La UE ha financiado las vacunas con 2.700 millones: ¿Qué puede hacer para garantizar sus dosis?
Imponer sanciones, acudir al tribunal de Luxemburgo y hacer valer el peso de los 27 son algunas de las armas que tiene la UE.
29 enero, 2021 01:20Noticias relacionadas
La Unión Europea se está quedando atrás en la vacunación contra la Covid-19 por falta de dosis. Mientras que Reino Unido ya ha vacunado a un 10% de su población e Israel ya ha alcanzado el 44%, los ciudadanos europeos asisten estos días a una guerra entre la Comisión Europea y las farmacéuticas por el retraso en la entrega de vacunas, mientras la inmunización avanza a un ritmo mucho más lento.
La estadounidense Pfizer asociada con la alemana BioNTech ha anunciado retrasos, pero la tensión entre las autoridades comunitarias ha escalado al máximo con la británica AstraZeneca. Bruselas sospecha que se podrían estar vendiendo vacunas a otros países, mientras se incumplen unos contratos firmados con la UE, que nadie ha podido leer.
Desde que los 27 decidieron hacer frente común para combatir la Covid-19, la Unión Europea ha invertido más de 2.700 en engrasar la investigación y la fabricación de vacunas. Además, ha comprometido algo más de 1.000 millones de euros adicionales que deberían desembolsarse pronto con ese mismo objetivo.
Se trata de cuantías que han aprovechado las farmacéuticas, incluida AstraZeneca, para acelerar el desarrollo de sus vacunas. Por ello, fuentes comunitarias aseguran que la Comisión Europea hará todo lo posible para que se cumplan las entregas en plazo.
La primera medida coercitiva de Bruselas para tratar de conseguir que la llamada 'vacuna de Oxford' esté disponible a tiempo para los europeos fue anunciada este jueves, cuando Bruselas comunicó que prohibirá la exportación de vacunas producidas en territorio europeo si las farmacéuticas incumplen sus contratos.
Sin embargo, Bruselas tiene más medidas sobre la mesa que irá aplicando para tratar de presionar a AztraZeneca y no perder la que se ha convertido en su primera batalla con el Gobierno británico tras el brexit.
La clave del contrato
La premisa sobre la que trabajan las autoridades comunitarias es que las empresas están obligadas a cumplir con las entregas de vacunas por contrato aunque digan lo contrario.
Esto implicaría que los contratos que firmó la UE con Astrazeneca comprometen a la compañía a entregar 400 millones de dosis, que se suman a 600 millones de dosis de Pfizer y otras 160 millones de Moderna.
Además, Bruselas está negociando más contratos de compra anticipada de vacunas. De momento, hay otras tres farmacéuticas con la vacuna muy avanzada y con las que ya hay firmadas reservas de dosis. Mientras, otras dos farmacéuticas están en una fase anterior, pero hablando con la UE para firmar un contrato de compra de dosis, de acuerdo con fuentes conocedoras del proceso.
Ante esta negociación en varios frentes, la Comisión Europea considera que no debe hacer públicos los contratos firmados con estos proveedores, ya que dañaría su capacidad de negociación con otras empresas para el suministro futuro de dosis, lo que podría tener un sobrecoste en el contribuyente, según fuentes conocedoras de lo que ocurre en Bruselas.
Esto no significa que más adelante, todo el dinero invertido en vacunas no vaya a ser sujeto de un examen riguroso, teniendo en cuenta los mecanismos de control que existen en la Comisión por parte de los Estados miembro. Sin embargo, todavía no ha llegado ese momento de rendir cuentas.
Tribunal de Luxemburgo
El contenido de los contratos puede ser determinante si se enquista el conflicto y se acaba acudiendo a la vía judicial, algo que todavía no está sobre la mesa porque se espera alcanzar antes un acuerdo.
En caso de conflicto con una farmacéutica que tenga una sede en algún Estado de la Unión Europea, el que tendría que dirimir el asunto sería el Tribunal de Justicia de la Unión Europea con sede en Luxemburgo.
Si se trata de una empresa extracomunitaria, se tendría que acudir a una mediación o arbitraje internacional.
Sin embargo, esta vía va a ser el último recurso, dado que recurrir a los tribunales implicaría demorar esta batalla varios meses y es urgente que se cumplan los plazos pactados en las entregas para poder vacunar a los europeos en plena tercera ola del virus.
Sanciones y controles
En este contexto, los abogados y las autoridades de la UE explotarán otras vías de presión, como la anunciada este jueves, si la guerra continúa.
Además del control de la producción de vacunas dentro de sus fronteras, otro de los mecanismos a los que puede acudir Bruselas es a la imposición de sanciones, algo que está habilitado en la UE y que ha sido utilizado en diversas ocasiones para hacer funcionar el mercado interior.
Se trata de un mecanismo eficaz, pero también lento, lo que explica que la Comisión Europea haya recurrido antes a la vía del control de las vacunas que se exportan desde plantas europeas.
AstraZeneca tiene una planta en Reino Unido pero tiene otras en Bélgica y Alemania. Mientras, la socia de Pfizer, BioNTech, es una empresa alemana, aunque la estadounidense también tiene plantas en Bélgica.
Urge un acuerdo
Conseguir negociar pronto y zanjar el conflicto sin tener que recurrir a las sanciones o los tribunales es la prioridad. Esto es así porque no se quiere alterar el calendario de vacunación, que establece que para verano el 70% de la población esté vacunada. Algo que obliga a presionar por otras vías más rápidas para conseguir que se materialicen las entregas de los antígenos.
Para ello, la UE cuenta con una fortaleza importante, ya que son 27 mercados unidos. Algo que, recordó la vicepresidenta del Gobierno español, Nadia Calviño, este jueves al ser preguntada por este asunto en el Nueva Economía Fórum.
"Una de las buenas cosas en la respuesta a la pandemia, fue la determinación europea de dar una respuesta común en el plano sanitario, económico y social. Imagine si estuviésemos compitiendo entre nosotros", señaló Calviño.
Según la vicepresidenta, el suministro de antígenos a la Unión Europea está garantizado. Las vacunas llegarán, la cuestión es cuándo. Y el reloj corre en contra de la Unión Europea.