Aprovechando el Día Internacional de la Mujer se han publicado muchas estadísticas sobre la desigualdad en el mercado laboral en función del sexo. Las estadísticas de Eurostat sobre la brecha salarial son las más completas a nivel internacional, y las más actualizadas, por lo que es normal que sea la fuente más citada. Según esta estadística, los hombres en la Unión Europea ganan un 16,3% más que las mujeres por cada hora trabajada. En España la brecha es algo inferior, del 14,9%, y también la más baja desde que existen datos, en el año 2002.
Estas cifras ofrecen una visión parcial de la verdadera desigualdad que existe en el mercado laboral. Este dato ofrece la brecha salarial bruta por hora trabajada. En otras palabras, es cuánto cobra cada trabajador por cada hora en su puesto. Sin embargo, hay otras cuestiones previas que afectan al salario que percibe cada trabajador y que, por tanto, afectan a la desigualdad en el mercado laboral.
Uno de estos factores es el trabajo a tiempo parcial: cuantas menos horas se trabaje, menor será el salario, aunque el salario por hora sea el mismo. Los datos muestran que hay más mujeres que hombres con contratos a tiempo parcial, jornadas reducidas y otras modalidades de reducción del horario que, en definitiva, hacen que su salario sea inferior. En muchos casos las mujeres querrían tener una jornada completa, pero por diferentes motivos no pueden hacerlo, lo que también supone un motivo de desigualdad.
El segundo factor de desigualdad es el acceso al mercado laboral. La tasa de paro femenino es superior a la de los hombres y lo es en todos los niveles de edad y de educación. Si las empresas prefieren contratar hombres que mujeres también es una causa de desigualdad, aunque no afecte al salario por hora. A esto se une que la tasa de actividad, esto es el porcentaje de personas que están trabajando o buscando empleo, es siempre mayor entre los hombres que las mujeres por motivos culturales. El resultado es que la ocupación es superior entre los hombres, lo que afecta al salario global de cada sexo.
Estas causas combinadas provocan que la brecha de ingresos sea superior a la salarial. En definitiva: la verdadera desigualdad es superior al 15% publicado. Eurostat elabora un indicador sintético en el que tiene en cuenta estos dos factores a la hora de ajustar la verdadera brecha de ingresos generales por sexos. Los resultados son contundentes: la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres se situó en el 35,7% en España en 2014, que es el último dato disponible.
Por el buen camino
Una distancia del 35,7% entre los ingresos de los hombres y las mujeres es una brecha muy amplia, lo que refleja que todavía queda mucho por hacer en España. Y también en Europa. De hecho, las estadísticas en España son mejores que las de la Unión Europea, donde la brecha alcanza el 39,7%, y de la eurozona, que llegó al 40,6%.
A pesar de situarse por encima de la media europea, España tiene mucho que mejorar, ya que ocupaba en 2014 el puesto 19 de los 28 de la Unión. La recuperación del empleo por sí misma no va a mejorar este indicador, ya que, aunque se contratan más mujeres, también se contratan más hombres, por lo que la proporción no tiene por qué verse afectada.
Sin embargo, España ha hecho un progreso notable en los últimos años para reducir este indicador. La brecha de ingresos superaba el 55% en 2002 y 12 años después se había reducido hasta el 35,7%. Los países con menor nivel de brecha son Lituania y Eslovenia, con una diferencia inferior al 20%. Además, Finlandia, Croacia, Letonia y Bulgaria también se sitúan en los puestos cabeceros, con menos de un 25% de brecha.
La incorporación de las mujeres al mercado laboral será clave para que todo el continente europeo mejore en igualdad, pero también queda mucho camino por recorrer en cuanto a la brecha salarial (no confundir con brecha de ingresos). España ha realizado un gran progreso en este punto desde el inicio de la crisis. El último dato disponible, de 2015, muestra que los hombres cobraban un 14,9% más por cada hora trabajada.
Desde el estallido de la crisis, la brecha salarial se ha reducido un 18%, lo que significa que España es uno de los países que mejor ha evolucionado. Mucho mejor que la media de la Unión Europea, donde se ha reducido la brecha en un 7%. Sin embargo, todavía está muy lejos de alcanzar a los países punteros en igualdad salarial, como Luxemburgo, Italia o Rumanía, todos ellos con menos de un 6% de diferencia en los sueldos.
Brecha en las clases altas
Los datos de Eurostat reflejan que la brecha se produce principalmente en las capas altas de la sociedad, esto es, en profesiones de alta remuneración y para trabajadores muy cualificados. No hay más que mirar el 10% que más cobra en España. En este segmento de la población, los hombres cobran casi un 20% más que las mujeres (los datos son de 2014), mientras que la brecha salarial media está en el 14,9%. Si se desciende hasta la clase más baja, aquí la diferencia entre hombres y mujeres se reduce al 7%.
Si se observan las profesiones en función de su valor añadido y nivel de formación, también se observan claras diferencias entre los segmentos más altos de la sociedad. Por ejemplo, en el mundo de los negocios, las mujeres cobran un 20% menos que los hombres, en el sector financiero, la diferencia es del 18% y en las actividades profesionales, científicas y técnicas, alcanza el 20%.
Por el contrario, en los sectores de más baja cualificación y dominados tradicionalmente por hombres, como son la construcción o la minería, los salarios de las mujeres son superiores. Esto es así porque las mujeres que trabajan aquí ocupan puestos que requieren cierta formación y, por lo tanto, tienen mayores salarios.