El tercer trimestre del año fue totalmente inesperado para la economía española en el más positivo de los sentidos. El crecimiento del PIB fue histórico, alcanzando el 16,7% trimestral, auspiciado por el retorno a la actividad de los meses de verano, tras junio.
Sin embargo, un vistazo a los datos de facturación mensuales de las grandes empresas alerta de que el impulso, poco a poco, se está frenando y se está volviendo al estancamiento de los indicadores económicos.
Este indicador, que ofrece la Agencia Tributaria, muestra cómo la actividad poco a poco se ha ido desacelerando desde mayo. En este mes, las ventas crecieron respecto abril, periodo de cierre total para la economía española, un 14%.
Como es lógico, este crecimiento intermensual no se ha vuelto a producir. Con todo, la desaceleración desde entonces ha sido constante. En junio, el aumento de las ventas fue del 13%, pero en julio cayó al 7%.
Así, en agosto el aumento de este indicador se quedó en el 2% y en septiembre, último mes del que la Agencia tiene registros, el crecimiento fue casi imperceptible, un escaso 0,2%.
Estancamiento
La propia Agencia Tributaria llama la atención sobre este fenómeno. El dato de septiembre “sugiere un cierto estancamiento tras la recuperación del periodo posterior a los meses afectados por el estado de alarma y dada la evolución reciente de pandemia”.
Dicho fenómeno también se registra en el empleo. Las tasas de recuperación de asalariados se han ido reduciendo cada mes. Desde junio, cuando la tasa intermensual de asalariados creció un 5%, se ha pasado a un 0,2% en septiembre.
Escenarios futuros
‘Think tanks’ como BBVA Research han alertado precisamente sobre la importante desaceleración que se está registrando en el cuarto trimestre del año.
Con todo, también hay opiniones que indican que los buenos datos del tercer trimestre compensarían, en el cómputo anual, una eventual ralentización de la economía a finales de 2020. Además, los mercados están reaccionando muy positivamente a los recientes anuncios sobre la comercialización de una vacuna contra el coronavirus en un futuro cercano.
De hecho, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, descartó este martes un PIB negativo en el cuarto trimestre del año y recordó que las novedades sobre la vacuna o el decreto para agilizar las inversiones de los fondos europeos, "reducen" los riesgos a la baja previstos.
Destacó que el mercado de trabajo "sigue manteniendo un notable dinamismo, con un crecimiento notable de las afiliaciones a la Seguridad Social y un ritmo dinámico de salida de trabajadores en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE)".
No obstante, puntualizó que se está a la espera de contar con los datos de los ERTE de rebrotes que se conocerán la próxima semana, para lo que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, está realizando una evaluación sobre el impacto neto en el mercado laboral.
"Vemos que en aquellos casos en los que se logra atajar rápidamente los rebrotes, el impacto económico es relativamente menor. El impacto de la segunda ola no es comparable al de la primera ola en primavera", afirmó Calviño. Además, añadió que la evolución de las economías europeas, inmersas también en la segunda ola, será "determinante" para la evolución de las exportaciones de bienes, ya que el turismo internacional "no se está recuperando de forma significativa".
En todo caso, subrayó que sigue habiendo un sector exterior "dinámico" y un "comportamiento comparativamente mejor" en cuanto a manufacturas respecto a los servicios.