Relajar las reglas fiscales fue una de las principales novedades con las que Bruselas decidió afrontar la crisis provocada por la Covid-19. Sin austeridad y sin 'hombres de negro', la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han dado respuesta al shock económico reclamando a los Gobiernos más estímulos fiscales para paliar los daños que ha provocado en el tejido productivo el cierre de millones de negocios por orden administrativa.
Esos estímulos han disparado el déficit de los países desarrollados hasta el 11,7% en su conjunto y llevará la deuda pública global hasta lo equivalente al 99% de la riqueza mundial este año, según el Fiscal Monitor publicado este miércoles por el FMI.
La pregunta ahora es ¿hasta cuándo será posible mantener estos estímulos? Y la respuesta no es sencilla, aunque parece que hay consenso en que la consolidación fiscal tardará en llegar. Más aún, en el caso de España, donde el déficit seguirá en el 4,3% del PIB en el año 2026, esto es, seis años después de la Covid-19.
Entre las grandes economías de la zona euro, la nuestra será la que más desequilibrios presente en sus cuentas públicas dentro de un lustro si se cumplen estas estimaciones. La diferencia será considerable, puesto que el déficit español casi triplicará al de la media de sus socios del euro (1,6%).
En 2026, el déficit de España será similar al que el país tenía en 2016, cuando todavía se seguía haciendo un esfuerzo fiscal para financiar la crisis de 2008.
Mientras, Italia lo habrá corregido en esa fecha hasta el 1,8% y Alemania contará con un superávit del 0,6%, tras haber equilibrado sus cuentas en el año 2023.
Crecimiento insuficiente
Los economistas del fondo con sede en Washington revisaron al alza este martes sus proyecciones de crecimiento para España. Tras ser la economía desarrollada que más se hundió en 2011, este año protagonizará el mayor avance del PIB, junto con Estados Unidos, con un crecimiento del 6,4%.
Sin embargo, eso no será suficiente para que alcance la recuperación al mismo ritmo que el resto de la zona euro, donde la caída económica provocada por la pandemia fue menor en 2020.
Con ese crecimiento del 6,4% (muy por encima del 9,8% que el Gobierno estimó en sus Presupuestos para 2021 y que ahora revisará a la baja), el FMI prevé que este año el déficit público de España alcance el 9%. Son dos décimas más que el de Italia, otro de los países que ha sufrido con dureza los efectos económicos de la Covid-19.
Para el conjunto de la zona euro, el déficit este año será del 6,7% en 2021 y en 2026 se habrá reducido al 1,6%, con lo que España seguirá teniendo un desequilibrio fiscal muy superior al de sus socios del euro más de un lustro después de la pandemia.
Deuda pública
Todavía en esas fechas, la deuda pública estará por encima del 118,4% del PIB, esto es, la misma cifra en la que cerraría este 2021, siempre según las previsiones del FMI.
En este caso, Italia estará por encima de España con una deuda pública sobre PIB del 151%. Sin embargo, el país transalpino estaría en una fase de reducción de deuda desde este mismo año, algo que no ocurre en el caso español, donde tras caer la deuda al 116,8% del PIB en 2024, la deuda pública volvería a cambiar su tendencia al alza a partir del año siguiente.
Para elaborar estos cálculos, el Fiscal Monitor de abril explica que se han incorporado las "medidas discrecionales" adoptadas para dar respuesta a la Covid-19, así como otras partidas aprobadas por el Gobierno, como la subida de las pensiones y de los salarios de los funcionarios o el Ingreso Mínimo Vital (IMV).
Para elaborar estos cálculos, el FMI ha contado con la permanencia de estas medidas aprobadas en esta legislatura y con una política fiscal sin cambios a partir de 2022, una vez se supere la pandemia. Esto significa que con recortes, se podría acelerar la corrección del déficit.
Plan de reequilibrio
En este punto, la AIReF y el Banco de España han advertido al Gobierno que tiene que presentar un Plan de Reequilibrio presupuestario, como exige la ley española cuando se suspenden las reglas fiscales.
Sin embargo, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya ha dicho que no es prioridad del Gobierno elaborar ese plan -que según los plazos legales, debería estar ya presentado-, dado que ahora los esfuerzos del Ejecutivo están centrados en combatir la pandemia.
Mientras, la Comisión Europea mantiene en stand by el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Sin embargo, esto no significa que vaya a permitir a los países olvidar para siempre la consolidación fiscal. No hay que olvidar que para liberar los fondos europeos, es necesario presentar planes de reformas y Bruselas ha exigido a España medidas para reducir el déficit en partidas tan polémicas como la de las pensiones.