Pese al demoledor informe de sus técnicos, el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, apenas mencionó a España el miércoles durante la rueda de prensa de presentación de su diagnóstico sobre los desequilibrios de las economías de los países de la Unión Europea. El ex ministro socialista francés exhibe además una posición conciliadora ante el nuevo descontrol del déficit español que revelan las previsiones de Bruselas.
La Comisión quiere dejar atrás la disputa que mantuvo el año pasado con el Gobierno de Mariano Rajoy por el déficit, que estuvo a punto de traducirse en cuantiosas sanciones pero que al final quedó en nada. España es el único gran Estado miembro que puede presumir de una cierta estabilidad política en un año con un calendario electoral complicado en varios países, marcado por el auge de fuerzas antieuropeas, y a pocas semanas de que empiece a negociarse el brexit.
En su radiografía económica anual, el foco de inquietud del Ejecutivo comunitario se ha trasladado ahora a Italia, por su elevado nivel de deuda pública; a Francia, por la parálisis de las reformas a la espera de las elecciones presidenciales; e incluso a Alemania, por su enorme superávit por cuenta corriente, que crea distorsiones en toda la eurozona.
En Italia y Francia, los desequilibrios son "excesivos", es decir, más graves que los españoles. Alemania está en el mismo grupo de riesgos económicos que España, pero Moscovici ha subrayado que la reducción del superávit es clave para el futuro de la eurozona. Eso sí, el comisario de Asuntos Económicos ha aprendido la lección del caso español y se resiste a desenfundar la amenaza de sanciones contra ninguno de estos países.
Uno de los problemas que más preocupan a Bruselas es el elevado número de créditos morosos que sigue habiendo en la banca europea, cuyo importe asciende a un billón de euros y que se concentran en Italia, Portugal y Chipre. El Ejecutivo comunitario quiere desarrollar en las próximas semanas una estrategia cuyo pilar central será impulsar el desarrollo de un mercado europeo de fondos buitre, para que las entidades puedan vender más fácilmente sus activos tóxicos.
Italia
Lo que dice Moscovici: "Hemos verificado si hay justificaciones económicas y legales para el hecho de que la deuda pública italiana (que en 2016 se situó alrededor del 133% del PIB) no se esté reduciendo según la senda acordada y en línea con las reglas. Y la conclusión es que este momento no se está cumpliendo el criterio de deuda". Pese al incumplimiento, la Comisión no ha abierto un procedimiento sancionador, sino que da más tiempo al Gobierno de Paolo Gentiloni para aprobar nuevos ajustes por valor del 0,2% del PIB. Volverá a evaluar la situación en mayo.
Otros riesgos económicos: Además de la deuda, a Bruselas le preocupa la baja productividad y competitividad exterior de la economía italiana, la alta tasa de paro juvenil y de larga duración y la vulnerabilidad del sector financiero. Roma no ha hecho avances suficientes en la modernización de la administración pública, la mejora de la eficacia de la justicia civil o la lucha contra la corrupción.
Francia
Lo que dice Moscovici: "Ha habido progresos en las reformas, pero son progresos que deben confirmarse y desde luego es necesario proseguir estas reformas y hacer más. Será responsabilidad del próximo Gobierno, del que salga de las elecciones presidenciales y legislativas, y por eso estaremos muy atentos a los compromisos que se nos presenten en ese momento". Una victoria de la candidata del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, supondría una "amenaza existencial" para el euro y para la supervivencia del proyecto europeo, ha dicho el comisario de Asuntos Económicos.
Otros riesgos económicos: El nivel de deuda pública en Francia sigue siendo alto (96,4%), y aunque el paro baja, el desempleo de larga duración continúa aumentando. El mercado laboral está segmentado y las desigualdades educativas son importantes. París debe tomar más medidas para aumentar la eficiencia del gasto público y del sistema tributario, reformar el salario mínimo y el sistema de prestaciones por desempleo y mejorar el sistema educativo y el entorno para los negocios.
Alemania
Lo que dice Moscovici: "El muy elevado superávit por cuenta corriente de la economía alemana -que en 2016 marcó un nuevo récord del 8,7% y es el más alto del mundo- no es sano para ella misma y además crea distorsiones muy significativas tanto económicas como políticas para la zona euro en su conjunto".
El comisario de Asuntos Económicos admite no obstante que Berlín no controla todos los factores que provocan este superávit y que ya empezó a aumentar la inversión pública el año pasado. "Hay que hacer más, y vamos a seguir de cerca la evolución de esta situación, que es clave para la eurozona", avisa Moscovici. Una mayor demanda doméstica en Alemania ayudaría a superar la baja inflación en la eurozona y relajaría las necesidades de desapalancamiento de los países deudores.
Otros riesgos económicos: El superávit por cuenta corriente refleja un exceso de ahorro sobre la inversión y tiene que ver con factores regulatorios, presupuestarios y estructurales, según Bruselas. La inversión empresarial también es débil. Berlín no ha avanzado en las reformas necesarias para estimular la competencia en el sector servicios ni para reducir las ineficacias en el sistema tributario. Y debe hacer más para alentar la permanencia en el mercado laboral de las personas con bajos ingresos o de los trabajadores mayores con el fin de contrarrestar el impacto del envejecimiento de la población.