La CEOE estima que el PIB caerá este año entre un 5% y un 9% como consecuencia de la crisis del coronavirus y el paro crecerá entre medio millón y más de 900.000 personas, con una tasa de paro que podría escalar hasta el 18%.
Así lo recoge el departamento de Economía de la CEOE en un informe especial sobre el impacto de la crisis del Covid-19 en las empresas y en la economía española en general, del que se desprende que sus consecuencias serán mayores que las inicialmente previstas.
Según la CEOE, España volverá a entrar en recesión en 2020 debido al parón de la actividad y de la demanda a partir de la segunda quincena de marzo y su extensión a abril, con una caída del PIB estimada en un 5% para el conjunto del año en un escenario de recuperación más intensa, en el que se estima el final del confinamiento para los primeros días de mayo, una alta efectividad en las medidas adoptadas y una recuperación rápida en la mayor parte de los sectores.
En este escenario, la patronal prevé que se perderán 445.300 ocupados en términos de EPA, un 2,3% menos en media anual, y la tasa de paro crecerá del 14,1% al 16,5%, con un incremento del paro en 560.400 personas, hasta situarse en 3,8 millones.
En el más adverso de estos escenarios, con una confinamiento más prolongado y una menor efectividad de las medidas adoptadas, la caída del PIB podría situarse alrededor del 9%.
En este caso, el empleo caería un 4% en media anual, con un descenso de la ocupación de 796.800 personas, y el paro se elevaría en 912.000 personas, hasta casi los 4,2 millones, con una tasa de desempleo del 18%.
En cualquier caso, advierte de que la excepcionalidad de la situación hace "difícil" predecir escenarios centrales puesto que se desconoce aún la evolución de la propia crisis sanitaria o el grado de efectividad de las medidas adoptadas por el Gobierno hasta el momento, entre otros factores.
Con todo, teniendo en cuenta que la economía se enfrenta esta vez a un "shock de impacto", la CEOE afirma que los niveles de actividad podrían alcanzar en diciembre los existentes al cierre de 2019, con lo que la recuperación en un escenario como el actual debería ser más rápida que al final de ciclo del tipo de la pasada recesión.
En este sentido y en el escenario más optimista, la patronal estima que el PIB experimentaría un notable rebote del 5,2% el próximo año.
Impacto sobre las empresas
Para la CEOE, la "cara más dramática" de la caída del PIB por el efecto del Covid-19 es su impacto sobre las empresas y los niveles de empleo, y por ello analiza el efecto sobre el empleo sin la posibilidad de acogerse a un ERTE.
En concreto, estima que sin los ERTE y en el escenario de recuperación más intensa, la ocupación caería en cerca de un 5%, con casi un millón de empleos menos, y la tasa de paro escalaría al 18,7%; mientras que en el escenario más adverso, la caída de la ocupación sería del 7,3%, con 1,4 millones ocupados menos, y la tasa de paro volvería a alcanzar el 20,7%.
En cuanto al impacto del coronavirus sobre el déficit y la deuda pública, la organización dirigida por Antonio Garamendi afirma que, por el lado de los gastos, habrá un incremento del gasto público derivado de las prestaciones asociadas a los ERTE y por cese de actividad de autónomos.
También se estima un coste de entre 5.000 y 6.000 millones derivados de las medidas de gasto en el ámbito sanitario y para dar cobertura a colectivos vulnerables, a lo que habría que sumar el gasto asociado al repunte del desempleo y entre otros 5.000 y 6.000 millones más por la subida salarial de los funcionarios y la revalorización de las pensiones.
Aumento del gasto público
Así, el aumento de las necesidades de gasto público podría ser de entre 25.000 y 30.000 millones de euros, sin contar con las medidas que aún pueden quedar por anunciar, aunque la CEOE admite la dificultad de realizar los cálculos.
Por el lado de los ingresos, afirma que probablemente sufrirán un "importante impacto" por la caída del consumo. En este sentido, destaca que la recaudación caerá sobre todo en el IVA y estima una caída "prudente" de entre el 10% y el 20%, es decir entre 7.000 y 14.000 millones de euros menos para el conjunto del año, dependiendo de lo que tarde en recuperarse el consumo tras el confinamiento.
Asimismo, la reducción del consumo de hidrocarburos por las restricciones de movilidad supondrá también un descenso de entre el 20% y el 30% de este impuesto, en función del calendario de recuperación de la movilidad y el consumo, lo que detraerá entre 4.000 y 6.000 millones de euros.
En cuanto a los impuestos directos, la CEOE destaca que el IRPF se verá afectado por el incremento del desempleo y la pérdida de facturación de autónomos, pero sus efectos se dividirán entre 2020 _este año se presenta la declaración de la Renta de 2019, pero se registrarán menores retenciones a cuenta_ y 2021 _año en que se presenta la liquidación correspondiente a 2020-.
En este caso, la patronal estima que la cifra será menor que la correspondiente al IVA, con una posible caída de entre el 5% y el 10%, de entre 4.000 y 8.000 millones de euros.
En el Impuesto sobre Sociedades, el calendario de liquidaciones introduce las mismas dificultades para el cálculo, no obstante, la CEOE estima que el pago a cuenta de abril para las empresas que facturan más de seis millones de euros, en función de los escenarios que se barajan, podría reducirse entre 1.000 y 2.000 millones.
En el capítulo de las cotizaciones a la Seguridad Social, el impacto sí va a ser bastante inmediato por el incremento del desempleo, las bajas de trabajadores autónomos y el efecto de los ERTE. En concreto, adelanta una pérdida total de recaudación que podría situarse entre el 8% y el 15% en función de la profundidad de la caída de la actividad y la velocidad de su posterior repunte.
Déficit público
El resultado de todas estas desviaciones arroja un déficit público de entre los 80.000 y los 120.000 millones de euros, en una horquilla de entre el 7,5% y el 11% del PIB, en función del comportamiento de la actividad. Al mismo tiempo, la deuda pública ascendería hasta el 108% o el 115% del PIB.
No obstante, precisa que buena parte de estas desviaciones no tienen un efecto acumulativo, por lo que la mayor parte de la influencia de las mismas sobre las finanzas públicas debería ir diluyéndose a medida que se recupera la normalidad, sin afectar al déficit estructural.
De acuerdo con este escenario, la CEOE pide la implementación de medidas que vayan dirigidas a facilitar la adaptación de las empresas, otorgando "más flexibilidad", apoyando a la liquidez y posibilitando la moratoria de impuestos.
Al mismo tiempo, asegura que es fundamental que las empresas estén preparadas para un escenario en donde la crisis se mantenga en el tiempo más allá de lo previsto. "La economía española necesita de recursos con cierta celeridad para que el cuidado de la salud sea compatible con la normalización de la actividad económica", subraya.
Para la CEOE, las empresas actuarán como palancas de salida de la actual situación y además de cumplir los protocolos para salvaguardar la salud en los centros de trabajo, se les debería permitir que puedan producir en aquello que consideren que la sociedad demanda, "ya que es el mejor incentivo para que se transformen y adapten a las nuevas necesidades".
Por último, pide salvaguardar la competitividad de las empresas españolas para que las exportaciones también sean una "palanca de recuperación", como ya pasó en la crisis de 2008.
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