La jefa de la Misión del FMI para España, Andrea Schaechter.

La jefa de la Misión del FMI para España, Andrea Schaechter. Chema Moya Efe

Macroeconomía

El FMI bendice el giro de Rajoy hacia más gasto público

La misión en España concluye que apenas se puede recortar más y pide subir los impuestos indirectos, en especial el IVA.

14 diciembre, 2016 03:29

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En 2011, cuando los hombres de negro del FMI visitaron España, concluyeron que España necesitaba adoptar de forma urgente medidas para reducir el gasto público y aumentar la flexibilidad del mercado laboral, esto es, facilitar y abaratar el despido. España había pasado la primera parte de la crisis, pero quedaba todavía la segunda recaída que terminaría por completar la mayor recesión en décadas.

En ese momento, el Fondo Monetario Internacional recomendaba sus recetas más duras: “una fuerte contención del gasto”; una “reforma de las pensiones para hacer la cláusula de sostenibilidad más automática”, esto es, reducir las prestaciones en términos reales; “gestionar de manera proactiva las operaciones por debajo de la línea (como las privatizaciones” o una reforma laboral que permitiera “descentralizar” la negociación colectiva, “alejar de la indexación a la inflación” y “continuar rebajando las indemnizaciones al despido”. El Gobierno de Mariano Rajoy adoptaría estas medidas en mayor o menor medida, lo que coincidió con la recaída de la economía española y un nuevo incremento del paro.

Cinco años después las recomendaciones del FMI poco o nada tienen que ver con las de esos años. El Fondo ha cambiado sus recetas para salir de la crisis y ahora apoya un gasto publico creciente, aunque moderado, y medidas encaminadas a evitar las elevadas tasas de temporalidad y de pobreza laboral que hay en España. Ahora incluso aplaude la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) del 8% que ha pactado el Gobierno con el PSOE y que supone el mayor incremento que se ha producido en España.

Ya se han realizado muchos recortes y se han conseguido muchos ahorros

El nuevo discurso del Fondo incluye frases como: “España tiene un gasto relativamente bajo en cuanto a la ratio del PIB”, “ya se ha recortado mucho el gasto: dos tercios del ajuste del déficit se ha hecho a través del gasto público y cada vez resulta más difícil encontrar más posibilidades de ahorro” o “Ya se han realizado muchos recortes y se han conseguido muchos ahorros; en el futuro siempre hay posibilidad de encontrar áreas de ineficiencia, pero ya no son tan evidentes”. Estas citas son de Andrea Schaechter, directora de la Misión del FMI para España.

La austeridad ha dejado de ser el sello de identidad del Fondo y ahora recomienda a España que se concentre en los impuestos para reducir el déficit público ante la dificultad para recortar más. El FMI aplaude la última subida de impuestos aprobada por el Gobierno, pero va más lejos, ya que cree que “será necesario mantener los esfuerzos en los próximos cuatro o cinco años”, señaló Schaechter durante la presentación de las conclusiones de la economía española de 2016.

Se podría recaudar hasta un 2% del PIB ampliando la base impositiva del IVA

El FMI aconseja a España subir el IVA reducido y eliminar las exenciones de forma paulatina para elevar la recaudación. Schaechter advirtió de que los ingresos por este tributo en España sobre el PIB son tres puntos inferiores a los de la media Europea, por lo que “hay claramente margen de mejora”. La economista del FMI puso como ejemplo el IVA reducido para la hostelería, que tributa al 10% en vez de al 21% como marca el tipo general.

Según las estimaciones del Fondo “se podría recaudar hasta un 2% del PIB ampliando la base impositiva del IVA”. Traducido a millones, sería algo más de 20.000 millones de euros, una cuantía que equivale a casi todo el déficit que tendrá la Administración Central este año. “No decimos que habría que hacerlo muy rápidamente, pero es un ejemplo de uno de los ámbitos que pueden tenerse en cuenta”, señaló Schaechter.

El SMI necesario

Este giro del FMI se enmarca en un movimiento generalizado en Europa que ha ido desde la defensa de la austeridad hasta el apoyo de los estímulos fiscales. La Comisión Europea fue la primera en cambiar la ortodoxia presupuestaria por programas de aumento del gasto, como el Plan Juncker. En España, el Gobierno lleva ya dos años con una política fiscal muy laxa que ha servido para apoyar el crecimiento económico. De cara a 2017, el Ejecutivo ha optado por subir los impuestos en lugar de aplicar la austeridad, lo que continúa en esta línea de apoyar la recuperación por la vía del gasto público. El FMI ha reconocido que estas políticas han sido uno de los motores que han permitido la “impresionante recuperación” del país.

El Fondo va más allá del gasto público y también aplaude la subida histórica del salario mínimo que han pactado el Gobierno y el PSOE. Nunca antes se había incrementado el SMI en 52 euros, un avance que, contra todo pronóstico, ha aplaudido el FMI. Para el Fondo, “el salario mínimo está dirigido a un tipo concreto de empleados, los que tienen salarios bajos, un colectivo que está en una situación muy débil”.

El salario mínimo está dirigido a un tipo concreto de empleados, un colectivo que está en una situación muy débil

Por este motivo, aunque el Fondo insta a que el incremento de los salarios sea moderado para no interrumpir las ganancias de competitividad, reconoce que los trabajadores que solo cobran el salario mínimo necesitan mejorar su situación. “La moderación sigue siendo crítica, pero para este grupo de personas es muy necesario”, explicó Schaechter.

Para el FMI el gasto tiene que preservarse en los casos “que permitan el crecimiento futuro”, como por ejemplo en las políticas activas de empleo con el objetivo de acelerar la creación de empleo y luchar contra las dos lacras de la economía española: el paro juvenil y de larga duración. El Fondo cree que España puede mejorar la eficiencia de su gasto si perfila mejor a los parados y mejora la coordinación entre la Administración Central, que gestiona el SEPE y las comunidades autónomas, que tienen transferidas las competencias de las Oficinas de Empleo. “No se trata solo de dotar a estos programas de más recursos, sino de hacer que sean más eficientes”, señaló Schaechter.