"Necesitamos alcanzar un amplio consenso sobre el futuro de nuestras reglas presupuestarias", ha reclamado este sábado el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis. Un consenso que por lo que se ha visto en el Ecofin informal celebrado en Eslovenia, de momento, queda muy lejos.
Mientras que los países nórdicos (liderados por Austria y Holanda) reclaman volver cuanto antes a los ajustes y la disciplina fiscal una vez superada la crisis de la Covid-19, los del sur (encabezados por España, Italia y Francia) piden relajar las reglas para no asfixiar la recuperación. La reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento encalla antes de empezar.
En la reunión de Eslovenia, los ministros de Economía de los Veintisiete han debatido una propuesta elaborada por el think tank bruselense Bruegel que consistiría en introducir en el Pacto una "regla de oro verde". Se trataría de excluir del cálculo del déficit público las inversiones en la transición energética.
Y es que para cumplir sus objetivos climáticos, la UE necesitaría una inversión pública adicional de entre el 0,5% y el 1% del PIB al año durante esta década. Un incremento difícilmente compatible con las exigencias de reducción de déficit y deuda que fijan las reglas presupuestarias vigentes, que están en suspenso desde el estallido de la pandemia pero volverán a aplicarse en 2023.
Esta "regla de oro verde" cuenta con el apoyo de España, Italia o Francia, que incluso quieren extenderla a otros tipos de inversiones públicas. Sin embargo, Holanda o Austria replican que de lo que se trata es de priorizar estas inversiones en los presupuestos nacionales en detrimento de otros gastos improductivos y no de cambiar las normas.
"Debemos aprender la lección de la crisis anterior. Lo que ocurrió fue que en 10 años el nivel de inversión neta se redujo gradualmente y al final llegó a cero y en muchos países fue negativo", ha destacado el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, que se alinea con las tesis de los países sureños.
"Si somos serios en nuestro empeño con la transición ecológica y digital, no podemos permitir una disminución similar. Por eso es útil discutir de qué manera, desde el punto de vista de las reglas, se pueden alentar estas inversiones públicas y creo que esto va en interés de todos los Estados miembros", defiende Gentiloni.
Las reglas han funcionado
"Las reglas han funcionado y deben aplicarse. Los años de prosperidad en la UE han demostrado que estas reglas proporcionan crecimiento y estabilidad. Deben aplicarse", replica el ministro de finanzas austriaco, Gernot Blümel, el promotor de la carta conjunta de 10 países nórdicos que rechaza relajar el Pacto de Estabilidad. Una carta que se ha presentado en el Ecofin de Eslovenia.
"Debido a la crisis del coronavirus, tenemos niveles de deuda más altos en todos los países. Desde mi punto de vista, creo que tenemos que prepararnos para la próxima crisis y eso significa reducir la carga de deuda durante los próximos años con el fin de tener suficiente margen presupuestario para reaccionar cuando la próxima crisis llegue", sostiene Blümel.
"Los que quieren relajar el Pacto de Estabilidad están constantemente usando nuevos argumentos. Ahora, la necesidad de inversiones verdes. El problema no son las reglas, sino que algunos países tienen demasiada deuda. Más deuda no resuelve el problema", ha criticado la ministra de Finanzas de Suecia, la socialdemócrata Magdalena Andersson.
En el extremo contrario, el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, ha resaltado que el Pacto de Estabilidad "no es un objetivo estratégico, sino un instrumento". A su juicio, el objetivo estratégico debe ser combatir el cambio climático y también reforzar la "independencia" de la UE frente a Estados Unidos y China. Y para ello la prioridad es impulsar la inversión pública.
Le Maire ha resaltado además que la crisis ha creado una "nueva situación económica y presupuestaria" en la que los países de la eurozona tienen niveles de deuda muy diferentes. Por ello, no se pueden exigir los mismos ajustes a un país fuertemente endeudado que a otro que apenas supera el umbral del 60%. No sería realista. "Necesitamos reglas más simples y adaptadas a la situación económica de cada país", sostiene el representante francés.
Eso significaría derogar la norma actual, que fija para todos los países un objetivo de reducción anual de una veinteava parte de la deuda por encima del umbral del 60%, y establecer una senda individualizada para cada Estado miembro. "Estamos comprometidos a reducir nuestra deuda pública, pero a un ritmo que no dañe ni ponga en riesgo la recuperación económica y el fuerte crecimiento que tenemos ahora", ha insistido Le Maire.
La Comisión Europea tiene previsto reactivar la consulta pública sobre la reforma del Pacto de Estabilidad durante el otoño, pero el debate se ha bloqueado ya antes de empezar. España, Italia y Francia quieren cambiar las normas antes de que el Pacto vuelva a aplicarse en 2023, mientras que los nórdicos no tienen ninguna prisa. "La calidad es más importante que la velocidad", alegan. El resultado final dependerá en buena medida del nuevo Gobierno alemán que salga de las elecciones del 26 de septiembre.
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