Aprender otro idioma, ir al gimnasio o dejar de fumar. Son tres propósitos que cada nuevo año se hacen muchas personas. Cambios que abarcan diferentes ámbitos y que repercuten en el bolsillo de los ciudadanos. En 2025 habrá otro que no tiene nada que ver con los anteriores, pero que sí repercutirá negativamente en su nómina.
¿La razón? Si hubiera que resumirlo en una palabra esta sería pensiones. Porque, de cara al futuro, y según se van jubilando las diferentes generaciones del baby boom, no va a haber dinero suficiente. De ahí que con esta medida se pretenda paliar este déficit y que haya dinero para todos.
No se trata de la primera vez que sucede. Ya se aplicó en 2023 y 2024. Y no parará en 2025. Sucederá año tras año hasta llegar a 2050. tampoco es algo propio de España sino que también se aplica en otros países como nuestros vecinos Francia y Portugal.
¿Cómo se llama este recorte de las nóminas?
Este recorte en las nóminas tiene nombre propio: Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI). También se le conoce como el ‘impuesto de las pensiones’. Para resumirlo, se trata de un conjunto de medidas pensadas para hacer frente a los retos coyunturales que plantea el sistema de pensiones. Entre todas ellas, cabe destacar la introducción de un nuevo tipo de cotización.
Dicho de otra manera, lo que se pretende es buscar un equilibrio entre jóvenes y la tercera edad. Asimismo, se trata de fortalecer la sostenibilidad del sistema de pensiones a largo plazo.
Otra de sus características es que afecta tanto a los trabajadores por cuenta ajena como a las empresas que los emplean. Al igual sucede con los trabajadores autónomos.
¿Por qué? Porque estamos a las puertas de que la conocida como generación del baby boom (es decir, los nacidos entre los años 60 y 70 del pasado siglo XX) se jubilen. Por tanto, el desembolso de la Seguridad Social para hacer frente a estos pagos será mucho mayor.
¿Cuál va a ser la rebaja en la nómina de los trabajadores?
Dicho rebaja varía según los años. Así, y en 2023 (cuando se aplicó por primera vez), la cotización fue de 0,6 puntos porcentuales y se calculó sobre la base de cotización de contingencias comunes.
El coste estuvo “en torno a 12 euros mensuales para una base reguladora media, y de 6 euros mensuales para el salario de un mileurista”, según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. En el caso del mileurista, la resta es de un euro para el trabajador, y de cinco euros para la empresa.
Pero ese porcentaje dejó de ser de 0,6 puntos porcentuales en 2024 para ser de 0,7 puntos. De esta manera, el reparto quedó de la siguiente manera: el 0,58 corresponde a la empresa, y el 0,12 al trabajador.
¿Y para 2025? Pues de nuevo subirá 0,10 puntos. Es decir, que se situará en los 0,80 puntos porcentuales de la nómina de los trabajadores, y se repartirá de la siguiente forma: 0,67 a cargo de la empresa, y 0,13 puntos a cargo del trabajador. Dicho de otra manera, perderá un 0,1% del salario neto.
Por ejemplo, y para un salario de unos 2.000 euros brutos, hablamos de unos 16 euros: 13 euros los asumirá la empresa y tres euros el empleado.
Un incremento que seguirá siendo paulatino hasta el año 2029 cuando se estabilizará en 1,2 puntos porcentuales: 1 corresponderá a la empresa, y 0,2 al trabajador. Y, desde el año 2030 hasta 2050, se mantendrá el mismo porcentaje, con idéntica distribución entre empresario y trabajador.
En todo este periodo, es decir, desde que entró en vigor hasta 2050, la estimación del Gobierno es recaudar alrededor de unos 130.000 millones de euros.
Llegados a este punto, conviene hacer mención de un hecho importante: la aportación de cada trabajador a la hucha de las pensiones es diferente. Es decir, que varía en función de su nivel de ingresos.
De ahí que, en 2024, las contribuciones previstas a través del MEI oscilarán entre los 48 y los 428 euros al año. Con este mecanismo, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social (la famosa hucha de las pensiones) recibirá 3.702 millones de euros.