“La información más reciente referida a la economía española indica que la actividad ha mostrado en los meses iniciales de 2017 un comportamiento más favorable que el anticipado en diciembre”. Esta frase sostiene la esencia del nuevo cuadro de proyecciones macroeconómicas del Banco de España. La entidad constata una aceleración de la economía en el inicio del año, que ha crecido un 0,8% en el primer trimestre, según sus estimaciones. Esto significa que el ritmo del PIB supera en una décima el de los dos últimos trimestres, lo que refleja el buen inicio del año de la economía española.
Ante esta situación, el Banco de España ha mejorado en tres décimas su previsión de crecimiento para este año respecto a su estimación de diciembre, hasta el 2,8%. De este modo, deja su estimación del PIB tres décimas por encima de la previsión económica del Gobierno con la que ha elaborado los Presupuestos Generales del Estado que presentará el martes en el Congreso. En cualquier caso, este 2,8% previsto por la entidad refleja la senda descendente para la economía española que prevén todos los analistas, ya que en los dos ejercicios anteriores creció un 3,2%.
Tres son los factores principales que sostienen esta mejoría de la economía en el inicio del año. En primer lugar, la mejora de la confianza y las expectativas de los agentes económicos domésticos, que tiran del consumo y la inversión. Por ejemplo, en el caso de la formación bruta de capital fijo (FBCF) crecerá un 3,3% este ejercicio, frente al 3,1% del ejercicio anterior, impulsado por un crecimiento de la construcción del 3,7%.
El contexto internacional también ayuda a la economía española, al contrario de lo que había ocurrido en años anteriores. “Observamos una mayor fortaleza de la economía y el comercio global”, señala Pablo Hernández de Cos, director general de Economía y Estadística. En este escenario, las exportaciones crecerán este ejercicio un 6,1%, una estimación que el Banco de España ha mejorado en 1,9 puntos respecto a su estimación de diciembre.
Por último, porque el Banco de España ha constatado un ritmo de las importaciones inferior al que históricamente ha mostrado el país ante las fases de crecimiento de la demanda. Las importaciones restan al PIB, por lo que su menor peso supondrá un apoyo al crecimiento. “Nos ha sorprendido el comportamiento de las importaciones en 2016”, ha señalado Hernández de Cos, ya que históricamente la elasticidad de las importaciones sobre el incremento de la demanda era superior a la actual. Aunque el Banco de España considera que es pronto para anticipar si este cambio es estructural, sí tendrá un impacto positivo en el crecimiento este ejercicio.
Más empleo, menos salarios
La demanda externa aportará cinco décimas al crecimiento del PIB, una décima más de lo que estima el Gobierno. Sin embargo, el principal motor volverá a ser la demanda interna, que aportará 2,3 puntos al crecimiento, una décima más de lo que esperaba el Banco de España en diciembre. Este buen comportamiento de la demanda sigue impulsado por el fuerte ritmo de creación de empleo. Según las estimaciones de la entidad, la tasa de paro se reducirá en 1,9 puntos este ejercicio, hasta terminar el año en el 16,7%. De cara al año 2019, prevé un descenso del desempleo hasta el 13,9%.
Este ritmo de creación de empleo sostiene el consumo privado, ya que las rentas generadas por nuevos salarios son las que mayor elasticidad tienen sobre el consumo. Esto significa que un desempleado que encuentra un trabajo destina la mayor parte de los ingresos al consumo, más que si las rentas proceden por el incremento de los salarios o por las ganancias del capital.
Eso sí, el Banco de España anticipa pérdidas de poder adquisitivo para los trabajadores este año, debido a que la subida salarial será inferior a la inflación, que estima para este año en el 2,2%. Según la entidad, esta moderación salarial es positiva, ya que estimulará la creación de empleo y además evitará los efectos de segunda ronda del incremento de los precios del petróleo. Si la subida temporal de la energía se trasladase a incrementos salariales o de los márgenes empresariales (por la vía de los precios), la inflación entraría en un círculo ascendente que conviene evitar, según el Banco de España.
Esta pérdida de poder adquisitivo de los salarios se limitará sólo a este ejercicio, ya que a partir de 2018 el Banco de España estima que el IPC se normalizará hacia tasas próximas al 1,5% y que los salarios se ajustarán a este crecimiento. De este modo, los trabajadores no tendrán (de forma agregada) mejoras en los salarios reales, sino que se mantendrán estables. En cualquier caso, este es el comportamiento agregado, ya que la entidad estima que la evolución de los salarios dependerá de la productividad de cada sector y de las empresas.