Raúl Gallegos: "Escucho en España los discursos populistas que usaba Chávez hace 20 años"
El analista advierte: "Venezuela está viviendo una ruina como no se vio antes" / "La oposición tiene muchas divisiones internas y carece de un proyecto de futuro".
2 octubre, 2016 02:33Noticias relacionadas
Raúl Gallegos es un buen conocedor de la realidad de Venezuela, de la riqueza petrolera del subsuelo y de la escasez de productos que hay en la superficie. Vivió de primera mano el ascenso del chavismo y ahora observa en Europa el auge de los discursos que escuchó hace 20 años en Caracas.
El analista de Control Risk para la región andina advierte de que Venezuela está atravesando "un periodo duro como no se había visto antes", pero alerta de que tampoco la oposición ofrece un futuro optimista. Y menos con el precio del petróleo en 50 dólares. Llega a España con un libro bajo el brazo en el que responde la pregunta que lanza en el título: ¿Cuándo se jodió Venezuela? Dejamos que nos explique su visión.
¿Cómo fue que se jodió Venezuela?
Esa es la pregunta. En realidad se arruinó básicamente por una cultura de la vida fácil, de rentismo, de depender enteramente de un recurso natural y de lo que el gobierno esté dispuesto a dar a la población. Eso ha hecho que el país se convierta en un mundo de lo inmediato, la sociedad está adicta a la riqueza que proviene de un solo recurso. El empresariado se ha acostumbrado a no innovar y simplemente a importar y vender los productos caros en su país. Y la clase política está acostumbrada a comprar al votante y a entronarse en el poder la mayor cantidad de años posible distribuyendo rentas cuando las hay y cuando no las hay, apretando las tuercas para mantenerse en el poder.
Aunque parezca paradójico, uno de los problemas de Venezuela es precisamente la renta petrolera. ¿Hasta qué punto esta riqueza hunde la productividad del resto de sectores?
Yo creo que la riqueza petrolera per se no. La riqueza petrolera mal gestionada, definitivamente. Hemos visto a muchos países a nivel internacional que lo han hecho bien, con responsabilidad fiscal, teniendo visión de futuro y ahorrando y creando una serie de condiciones que permitan que las industrias crezcan. Lamentablemente Venezuela siempre ha sido un ejemplo durante casi 100 años de lo que no debe hacerse.
Una figura que valora mucho en el libro es la de Juan Pablo Pérez Alfonzo. A nivel internacional se le recuerda principalmente por ser el padre de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), pero su trayectoria en Venezuela es mucho mayor. ¿Qué consejos suyos se tendrían que haber aprendido?
Lo primordial es que él advirtió dureante mucho tiempo que la prudencia fiscal era necesaria, que el ahorro era necesario. Lamentablemente esos fueron los consejos que nadie quiso escuchar. Cuando se descubrió petróleo en Venezuela [en 1914] había un dictadorzuelo [Juan Vicente Gómez] que se mantuvo en el poder durante 27 años y eso educó a los venezolanos de lo que implicaba tener petróleo. Esa fue una lección horrenda, fue un golpe que los dejó donde están.
En Venezuela, la visión de futuro que tenía Pérez Alfonzo nunca se apreció. Y yo diría que, incluso hoy, aquellas personas que tienen la visión de advertir de los peligros durante los booms petroleros, no son escuchada por la población y mucho menos por los políticos que quieren utilizar la renta petrolera para mantenerse en el poder.
El desplome económico y la ruina que estamos viendo en este momento no se ha visto antes
Su libro gira en torno a los problemas cotidianos que genera el control de precios, de productos y del tipo de cambio que genera fuertes desequilibrios en el mercado de bienes y servicios. ¿La alternativa de liberalizar todos los precios regulados en un país que está al borde de la hiperinflación generaría un colapso en la economía?
Desmontar las políticas como los controles de precios o de cambio o el no poder despedir a trabajadores tiene que hacerse de forma gradual para generar la confianza y las condiciones para que haya nueva inversión. No se puede hacer de golpe pero desmontar el control de precios en algunos sectores es fundamental para que vuelva a ser rentable para las empresas producir.
No se puede vender por debajo del coste de producción.
Exacto. Pero el Gobierno obliga a las empresas a que continúen produciendo a pérdida y cuando no lo hacen, en algunos casos meten a directivos en la cárcel. Es un ambiente en el que no puedes producir.
Es el escenario perfecto para que la gente consiga mucho dinero en el mercado negro. ¿En Venezuela se les llama bachaqueros, no es así?
Cuando el gobierno impuso controles de precios y los productos se vendían a precios ridículamente bajos, se creó un mercado negro de gente que estaba dispuesta a pagar más por esos productos porque no había suficientes en el mercado. Se crea la figura de este mercader que se encarga de comprar los productos a precio regulado y revenderlos en el mercado negro a precios muchísimos más altos, los bachaqueros. Eso creó una clase de mercader que no existía hace cinco años y que depende directamente del control de precios.
Cuando sube el petróleo, mágicamente se solucionan los problemas y ya no hay que pensar en políticas ni en nada, porque ya estamos de fiesta
¿Es gente que vive de revender en el mercado negro?
Sí, se dedica a eso exclusivamente. Es una parte de la sociedad que viene de los estratos más bajos. El bachaquero es un especulador de las clases más bajas y que negocia con la mercancía del día a día. Ese es el tipo de distorsión que creas cuando estableces toda una serie de reglas que no tienen sentido y las dejas ahí durante mucho tiempo. Un control de precios puede ser manejado de buena manera en un periodo corto, pero si lo dejas en el tiempo, genera todo este tipo de distorsiones. Y generas toda una nueva clase social que vive específicamente de las reglas que el Estado ha creado y deja ahí durante mucho tiempo.
¿Cómo influyen estos controles en la escasez de productos que sufre Venezuela?
El problema es que con estos precios irrealmente bajos, hay un incentivo para que el bachaquero, o el venezolano, lleven ese producto a un país vecino para venderlo por cantidades muy altas de dinero. Por ahí venía también la escasez y no sólo porque los empresarios no puedan encontrar la materia prima para producir. Ante esa escasez, la persona promedio se ve en la necesidad de ir a pagar por el producto en el mercado negro, porque sencillamente no lo hay.
Una de las grandes promesas del chavismo fue asegurar la igualdad en el acceso a la Educación y la Sanidad. ¿Cuál es la situación de estos dos servicios públicos?
La Educación está fatal. La promesa del chavismo no fue una buena Educación, sino algún tipo de Educación. Ellos crearon las misiones sociales y en muchos casos era alfabetizar a personas adultas que no habían tenido la oportunidad de recibir educación unos años antes. La misión de educar a los venezolanos tuvo su efecto hasta cierto punto: educó a gente mayor y a muchas otras personas, a leer o cosas muy básicas.
Pero si gestionas esas políticas con miras de hagamos esto ahora porque mañana no sabemos qué va a pasar, pues cuando se cayó el precio del petróleo, esas misiones están muy mal. Algunas ya no existen y otras no proveen lo que tendrían que proveer. La Educación pública siempre fue muy pobre y lo sigue siendo.
Servicios como electricidad, agua, telefonía, están controlados por el Gobierno. Todo está subsididado, a precios muy muy bajos, lo que no permite que esas industrias tengan rentabilidad. A su vez, eso provoca que haya exceso de demanda: si a mí el agua no me cuesta nada, yo dejo el grifo abierto todo el rato. La consecuencia es que el Gobierno no genera el agua suficiente, o la suficiente electricidad para satisfacer esa demanda que crece de forma desmedida. Por eso el Gobierno se pasa la mitad del año con racionamiento de luz o de agua.
Todos estos factores han provocado que la situación social y política en Venezuela sea hoy muy complicada. ¿Podría acabar en una revolución o una guerra civil?
Yo veo muy difícil que se dé un golpe de estado militar, porque los militares están muy unidos al chavismo. Ahorita estamos en un momento que va más allá del precedente histórico. Nunca antes la inflación había superado el 100% y el año pasado estaba cerca del 200% y este año estaremos ya por el 300% o más. El desplome económico y la ruina que estamos viendo en este momento no se había visto antes. Sí se han visto periodos duros, pero no a este nivel. Habrá que ver qué ocurre en estas circunstancias.
¿Eso significa que no descarta un conflicto armado?
Yo no veo que llegue a ese nivel por dos razones. Primero, porque situaciones de guerra civil las hemos visto en países en los que no solo las fuerzas públicas tienen armas, sino también otros grupos. En Venezuela uno sabe dónde están las armas y es en las fuerzas armadas y algunos grupos prochavistas. En segundo, por la cultura misma del venezolano, que no es de violencia política, durante los últimos 100 años no hemos visto instancias de gente tratando de matar a presidentes o a ministros o desenlaces muy sangrientos. A la vez tienes un Gobierno que entiende eso, que sabe hasta dónde puede llegar y que va a ser muy difícil sacarlo del poder.
La oposición tiene muchas divisiones internas y tampoco tiene una visión de futuro
A mí me da la sensación de que los problemas del chavismo se originan a partir del desplome del precio de petróleo desde 100 hasta 40 dólares. ¿Si el precio del crudo volviese a subir hasta 100 dólares, se olvidaría todo y el chavismo seguiría como hasta ahora?
Más allá de que seguiría el chavismo, creo que si el petróleo subiera seguiríamos con el mismo problema de fondo de Venezuela que es no entender que tenemos que adoptar políticas de ahorro, tener responsabilidad fiscal y crear una cultura en la población de trabajar por su riqueza y por su futuro. Lo hemos visto cantidad de veces en Venezuela: cuando sube el petróleo, mágicamente se solucionan los problemas y ya no hay que pensar en políticas ni en nada, porque ya estamos de fiesta.
¿Esto significa que los venezolanos no han aprendido nada de esta crisis que están viviendo?
Lamentablemente yo creo que los políticos definitivamente no, porque para ellos la estrategia del gasto desmedido es una estrategia consciente de que es la fórmula para mantenerse en el poder. Y la población, yo creo que hay una gran parte que piensa que el petróleo volverá a precios que les permitirán mantenerse en este cortoplacismo eterno.
Ojalá la actual crisis ayude a crear algún tipo de conciencia de que esto ya no es sostenible, pero para que se diera un cambio cultural tiene que ocurrir algo más fuerte. Quizá una hiperinflación llevaría a ver al venezolano que esto no puede volver a ocurrir. Habrá que ver qué pasa en el próximo año.
En España hablamos de Venezuela cada día, la gran mayoría de las ocasiones como un ejemplo de lo que no se debe hacer. ¿Realmente es Venezuela el mejor ejemplo internacional de las políticas públicas que se tienen que evitar a toda costa?
Sí, sin duda. El populismo ha sido muy dañino, ya lo hemos visto en varios países de Latinoamérica. No se ha logrado crear una conciencia de que el gobierno tiene que crear las condiciones para que el individuo y los empresarios se fortalezcan y salgan adelante. Lo que han hecho siempre ha sido monopolizar la economía y controlar, hasta cierto punto, los destinos de la población. Lamentablemente es lo que estamos viendo en Venezuela y es un patrón que en muchos casos, en Latinoamérica, ha tenido malos desenlaces.
El Gobierno obliga a las empresas a que continúen produciendo a pérdida y cuando no lo hacen, en algunos casos meten a directivos en la cárcel
Europa y España está viviendo también un auge de los populismos. ¿Los discursos que escucha aquí le recuerdan a los que tenía el chavismo hace 15 años?
Sí, son muy parecidos. Esta es una economía mucho más diversificada, con instituciones mucho más fuertes, pero yo diría que es impresionante lo dañino que puede ser un gobierno populista y ese tipo de discursos a largo plazo. No hay que descontar que aquí nunca podría suceder algo así. Venezuela es un país monoproductor y que tiene unas particularidades que han llevado a que el desastre llegue a los niveles a los que ha llegado: no cualquier país puede hundirse hasta ese nivel.
Lo que sí es cierto es que a lo largo de la historia hemos visto otros países de América Latina e incluso en países de Europa con trayectoria de instituciones fuertes a los que los gobiernos populistas los llevaron a la ruina, a la guerra… Yo creo que hay que tenerle una dosis muy sana de desconfianza a ese tipo de ideologías por los resultados a los que nos pueden llevar y por el hecho de que nada es gratis en la vida.
Volviendo a Venezuela como cierre. ¿Qué augura para el país para los próximos años?
Yo creo que el chavismo se va a mantener un tiempo y, aun cuando caiga, va a ser similar a Argentina con el peronismo. El chavismo va a continuar teniendo un papel por algún tiempo, aunque no esté en el poder.
A corto plazo, el chavismo tiene la vía libre para mantenerse aún en el poder. No veo que la oposición vaya a tener el poder de convocatoria ni la organización política para hacerle frente. Tienen muchas divisiones entre ello, no tienen una visión de futuro. Si los precios del petróleo continúan en los niveles que están ahora, vamos a seguir viendo titulares de escasez y de protestas por algún tiempo más.
¿La oposición tiene los planteamientos económicos para sacar al país de la crisis?
No los veo en ningún lado. Entre los políticos de oposición no se ven planteamientos económicos de qué vamos a hacer a futuro. El pensamiento de la oposición es cómo salimos del chavismo, bien, pero hay un mañana más allá del chavismo. Hay una necesidad de un cambio cultural de cómo se gestiona la economía, de cómo se comporta el empresario y el consumidor. Hay una tarea pendiente de reeducar a la población para que comprenda que nada cae del cielo.
Por eso no genera mucha confianza el futuro de Venezuela. Esperemos que en algún momento surjan nuevos liderazgos que tengan la mentalidad de Pérez Alfonzo y que estén en una posición de tener suficiente popularidad como para llegar al poder y hacer algo productivo para el futuro. Veremos qué nos dice el próximo año, pero hasta el momento no es muy alentador el panorama político.