Los ministros de Finanzas de la Eurozona trabajan esta semana a contrarreloj con el fin de tratar de acercar posturas sobre el diseño de un plan económico coordinado de la UE contra el coronavirus. El presidente del Eurogrupo, el socialista portugués Mário Centeno, ha anunciado una nueva reunión por videoconferencia para el próximo martes 7 de abril, al límite del ultimátum de dos semanas que se dieron los jefes de Estado y de Gobierno para encontrar nuevas soluciones tras la tormentosa videocumbre de la semana pasada, en la que Pedro Sánchez y Giuseppe Conte se plantaron en protesta por la falta de solidaridad de sus socios.
El fiasco de la reunión ha reabierto las viejas heridas entre los países del Norte y los de Sur que surgieron en la crisis del euro entre 2010 y 2012. Alemania y Holanda rechazan la emisión de los 'coronabonos' que piden Italia y España para financiar el gasto público originado por la pandemia. El cruce de reproches entre socios sube de tono. El ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, reclama a Bruselas que investigue por qué Madrid y Roma no han equilibrado sus presupuestos cuando sus economías crecían. El primer ministro portugués, António Costa, tacha sus insinuaciones de "repugnantes".
La propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, estrecha aliada de Angela Merkel durante toda su carrera política, declara a la prensa alemana durante el fin de semana que los 'coronabonos' son sólo un "eslogan" y que el Ejecutivo comunitario no trabaja en ello por la resistencia de Berlín. Horas después, tras la polémica desatada en Italia, su equipo envía un comunicado que sostiene que ninguna opción ha sido descartada.
En una entrevista telefónica con Invertia, el eurodiputado del PSOE y coordinador de los socialistas europeos en la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Jonás Fernández (Oviedo, 1979), economista de formación, argumenta que la crisis del coronavirus plantea un riesgo "existencial" para el futuro del euro y de la propia UE si los líderes no logran ponerse de acuerdo sobre algún instrumento para mutualizar la deuda.
En España han causado indignación las declaraciones del ministro holandés de Finanzas. ¿Pero no tiene razón al decir que nuestro país ha desaprovechado los años de bonanza económica para poner en orden sus cuentas públicas y crear un colchón anticrisis?
Los últimos años vimos alguna decisión irresponsable, como la bajada de impuestos del Gobierno de Mariano Rajoy. Pero, con independencia de la situación en la que cada uno de nosotros hemos llegado a esta crisis, lo que sí es cierto es que esta crisis surge de un shock exógeno. Nadie se enferma de manera consciente para intentar obtener financiación de los holandeses.
Esta crisis surge de un shock exógeno. Nadie se enferma de manera consciente para intentar obtener financiación de los holandeses
Además, algunos de los problemas fiscales (de España) también pueden ser explicados por los acuerdos tributarios que hacen esos países (en referencia a Holanda) con multinacionales, que están erosionando nuestras bases imponibles.
¿De qué manera está abusando fiscalmente Holanda?
Cualquiera puede leer las recomendaciones de política económica de la Comisión. En el capítulo de Holanda, hay una referencia clara a las estructuras impositivas que hay en ese país, que incentivan que se afloren allí los beneficios obtenidos en otras jurisdicciones. Esta política debería eliminarse con la directiva que la Comisión presentó la legislatura pasada para tener una base imponible en el impuesto de sociedades común y consolidada. Pero la iniciativa legislativa está bloqueada en el Consejo por algunos Gobiernos, entre ellos el holandés.
La lentitud y los errores del Gobierno español en la respuesta a la crisis del coronavirus, de los que se han hecho eco medios internacionales como The Guardian o el FT, ¿no dan argumentos a estos países que se oponen a los 'coronabonos'?
Yo cuestionaría la mayor. Cuando esto pase, será el momento de analizar el comportamiento del Gobierno; pero de todos, no sólo del español. Y yo creo que hay abundantes casos de otros Gobiernos en la UE o fuera de ella que están mostrando un comportamiento bastante errático. Yo no centraría el ejemplo de mala gestión en el caso del Gobierno español. Necesitamos algo más de tiempo y ver cómo evoluciona la crisis, no sólo en nuestro país sino en el resto de países. Y ahí podremos evaluar qué Gobierno lo ha hecho mejor y cuál lo ha hecho peor.
En cualquier caso, la expansión territorial del virus irá amplificando, como ya lo está haciendo, sus efectos negativos. Y, previsiblemente, las diferencias que ahora observamos respondan más bien al momento en que cada uno de los países ha sido golpeado por el virus, que no sigue un cronograma racional sino que es una expansión que nada tiene que ver con decisiones gubernamentales.
¿Por qué la UE necesita los 'coronabonos' para salir de esta crisis?
La crisis tiene al menos dos fases. La primera fase ha quedado exclusivamente en manos de los presupuestos nacionales: las líneas de cobertura de garantías (que el presidente del Eurogrupo cifra ya en el 13% del PIB) y los programas fiscales anticíclicos en los diferentes países (que ascienden al 2% del PIB). Estas dos medidas, junto con la compra de deuda por parte del BCE, que es una mutualización por la puerta de atrás, han permitido encauzar los riesgos macroeconómicos que observábamos hace dos o tres semanas.
Este enfoque de la primera fase, que me parece correcto, va a elevar los déficits públicos de los países de la zona euro, en algunos casos a tasas de dos dígitos respecto del PIB. Y en algunos casos va a disparar la deuda pública a niveles no conocidos en el pasado reciente.
Dentro de la UE, donde compartimos una unidad política y un destino común, necesitamos instrumentos comunes para financiar un programa de reconstrucción.
La segunda fase será la de recuperación, cuando pase la crisis sanitaria. Porque con independencia de todas las políticas de avales, de apoyo a las rentas, o los ERTE, es seguro que después de esta crisis no todo el sector productivo logrará haber hibernado saludablemente. Y algunos países donde sectores como el turismo tienen un peso importante deberán hacer frente a procesos de ajuste relevantes. Porque, obviamente, el mundo al que vamos no va a ser el mismo del que venimos.
El problema es que cuando lleguemos a esa fase, los programas de estímulo que pongan en marcha países con volúmenes de deuda púbica muy elevados, y estoy pensando fundamentalmente en Italia, no van a ser tan creíbles como en otros estados. Por lo tanto, la capacidad de responder a la crisis en esta segunda fase va a ser muy desigual entre los estados. Dentro de la UE, donde compartimos una unidad política y un destino común, necesitamos instrumentos comunes para financiar ese programa de reconstrucción.
¿No sería suficiente con que Italia o España pidieran líneas de crédito al fondo de rescate (MEDE), como parecen sugerir Alemania y Holanda?
Los países que entren en esta segunda fase con mucha deuda pública, entre ellos Italia, no tendrán margen para elevarla sustancialmente, con independencia de que se la financie el MEDE o se la financien los mercados. Por eso, la respuesta del MEDE no es suficiente. Porque el MEDE, aunque sea a unos tipos de interés preferentes -y hay que tener en cuenta la condicionalidad que exige-, es igualmente deuda. Y esa deuda hay que amortizarla. Si un estado llega a esa segunda fase con una deuda del 150% o del 160% del PIB, con independencia de que le preste el MEDE o directamente los mercados, se situaría muy cerca de los niveles de insostenibilidad fiscal.
Cualquier problema en la deuda italiana puede tener efectos en otros países y, por supuesto, en el nuestro
¿Es un riesgo que afecta también a España?
Es un riesgo fundamentalmente italiano, pero no por ello es menos relevante. Porque cuando las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda acechaban a Grecia, o incluso a Chipre, fueron suficientes para que los mercados se pusieran nerviosos sobre el resto de los países. Es un riesgo que a corto plazo está bastante acotado a la situación fiscal italiana, pero los demás no estamos inmunes. Cualquier problema en la deuda italiana puede tener efectos en otros países y, por supuesto, en el nuestro.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, escenificaron un plante en la videocumbre de la semana pasada, ¿qué más pueden o deben hacer para convencer a Alemania y Holanda?
De momento se han ganado dos semanas y ha habido un mandato algo más claro por parte del Consejo Europeo para que el Eurogrupo trabaje en instrumentos complementarios a los ya establecidos. En estas dos semanas, los ministros de Economía de los 19 deberán estudiar las diferentes alternativas para poder responder conjuntamente a esa segunda fase.
Esto no debería ser un debate sobre cuestiones morales, sino fundamentalmente un debate práctico. Aquellos países que están evitando cualquier respuesta mutualizada deberían tener encima de la mesa los datos claros sobre la evolución de la sostenibilidad fiscal, en este caso de Italia o de otros. Porque ya no estamos hablando de solidaridad o de ayudar a un país o de problemas de riesgo moral, sino de la propia sostenibilidad de la unión monetaria, que sin duda puede llegar a ponerse en cuestión.
¿Y cree realmente que estos países van a cambiar de posición sobre los 'coronabonos' en dos semanas?
En estas dos semanas vamos a asistir, lamentablemente, a una expansión territorial del virus. Esperemos que los gobiernos que comienzan a recibir el virus más tarde que los españoles o que los italianos hayan aprendido algo de nuestra propia experiencia. Pero, en cualquier caso, la expansión territorial del virus va a hacer más evidente que es un shock exógeno y que exige una respuesta común.
En términos puramente económicos, espero que en estas dos semanas seamos capaces de hacer a las autoridades de Holanda o de Alemania que no estamos hablando de un problema de solidaridad. Estamos hablando de un problema existencial para la propia unión monetaria y por tanto un problema existencial para la UE, y como tal debiera ser tratado.
¿La idea de que todos los países que están a favor de los 'coronabonos' los emitan conjuntamente al margen de Alemania y Holanda tiene sentido económico o político?
Es necesario mantener la presión para que haya una acción conjunta por parte de todos los estados de la Eurozona. Salidas con emisiones parciales aportan poco al problema que tenemos de fondo. Pueden ser una señal política de la voluntad de avanzar hacia una unión más estrecha entre aquellos que están más convencidos de ello. Pero desde el punto de vista de la resolución del problema que tenemos entre manos, no sería relevante.
¿Cómo valora la actuación del BCE? ¿Podría ser suficiente para capear la crisis?
Con las decisiones adoptadas hasta ahora, el BCE se ha comprometido a comprar un volumen de deuda que representa algo más del 7% del PIB de la Eurozona. Si este porcentaje se repartiera siguiendo la clave de capital del BCE -aunque su presidenta, Christine Lagarde, ya ha dicho que no lo va a seguir necesariamente- facilitaría la emisión de aproximadamente tres cuartas partes del déficit que España va a acometer durante los próximos meses, hasta el cierre de año. La decisión del BCE permite que el Estado se pueda financiar a tipos razonables, sin tensiones sobre su prima de riesgo, esperemos que hasta final de año.
En ausencia de un compromiso político para responder conjuntamente a la crisis, los países no pueden emitir deuda por su cuenta y riesgo de forma indefinida aunque el BCE actúe
Es una decisión correcta y que permite ganar tiempo a la espera de un compromiso político para responder conjuntamente a la crisis. En ausencia de ese compromiso, los países tampoco pueden estar emitiendo deuda por su cuenta y riesgo de manera indefinida, aun cuando el BCE pueda ir ampliando sus programas y comprándola en los próximos años. Porque la deuda hay que amortizarla igualmente. Si Italia termina el año con una deuda pública superior al 150% del PIB, aunque el BCE pueda comprarla manteniendo los tipos de interés bajos y controlando la prima de riesgo, los riesgos siguen estando ahí porque son volúmenes de deuda muy muy elevados.
Desde el fiasco de la videocumbre de la semana pasada, estamos viendo un aumento en España de las voces euroescépticas por la falta de ayuda de Alemania y Holanda. ¿Estaría España mejor fuera del euro para reaccionar a una crisis como esta?
Si hubiéramos estado fuera del euro, España estaría ya en suspensión de pagos. Fuera de la unión monetaria, no tendríamos al BCE comprándonos la deuda, con la credibilidad de la institución y por tanto con la capacidad de seguir emitiendo a tipos de interés bajos. Con nuestra propia moneda, el Banco de España no podría licuar esa deuda pública con credibilidad y estaríamos sufriendo una salida de capitales, dificultades severas de financiación y podríamos acabar también con problemas de hiperinflación como otras economías, que ahora mismo no se observan en ningún escenario a corto plazo en la Unión.
Si hubiéramos estado fuera del euro, España estaría ya en suspensión de pagos con la crisis del coronavirus
Es complicado vivir en esta contradicción de tener unión monetaria sin un pilar fiscal y esperemos que esta crisis sirva para avanzar. EEUU logra la independencia a finales del siglo XVIII y solo llega a una unión fiscal a final del siglo XIX, tras una guerra civil que exigió mutualizar la devolución de la deuda de los distintos estados. Nosotros estamos intentando tener una unión fiscal sin una guerra entre nosotros y obviamente en mucho menos tiempo que un siglo. Yo estoy convencido de que en las próximas semanas tendremos noticias que alberguen una opción de futuro. Pero fuera del euro, el escenario es peor.