Después de un largo periodo de pérdida de influencia en la Unión Europea y también en la escena mundial -que se debió en buena medida a la crisis económica y el rescate bancario de 2012-, España puede competir ahora por dos importantes altos cargos de forma prácticamente simultánea. Por un lado, la presidencia del Eurogrupo, puesto para el que es favorita la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Por otro, la dirección general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), cargo al que podría aspirar la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.
Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se le plantea ahora el dilema de si promueve las dos candidaturas al mismo tiempo -con el riesgo de perder la doble apuesta- o si por el contrario concentra todos sus esfuerzos en una en detrimento de la otra. En ambos casos, el procedimiento de elección ya está en marcha y la presentación oficial de los aspirantes debe formalizarse en las próximas semanas. El tercero en discordia es el ministro de Ciencia, Pedro Duque, al que Sánchez ve para dirigir la Agencia Espacial Europea.
En su última rueda de prensa el pasado domingo, Sánchez consideró un "orgullo" que Laya y Duque fueran candidatos a altos cargos internacionales. No mencionó a Calviño porque el actual presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, todavía no había anunciado que abandonaba el Gobierno portugués por voluntad propia y dejaba vacante el cargo. "Este es un Gobierno que se ha movido en su elección por capacidad, mérito y la confianza que generan dentro y fuera de España", presumía el presidente.
Calviño sostiene también que el hecho de que su nombre esté en todas las quinielas para el Eurogrupo es una "clara señal" de "confianza" y "reconocimiento" de la UE hacia España. No obstante, admite que la decisión final de presentarse no le corresponde a ella sino que la última palabra la tiene Sánchez, que debe sopesar las "distintas alternativas".
"La decisión sobre esta cuestión compete al presidente del Gobierno y es él el que en los próximos días tendrá que definir cuál es la posición de nuestro país teniendo en cuenta el interés general que debe guiar la actuación de España en las instituciones europeas y en el ámbito internacional en general", ha dicho en un canutazo virtual antes del Eurogrupo.
El tiempo apremia. El plazo de presentación de candidaturas al Eurogrupo se abrirá en las próximas horas y los aspirantes tienen hasta el 25 de junio para enviar a Bruselas una carta de motivación explicando por qué optan a la presidencia. La elección tendrá lugar en la próxima reunión de ministros de Finanzas de la eurozona el 9 de julio, según ha anunciado Centeno.
La votación es por mayoría simple. Además de la vicepresidenta, entre los posibles candidatos figura también el ministro de Finanzas de Luxemburgo, el liberal Pierre Gramegna, que ya se presentó hace dos años y fue derrotado por Centeno. También ha manifestado interés por el cargo el irlandés Paschal Donohoe, según las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL.
Calviño lo tendría más fácil que Laya
En teoría, Calviño lo tiene más fácil que Laya para conseguir el cargo al que aspira. No sólo goza de muy buena reputación en Bruselas, donde la consideran uno de los suyos por los 8 años que trabajó como alta funcionaria de la Comisión y porque representa la ortodoxia económica europea. Además, los equilibrios que debe respetar la elección del nuevo presidente del Eurogrupo le favorecen: como Centeno sólo ha estado dos años y medio, a priori su sucesor debe ser también socialista y del Sur.
En contra de la vicepresidenta juega que España vuelve a estar en el epicentro de la crisis del coronavirus y va a necesitar una gran cantidad de ayudas de la UE para la reconstrucción. Los países nórdicos ya intentan montar un frente común contra ella. Además, como presidenta del Eurogrupo deberá ejercer de árbitro y tendrá menos margen de maniobra para defender la posición española a la hora de reclamar esta asistencia o de oponerse a las exigencias de Bruselas en materia de reformas.
Por lo que se refiere a González Laya, nadie duda de su cualificación para ser la próxima directora general de la OMC. Ha trabajado en cuestiones comerciales en la Comisión Europea (donde fue también portavoz de la materia) y fue jefa de gabinete del director general de la OMC, Pascal Lamy, entre los años 2005 y 2013. Hasta enero, ocupaba la dirección ejecutiva del Centro de Comercio Internacional, la agencia de desarrollo de la ONU y la OMC. Lo único que le falta es un mayor peso político, puesto que apenas lleva 5 meses de ministra.
El plazo para presentar candidaturas a la dirección general de la OMC, el órgano que ejerce de árbitro supremo en las guerras comerciales, concluye el 8 de julio. Antes, la Unión Europea debe decidir si presenta un aspirante común para sustituir al brasileño Roberto Azevedo, que ha anunciado por sorpresa que se marcha el 31 de agosto, un año antes de que expire su mandato.
¿Un candidato europeo a la OMC?
La cuestión se debatió durante la videoconferencia de ministros de Comercio de la UE celebrada el pasado martes. Allí, la mayoría de países defendió que Europa sí debería presentar a un candidato para tratar de salvar la OMC de los embates proteccionistas de Donald Trump y de la pugna entre Estados Unidos y China. España no mencionó en ningún momento la posible candidatura de González Laya. Pero el actual comisario de Comercio, el irlandés Phil Hogan, sí mencionó su interés en el cargo.
Los europeos deben decidir en los próximos días si presentan un candidato único, en cuyo caso González Laya competiría seguro con Hogan. No obstante, el ganador no tendría asegurado el puesto. Hasta ahora ya hay tres aspirantes oficiales para sustituir a Azevedo: el egipcio Hamid Mamdouh, la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala y el mexicano Jesús Seade.
Lo único que está claro ahora es que Sánchez debe resolver el dilema muy pronto. En los "próximos días", según ha dicho Calviño. Una salida de González Laya a la OMC le obligaría a hacer cambios en el Gobierno. En contraste, aunque sea elegida presidenta del Eurogrupo, Calviño seguiría como vicepresidenta económica puesto que no se trata de un cargo a tiempo completo sino que se exige que su titular sea ministro de Finanzas en un Estado miembro.