Pedro Sánchez se juega el apoyo económico de la Unión Europea para hacer frente a la crisis del coronavirus durante el decisivo Eurogrupo que se celebra este martes. El presidente del Gobierno ha pedido a sus socios comunitarios "un nuevo mecanismo de mutualización de la deuda" para hacer frente de forma conjunta a los enormes costes de la reconstrucción. Sin la cobertura de la UE, España -con un endeudamiento que roza el 100% del PIB- tendrá muchas dificultades para encontrar financiación en los mercados para sus medidas sanitarias y sociales contra la pandemia: el riesgo es una nueva crisis de deuda.
Sin embargo, los ministros de Finanzas de la eurozona afrontan la reunión de este martes profundamente divididos. El Covid-19 ha reabierto la fractura entre los países del Norte y el Sur de la UE que ya se evidenció durante la crisis de 2010-2012. Además de España, los principales defensores de los 'coronabonos' son Italia, el país más golpeado por la pandemia, y también Francia. En el bando contrario, Alemania y Países Bajos mantienen una oposición férrea a cualquier tipo de mutualización de la deuda y ofrecen a Madrid y Roma un rescate 'blando' a cargo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
Para tratar de superar la brecha entre Norte y Sur, el Eurogrupo ultima un plan de mínimos que consiste en un escudo de préstamos baratos por valor de al menos 500.000 millones de euros. Un plan que combina el uso del fondo de rescate, el Banco Europeo de Inversiones y los créditos de hasta 100.000 millones para ERTE y autónomos que ha propuesto la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Pero las posiciones están tan alejadas que el escenario más probable ahora es un naufragio total, una videoconferencia sin ningún acuerdo.
Por un lado, España, Italia y Francia insisten en que este plan "es insuficiente ante la gravedad de la crisis" y exigen al menos un compromiso para estudiar los eurobonos. El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, ha reiterado este lunes su propuesta de un Fondo de Solidaridad equivalente al 3% del PIB europeo, que se financiaría con la emisión de deuda conjunta y se repartiría según el daño sufrido por cada país.
París exige que esta iniciativa se mencione en las conclusiones del Eurogrupo, con instrucciones para avanzar en el plazo de "dos o tres meses". Le Maire ha dado a entender que vetará cualquier acuerdo que no haga referencia a la mutualización de la deuda. "Está en juego el futuro de la eurozona y del proyecto europeo", ha avisado. Pedro Sánchez y Giuseppe Conte ya hicieron un amago de plantarse en la última videocumbre celebrada a finales de marzo.
En el extremo contrario, Alemania y Países Bajos mantienen su oposición férrea a los 'coronabonos'. Alegan que suponen sumar deuda a la deuda y abren la puerta a una Unión de Transferencias permanente del Norte al Sur, que multiplicaría los riesgos en la eurozona. "Las posiciones no han cambiado, no creo que logremos una solución sobre esto", explican fuentes diplomáticas.
Los nórdicos ofrecen un rescate blando a España e Italia
Los países nórdicos defienden movilizar el MEDE como herramienta anticrisis privilegiada. El presidente del Eurogrupo, el socialista portugués Mário Centeno, ha hablado de una línea de crédito especial de hasta 240.000 millones de euros que estaría abierta a todos los países de la eurozona. Los países más afectados podrían pedir un rescate blando equivalente al 2% del PIB (24.000 millones de euros en el caso de España) con condiciones light y sin troika, según ha reiterado este lunes el Gobierno alemán.
Sin embargo, ni siquiera hay acuerdo entre Alemania y Países Bajos sobre las condiciones que habrá que exigir a España e Italia a cambio de esta línea de crédito barata. El Gobierno holandés, el más duro, sigue insistiendo en que no es posible dar préstamos gratis sin ninguna condición: una vez superada la fase de emergencia sanitaria, Madrid y Roma deben emprender las reformas necesarias para aumentar su capacidad de crecimiento.
Tanto el Gobierno italiano como la vicepresidenta económica española, Nadia Calviño, han asegurado que no van a pedir el rescate a la UE, sobre todo si ello significa que las economías de los dos países queden intervenidas por Bruselas, con el correspondiente 'efecto estigma' ante los mercados. Es decir, que la activación del MEDE podría resultar inservible para esta crisis si los países que lo necesitan deciden no pedirlo.
"MEDE no, eurobonos ciertamente sí. El MEDE es un instrumento absolutamente inadecuado", ha repetido este lunes el primer ministro italiano.
Los otros dos pilares del plan del Eurogrupo son menos controvertidos. Por un lado, la ampliación de la potencia de fuego del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el banco público de la UE. Se trata de una garantía especial de 25.000 millones de euros aportada por los Estados miembros con la que se pretende movilizar una financiación adicional de 200.000 millones de euros para empresas y pymes. Por el otro, el fondo de 100.000 millones propuesto por Von der Leyen para dar préstamos a ERTE y autónomos. Países Bajos también tiene dudas sobre esta última iniciativa iniciativa.
El equipo de Von der Leyen también se divide
La división entre Norte y Sur se ha trasladado en las últimas horas a la propia Comisión Europea de Ursula von der Leyen. Los comisarios de su equipo han emprendido en las últimas horas una guerra de artículos de prensa en los que defienden posiciones diferentes e incluso contradictorias. Ni siquiera durante la crisis del euro se había visto una división tan profunda y publicitada dentro del propio Ejecutivo comunitario.
El comisario de Asuntos Económicos, el italiano Paolo Gentiloni, y el de Mercado Interior, Thierry Breton, han escrito una tribuna conjunta en defensa de un Fondo Europeo de Reconstrucción, la iniciativa que defienden sus respectivos Gobiernos. En otro artículo publicado en Le Monde, el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, sostiene que esta crisis plantea una "cuestión existencial" para la eurozona y defiende también mutualizar las deudas ligadas a los esfuerzos para combatir el Covid-19 y sus consecuencias económicas.
La presidenta Von der Leyen se distancia de estas iniciativas para mutualizar la deuda y desautoriza a sus comisarios. Su portavoz, Eric Mamer, ha explicado este lunes que estas ideas no se han discutido en el colegio de comisarios y que la única propuesta de Bruselas ahora mismo es la de los créditos para ERE y autónomos. Para la alemana, "la mejor manera de activar esa inversión masiva que Europa necesita es un presupuesto plurianual ambicioso e innovador, un auténtico plan Marshall europeo", dice Mamer.
Von der Leyen ya desató una fuerte polémica la semana pasada al declarar a la prensa alemana que los 'coronabonos' son sólo un "eslogan" y que el Ejecutivo comunitario no trabaja en ello por la resistencia de Berlín. Horas después, tras las críticas recibidas desde Italia, su equipo envió un comunicado que sostenía que ninguna opción ha sido descartada. Pero ahora queda claro de nuevo que la alemana está tan en contra de los eurobonos como su mentora, Angela Merkel.
Pese a su apelación constante al presupuesto plurianual de la UE como herramienta de reconstrucción, Von der Leyen todavía no ha aclarado cuándo presentará una propuesta revisada ni si propondrá aumentar su dotación. Bruselas aprobó su propuesta original en mayo de 2018: 1,3 billones de euros para el periodo 2021-2027, cifra que equivale al 1,11% del PIB comunitario.
Pero el presupuesto de la UE genera una fractura en la UE similar a la de los eurobonos. Los países ricos, encabezados por Alemania y Países Bajos, contribuyentes netos a las arcas comunitarias, piden limitar el gasto al 1% del PIB; mientras que los beneficiarios como España reclaman más dinero. En la última cumbre presencial celebrada a finales de febrero, los jefes de Estado y de Gobierno no lograron acercar posturas y aplazaron indefinidamente la negociación.