La inflación de la eurozona se dispara al 3,4% y mete presión al BCE para recortar estímulos
Se trata del nivel más alto en los últimos 13 años y ya ha desatado la inquietud entre los partidos que negocian el futuro Gobierno alemán.
1 octubre, 2021 13:13Noticias relacionadas
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La inflación de la eurozona se disparó en septiembre a su cota más alta en los últimos 13 años debido al aumento desbocado de los precios de la energía en todos los Estados miembros. El nivel de precios en los 19 países que comparten el euro subió un 3,4% en comparación con el año anterior, cuatro décimas más que en agosto, según la estimación preliminar publicada este viernes por Eurostat, la oficina estadística comunitaria.
La subida general de precios mete presión al Banco Central Europeo (BCE) para acelerar la retirada de los estímulos desplegados para combatir la crisis de la Covid-19, en particular la compra de deuda pública. Un programa de emergencia (PEPP, por sus siglas en inglés) que ha permitido mantener bajo control hasta ahora las primas de riesgo de España e Italia, los países más golpeados por la pandemia.
El aumento de la inflación se ha colado ya además en las negociaciones para formar el nuevo Gobierno alemán. El candidato liberal, Christian Lindner, que aspira al ministerio de Finanzas, ha expresado su alarma en Twitter y ha pedido "volver a unas finanzas públicas sólidas" cuanto antes. En Alemania, los precios han subido por encima de la media de la eurozona (4,1%).
Si se analizan los principales componentes de la inflación de la zona del euro, la mayor subida corresponde a la energía (17,4% frente al 15,4% de agosto); seguida de los productos industriales no energéticos (2,1% frente al 2,6% en agosto); alimentación, alcohol y tabaco (2,1% frente al 2,0% de agosto) y servicios (1,7% frente al 1,1% en agosto).
Por su parte, la inflación subyacente (que excluye los componentes más volátiles como son la energía y los alimentos no procesados) también ha aumentado del 1,6% en agosto al 1,9% en septiembre. Entre los países de los que hay datos, los incrementos más fuertes corresponden a Estonia (6,4%) y Lituania (6,3%). Al igual que Alemania, también España (4%) está por encima del promedio de la eurozona.
De momento, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, no se da por aludida en esta crisis de precios y sostiene que no hay motivos para retirar precipitadamente los estímulos. "El desafío clave es garantizar que no reaccionemos de manera exagerada a los choques transitorios de oferta que no tienen relación con el medio plazo, al tiempo que alimentamos las fuerzas de demanda positivas que podrían elevar la inflación de manera duradera hacia nuestra meta del 2%", ha dicho esta semana.
Lagarde admite que los precios seguirán subiendo en otoño, pero sostiene que este repunte es en gran parte temporal. Entre los factores que empujan los precios al alza, la presidenta destaca el fuerte aumento de los precios del petróleo desde mediados del año pasado, la reversión de la reducción temporal del IVA en Alemania y las presiones de costes derivadas de la escasez temporal de materiales y equipos, así como la reapertura de la economía tras la crisis de la Covid-19.
"El impacto de estos factores debería disiparse en el transcurso del próximo año", dijo el lunes en la Eurocámara. De hecho, el BCE prevé que la inflación de la eurozona se sitúe de media en el 2,2% este año y se modere después al 1,7% en 2022 y al 1,5% en 2023, muy por debajo del nuevo objetivo simétrico del 2%.
Sin embargo, la propia Lagarde admite que existen riesgos crecientes de que la subida de precios se acelere y se convierta en persistente. Eso ocurriría si la escasez temporal de chips y otras materias primas restringe la producción de manera persistente, algo que "podría repercutir con más fuerza a lo largo de la cadena de precios".
El otro gran riesgo para el BCE es que una inflación persistentemente alta acabe resultando en demandas salariales más altas de lo previsto, generando los temidos "efectos de segunda ronda" sobre los precios. La presidenta sostiene que estos riesgos todavía no se han materializado y por ello mantiene el rumbo. Pero los nuevos datos dan munición a los halcones nórdicos de Alemania, Austria y Holanda, que llevan meses reclamando reducir la compra de deuda.