El Banco Central Europeo (BCE) pronostica un desplome económico récord debido al impacto del coronavirus, que irá seguido de una recuperación incompleta en 2021 y 2022. Según sus últimas previsiones hechas públicas este jueves, la eurozona se contraerá este año un 8,7%, con un rebote parcial del 5,2% en 2021 y del 3,3% en 2022. Pero en el peor de los escenarios, el hundimiento podría llegar hasta el 12,6% en 2020, en cuyo caso la recuperación posterior sería mucho más lenta, avisa el BCE.
Estas dramáticas perspectivas económicas han llevado al organismo dirigido por Christine Lagarde a aumentar en 600.000 millones de euros su programa de compra de deuda de emergencia frente a la pandemia (PEPP) y ampliar su duración al menos hasta junio de 2021.
"La economía de la eurozona está experimentando una contracción sin precedentes. Ha habido una caída abrupta de la actividad económica como resultado de la pandemia del Covid-19 y de las medidas para contenerla. La grave pérdida de empleo y de ingresos y la excepcionalmente elevada incertidumbre sobre las perspectivas económicas han provocado una caída significativa de la inversión y del gasto de los consumidores", ha dicho la presidenta en rueda de prensa.
El producto interior bruto de la eurozona se desplomó un 3,8% en el primer trimestre de 2020, pese a que el confinamiento general por el coronavirus sólo empezó en la segunda quincena de marzo. Para el segundo trimestre, el BCE calcula una caída adicional del 13%. La actividad económica ya ha tocado fondo porque las medidas restrictivas han empezado a levantarse en la mayoría de los países, pero la remontada no va a ser fácil.
En su escenario central, el BCE asume que habrá brotes puntuales de coronavirus en los próximos meses y se mantendrán medidas restrictivas hasta que se encuentre una vacuna, lo que podría ocurrir a mediados de 2021. La elevada incertidumbre y el empeoramiento de las condiciones del mercado laboral provocarán que tanto las empresas como los hogares sigan recortando el gasto. El apoyo público permitirá limitar los daños en la economía.
Con estas premisas, la eurozona caerá un 8,7% este año y se recuperará un 5,2% en 2021 y un 3,3% en 2022. La inflación bajará en los próximos meses a niveles alrededor de cero debido al desplome de los precios del petróleo y a una demanda débil. Estos efectos se verán en parte contrarrestados por las presiones sobre los precios provocadas por problemas de abastecimiento.
Con todo, el BCE prevé una inflación del 0,3% este año, que subirá al 0,8% en 2021 y al 1,3% en 2022, todavía muy lejos de su objetivo del 2%. Por su parte, la tasa de paro subirá hasta el 9,8% este año y el 10,1% en 2021, antes de disminuir ligeramente hasta el 9,1% en 2022.
El peor escenario
No obstante, la propia Lagarde ha admitido que esta previsión podría ser demasiado optimista y está lastrada por riesgos a la baja. En el peor escenario que maneja el BCE, una segunda ola del coronavirus obligaría a mantener medidas de confinamiento estrictas, aunque su coste económico sería inferior al de las cuarentenas iniciales debido a las lecciones aprendidas por parte del Gobierno y los agentes económicos.
Los esfuerzos sostenidos para frenar la expansión del Covid-19 continuarían hundiendo la actividad en todos los sectores y causarían un efecto dominó de quiebras. La eurozona se contraería este año un 12,6%, mientras que la recuperación sería mucho más lenta, del 3,3% en 2021 y del 3,8% en 2022.
En este peor escenario, la tasa de paro en la eurozona sube al 11,3% este año y al 12,5% el año que viene y apenas desciende al 11,2% en 2022. Por su parte, la inflación se mantiene anémica en el 0,2% en 2020, el 0,4% en 2021 y el 0,9% en 2022.
"En general, el alcance de la contracción y de la recuperación dependerá de forma crucial de la duración y la eficacia de las medidas restrictivas, el éxito de las políticas para mitigar el impacto negativo en los ingresos y el empleo y el grado en que la capacidad de suministro y la demanda doméstica queden afectadas de forma permanente", ha dicho Lagarde.