Pese a que la situación económica empeora rápidamente en toda la eurozona por la segunda ola de la Covid-19, el fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros acordado en julio con el fin de amortiguar el impacto de la crisis sigue bloqueado. Tras una nueva ronda de negociaciones celebrada esta semana, los gobiernos de la UE y la Eurocámara han sido incapaces de llegar a un acuerdo para ratificar y activar rápidamente este instrumento.
La última propuesta de Alemania -que ocupa la presidencia de turno de la UE y dirige la negociación con el Parlamento- consiste en usar el dinero recaudado con las multas antimonopolio para aumentar la financiación de programas europeos como Erasmus. Una iniciativa novedosa que, aunque de momento no ha servido para desbloquear el diálogo, podría ofrecer una vía de solución. En todo caso, Berlín descarta que pueda haber acuerdo antes de mediados de noviembre, que luego tendrá que ratificarse.
Un retraso de las ayudas de la UE más allá del verano de 2021, con repercusiones graves sobre la recuperación, parece ya prácticamente inevitable. España -el Estado miembro más golpeado por la pandemia tanto desde el punto de vista sanitario como económico- sería el principal perjudicado. Nuestro país aspira a recibir 140.000 millones de euros y Pedro Sánchez ha presupuestado ya 27.000 millones en las cuentas de 2021.
El propio Gobierno adelantará esta cantidad recurriendo al endeudamiento con la convicción de que las ayudas de la UE llegarán antes del cierre de 2021 para cubrir el agujero. Una maniobra que cuenta con el visto bueno de la Comisión. ¿Qué pasará si el dinero no se recibe a tiempo? Las autoridades españolas negocian con Bruselas que esta deuda adicional no compute a efectos del Pacto de Estabilidad, pero todavía no se ha cerrado un acuerdo.
Por eso, Sánchez no para de presionar a la Eurocámara y a sus socios para que acleren la ratificación del fondo anti-Covid. "Es muy importante que la recepción de los fondos se produzca lo antes posible el año que viene, conseguir que el plan de recuperación se ponga en marcha de forma acelerada", explican fuentes del ministerio de Economía. En el departamento que dirige Nadia Calviño, no se descarta que se necesiten además "medidas adicionales" a nivel de la UE si la situación sigue deteriorándose en los próximos meses.
Sin medidas adicionales
En contraste, el presidente del Eurogrupo, el irlandés Paschal Donohoe, cree que con el fondo de reconstrucción será suficiente para amortiguar la segunda ola de la Covid. "La situación, aunque es grave, siempre fue contemplada por los líderes europeos como un riesgo que podría materializarse durante la segunda mitad de 2020. Fue para anticiparnos a este riesgo por lo que cerramos los acuerdos en el Eurogrupo y en el Consejo Europeo antes del verano. Así que la aplicación de esos acuerdos es la mejor respuesta posible de la UE a las consecuencias económicas de la segunda ola", ha dicho Donohoe en una entrevista en Le Soir y otros periódicos europeos.
"Creo que el mantenimiento de la flexibilidad de las reglas presupuestarias para 2021, combinada con la llegada de la financiación del fondo de reconstrucción durante el verano de 2021, constituirá una respuesta sólida a las circunstancias económicas que tendremos probablemente el año que viene", sostiene el presidente del Eurogrupo.
De momento, Donohoe ha invitado a la próxima reunión del Eurogrupo, que se celebra el martes 3 de noviembre, a la directora del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), Andrea Ammon. El objetivo es debatir con los ministros "la interacción entre la evolución de la pandemia y las condiciones económicas". "Las nuevas restricciones tendrán importantes consecuencias en la actividad económica y el Eurogrupo quiere seguir la situación muy de cerca", explica un alto diplomático europeo.
Tres escollos
De los tres escollos que enfrentan a Eurocámara y gobiernos a la hora de ratificar el fondo de reconstrucción, la presidencia alemana da ya por resuelto el primero: la elaboración de una hoja de ruta para crear un paquete de nuevos impuestos de la UE, que deben servir para pagar la devolución de la deuda. También se han acercado posturas sobre el mecanismo para condicionar las ayudas de la UE al respeto del Estado de derecho, aunque Polonia y Hungría mantienen su amenaza de veto por esta cuestión.
El principal problema ahora mismo sigue siendo de dinero. La Eurocámara sigue reclamando un aumento de 39.000 millones en el presupuesto plurianual de 1,074 billones de euros que los líderes europeos pactaron en julio, junto con el fondo anti-Covid. Un dinero que se destinaría a reforzar 15 programas clave de la UE en materias como la educación, la transición verde, la digitalizacion, la sanidad, la I+D o la lucha contra la inmigración ilegal. Los gobiernos se niegan a reabrir un pacto que costó cinco días y cuatro noches de negociar.
La última oferta que Berlín ha presentado esta semana consiste en 10.000 millones de euros adicionales de "dinero nuevo". Unos fondos que saldrían de las multas que Bruselas impone a las empresas que vulneran las normas de competencia, según explican fuentes diplomáticas. La recaudación de estas multas se reparte ahora entre los Estados miembros, así que habría margen para contentar a la Eurocámara sin que las capitales tengan que poner más dinero.
En los seis años que lleva Margrethe Vestager como comisaria de Competencia, ha impuesto sanciones por valor de 19.000 millones, según los cálculos de EL ESPAÑOL. Solo Google ha tenido que pagar 8.250 millones por sus comportamientos monopolísticos. Pero no está claro que esta recaudación pueda volver a repetirse en el periodo 2021-2027.
De momento, el Ejecutivo comunitario ha abierto un expediente a Amazon y otros dos a Apple que podrían acabar en multas si se confirma que han incumplido las normas antimonopolio de la UE. Además, tiene en marcha dos grandes investigaciones sobre el uso de datos por parte de Google y Facebook para publicidad, según ha explicado Vesteger en una entrevista a este periódico.
En todo caso, la Eurocámara ha rechazado también este incremento. La presidencia alemana sostiene que el problema es que los eurodiputados están muy divididos y lo que realmente quieren no es más dinero, sino echar un pulso a los gobiernos, obligándoles a reabrir el acuerdo de julio. El tsunami de la segunda ola del coronavirus forzará a los dos bandos a enseñar sus auténticas cartas.