España se está quedando atrás en la recuperación frente a otros países industrializados. Lo han advertido organismos internacionales, como el FMI o la OCDE, a la vista de la evolución económica y sanitaria de los últimos meses.
Ese retraso tendrá un impacto muy negativo en la convergencia de nuestro país con la media del euro, lo que ampliará el diferencial en términos de PIB per cápita y empleo de España frente a las grandes economías europeas.
Esta es una de las principales conclusiones del último informe de la consultora Freemarket Corporate Intelligence. Un documento en el que se dibujan unas proyecciones económicas para España mucho peores a las del Gobierno y el consenso de analistas, pues estima que la caída del PIB se situará alrededor del 14,5% este año.
La clave de su mayor pesimismo es la intensidad del debilitamiento de la actividad, que considera que será superior a la proyectada por el Ministerio de Economía o el Banco de España.
Según esta firma la incidencia de la pandemia sobre la oferta y la demanda, la evolución del binomio déficit-deuda pública y la evolución del paro prolongarán esta situación a lo largo de 2021. En su opinión, habrá que esperar hasta finales de 2023 o incluso el primer trimestre de 2024 para recuperar los niveles de PIB previos a la crisis del coronavirus.
Aunque con mayor pesimismo que otros servicios de estudio y organismos internacionales, Freemarket traslada ese escenario macroeconómico al conjunto de una eurozona en la que la recuperación se anuncia antes.
Y la conclusión es que o España acomete profundas reformas estructurales o el nivel de vida de sus ciudadanos se alejará aún más del de los alemanes tras años de esfuerzos para la convergencia.
"Los países industrializados, incluidos los europeos, saldrán con distinto vigor, pero saldrán de la recesión en 2021 salvo la emergencia de shocks inesperados", señala el estudio titulado ¿El enfermo de Europa? La recuperación se estanca, España se queda atrás.
Al margen de la Covid-19, el punto de partida de España en esta recuperación es peor que el de los países más ricos de la UE. Este país parte de una situación de "atraso relativo en un área en el que sus miembros tienen un nivel de vida superior".
El PIB per cápita en España era en 2019 de 26.430 euros frente a los 34.790 euros de la media de los países que comparten la moneda única. En el caso de Alemania, esa cifra alcanza los 41.350 euros y en Italia, 29.610 euros, de acuerdo con datos de 2019 recopilados por Invertia.
El Gobierno y la Comisión Europea esperan acortar esas divergencias con los fondos europeos que empezarán a llegar a partir del próximo año. Solo en los próximos tres años, España recibirá 59.000 millones de euros en forma de transferencias directas para digitalizar su economía y apuntalar la transición ecológica.
Más allá del montante de las ayudas, que Freemarket califica de pequeño en relación con las necesidades de financiación del país, la consultora pone el foco en las condiciones que Bruselas impondrá al Gobierno español a cambio de liberar los fondos.
Décadas perdidas
España lleva años retrasando reformas estructurales en materia laboral, de pensiones o en fiscalidad que ni siquiera fue capaz de terminar de abordar en la última crisis económica. Si no hace esos deberes pendientes ahora, quedará en el furgón de cola de la recuperación aunque lleguen las ayudas europeas.
"Tres décadas después de su entrada en el Mercado Común y dos de su incorporación a la Unión Monetaria, España no ha logrado cerrar la brecha entre su PIB per cápita y el existente con la media de la eurozona ni con el núcleo duro de los países integrados en ella", afirma el documento.
Incluso recuerda que ese diferencial se ha mantenido con escasas variaciones durante la fase expansiva 1996-2007 para ampliarse de modo significativo a lo largo de la Gran Recesión y del periodo posterior de recuperación que finalizó en 2019, explica la consultora que preside Lorenzo Bernaldo de Quirós.
Un retraso económico en 2020, unido a tres años de espera para recuperar la riqueza perdida en esta crisis harán que nuestro país, lejos de converger, se aleje del nivel de vida de sus socios más ricos del euro, con todas las repercusiones sociales que ello implica.
"España no ha logrado avanzar en la convergencia real con la media de la zona euro ni con los Estados centrales de ella durante las últimas décadas", señala.
Algo que se explicaría por la ausencia de una estrategia consistente y continuada para dotar de mayor flexibilidad a la economía y de acometer reformas estructurales.
Pero también por "el carácter errático de una política macroeconómica que no ha logrado consolidar un marco de estabilidad presupuestaria sostenido en el tiempo", añade.
En este contexto, considera que esas ayudas podrían ayudar a España en el caso de que su obtención se condicione a la implantación de reformas estructurales recomendadas por la Comisión Europea y a la presentación de un plan deconsolidación fiscal.
De hecho, Bruselas ha pedido al Gobierno español que ataje el problema de precariedad laboral y paro juvenil a cambio de abrir el grifo de las ayudas.
En este sentido, es una incógnita cómo lidiará el presidente del Gobierno con sus socios de coalición esta asignatura.
Ya antes de entrar en el período recesivo, el Gobierno había recuperado la prevalencia de los convenios sectoriales y territoriales sobre los de empresa y en plena pandemia, el despido por causas objetivas no puede aplicarse por decisión gubernamental.
Se trata de elementos que van en la dirección contraria de lo que se apuntó con la reforma laboral de 2012.