todos salieron “corriendo para formar una cola inmensa en el WC del bar de carretera”. Dicho medio se puso en contacto con Avoris, y la respuesta fue que “el 100% de la flota tiene baños”, y se hacen paradas “cada hora y media”.
Pero hicieron la siguiente matización. Y es que, por razones de seguridad para los usuarios, “intentamos que el ir al baño se reduzca lo más posible”. Argumentan que acudir al WC del autobús puede suponer un riesgo para los jubilados que se debe evitar en la medida de lo posible.